Maratón de Navidad parte 3

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- Lástima que no durarán- comentó Angelina acercándose para que la escuchemos- tú qué opinas?-.

- Pobre Fred, no sabe en lo que se está metiendo, cuando se de cuenta de lo zorra que es la que tiene en frente...- respondió Alicia.

Fred y yo nos miramos, tenía ganas de matarlas, pero él, adivinando mis pensamientos, tomó mi mano, lo que hizo que las aguas se calmaran, al menos un poco.

- _____, crees que algún día van a madurar?- me preguntó Fred.

- Lo dudo, si continúan con los celos, probablemente jamás lo hagan, y nunca serán felices, siento lástima por ellas- le respondí.

Ambas nos miraban con desdén, como si fuéramos inferiores, pero sus miradas contenían odio y envidia, una de las peores combinaciones que existen.

No esperamos respuesta, y entramos.

- Las dejamos bien calladitas- comenté- pero eso no bastará-.

- Lo sé, tenemos las pastillas vomitivas, y sería una pena que se tragaran una triturada por accidente en sus bebidas- dijo Fred.

- Hay que hacerlo-.

- Suerte que siempre llevo unas en mi bolsillo- dijo, y me mostró las pastillas en su mano.

Nos acercamos a la mesa, sacamos dos copas con Hidromiel, y sin que nadie viera, les pusimos las pastillas trituradas.

- Ginny- la llamó Fred al ver a la pequeña pasar cerca nuestro.

- Qué pasa?- preguntó ésta.

- Necesitamos que nos hagas un pequeño favor- dijo Fred.

- Por favor, dale estas copas a Alicia y Angelina, diles que tu mamá te dijo que se las llevaras- le pedí.

- Sé lo que traman, y no quiero quedar pegada-.

- Nosotros nos haremos cargo de las consecuencias- agregó Fred- por favor-.

- Está bien, lo haré-.

- Gracias- le dije, y la pelirroja fue en busca de las víctimas.

- Molly va a matarnos- comenté.

- Lo sé, también sé que tratarán de vengarse-.

- Así es, lástima que no nos llegan ni a los talones- dije- cuánto tardan en hacer efecto?-.

- Es casi instantáneo-.

Ginny entró luego de un rato.

- Misión cumplida- nos dijo, y le guiñé un ojo.

Los Spinnet y los Johnson tuvieron que irse, debido al pequeño percance que habían sufrido sus hijas, y como ya eran los últimos, los Bell también lo hicieron.

Molly no dejaba de lanzarnos miradas asesinas.

- Fenomenal- nos dijo George.

- Súper- agregó Ron.

Luego de despedirse, Molly entró hecha una furia, debía distraerla, así que dije- la fiesta aún no termina-, y con un poco de magia, puse buena música para bailar.

Hasta el señor Weasley se nos unió. Bailamos toda la noche, hasta que pusieron un lento, Fred me agarró de la cintura con ambas manos, y yo posé mis dos brazos sobre sus hombros, juntandolos detrás. Estábamos pegados y apollé mi cabeza sobre su hombro.

- Quiero que este momento sea para siempre- le dije al oído.

- Te amo- me contestó, y nos besamos.

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora