Muggles...

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Desperté al día siguiente, pero Lee no estaba, en su lugar había una nota que decía: vuelvo para el almuerzo.

Bajé a desayunar y salí a recorrer el Callejón.

Entré al negocio de Quidditch para comprar unos guantes nuevos, ya que los míos se habían roto en el último partido, pero una escoba llamó mi atención, me acerqué a verla, era una Saeta de fuego.

- Bonita, no?- me dijo el vendedor- la más rápida del mundo-.

- Genial- comenté.

Luego fui a comprar chocolate para hacer una mañana de lectura. Volví al Caldero y subí, agarré el libro que estaba leyendo, "Orgullo y prejuicio", estaba bastante bueno, pero era muy descriptivo; abrí el chocolate, y me dispuse a leer.

Pasó una hora, y todavía Lee no llegaba, dos horas, y nada, recién pasadas las tres horas y media, Lee entró en la habitación.

- Buen día- me saludó.

- Hola, a dónde fuiste?-.

- Salí a correr a unos sitios muggles no muy lejos de aquí, y tú?-.

- Fui al Callejón a comprarme los guantes y chocolate, luego volví y me puse a leer Orgullo y prejuicio hasta que llegaste- dije poniendo el señalador en mi libro- cuando entré a comprar los guantes, vi una Saeta de fuego-.

- Wow, es la más rápida del mundo-.

- Así es, estaba bastante buena-.

- Mejor ni pregunto el precio-.

- Mejor- dije y bajamos a almorzar.

Luego del almuerzo, fuimos a un cine que quedaba a pocas cuadras, a ver una pelicula, que se titulaba "Monsters Inc". Compramos pochoclos y gaseosas, pero qué cosa deliciosa, entramos, y nos ubicamos en una butaca bien alta y al medio. Unos chicos de catorce años, entraron y se ubicaron delante nuestro.

La pelicula comenzó, pero los chicos de adelante no se callaban, hablaban, reían y se movían sin parar.

- Se pueden callar?, hay algunos que queremos ver la pelicula- les susurré, algunos rieron, y otros se miraron con caritas cómplices.

- Y si no quiero qué- me espetó uno de ellos, y los otros le festejaron el comentario. Yo no estaba para peleas, así que me limité a murmurar "idiotas".

- Qué dijiste?- me preguntó uno.

- Repitelo si te dan los huevos- dijo otro. La sangre me hervía, pero podía controlarme.

- Que son unos idiotas inmaduros- comenté sin mostrar alteración alguna.

- No debiste decir eso- dijo uno, y todos se miraron y asintieron. Durante el resto de la pelicula estuvieron, dentro de todo, callados.

Lee y yo salimos de la sala con los envases y envoltorios en la mano, los tiramos, y nos encaminamos al Caldero.

- Estuvo muy buena- comenté.

- Si- dijo alguien detrás de nosotros. Me di la vuelta, y pude ver a las cuatro chicos de adelante.

- A ti no te hablo- dije y seguí mi camino. Lee se había mantenido callado, y un poco tenso. Uno de ellos me tocó el hombro y me di la vuelta.

- Te crees muy ruda, eh?- dijo.

- La verdad que lo único que hice fue madurar, podrías probarlo, te sentaría bien- dije.

- Si madurara no podría hacer esto- dijo. Me agarró de la cintura y me acercó hacia él, pude sentir que nuestros labios se rozaban, y un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo, pero antes de que hiciera otra cosa, o de que Lee interviniera, le pegué un rodillazo en sus partes. Inmediatamente nos separamos, y soltó un gemido, seguido por una mueca de dolor. Lee se abalanzó sobre él, pero los otros tres se lo impidieron, y comenzaron a pelear; a pesar de que el que me besó no se unió, eran demasiados para Lee, así que tuve que intervenir, pero la inica forma efectiva era magia.

- "Atabraquium"- murmuré, y las manos de los 3 chicos quedaron atadas por sogas.

- Pero qué?...- preguntó uno, los demás intentaban desatarse, y miraban hacia todos lados sorprendidos. Lee estaba tirado en el piso con un ojo morado y el labio sangrado, me acerqué a él, lo ayudé a levantarse, y retomamos nuestro camino al Caldero.

Al llegar, le curé el labio con un simple hechizo, pero no logré nada con su ojo, iba a seguir morado.

- Gracias- me dijo cuando terminé.

- No fue nada, pero gracias a ti por defenderme-.

- Tuve que haber hecho algo antes de que... pasara- dijo mirando a la nada, como si recordara algo que le daba miedo- los muggles... ellos...- hizo una pausa y miró para abajo- me asustan-.

- Los muggles?- pregunté confundida, llevaba toda una vida viviendo con mi hermano y no lo sabía?.

- Si, cuando éramos chicos, un par de ellos, mayores a mi, me dieron una buena golpiza, desde ahí, procuro no acercarme mucho a ellos, pero lo que él te hizo estuvo bastante mal, nadie se mete con mi hermana-.

- Y le di una lección, a él y al resto- dije- son humanos, no son ni superiores ni inferiores, están hechos de carne y hueso, al igual que nosotros, algunos pueden ser un poco... malvados, pero no hay por que temerles-. Lee me miró y le puse el hielo en su ojo, hizo una mueca de dolor, pero luego sonrió.

- Te defendiste bien- comentó cuando me di la vuelta- y a mi-. Hice una sonrisa de satisfacción y asentí.

- Aveces se necesita un poco de magia para lograr la paz, no podía dejarte ahí tirado viendo como te golpeaban, tenía que hacer algo, pero lo próxima vez, procura que no sean tres contra uno- le dije arqueando una ceja.

- Jaja, lo intentaré- respondió.

Luego, nos fuimos a dormir, pero una duda surcó mi mente, ¿si le contaba a Fred, cómo tomaría aquel incidente?, se lo iba a contar, seguro no se enojaba conmigo, no había sido mi culpa, además Fred no era de enojarse por cosas como esas, tal vez se ponía un poquito celoso, pero ¿porqué?, si no pasaba nada entre ese tipo y yo. Las dudas invadían mi mente, así que abracé a Honey buscando consuelo, y pude sentir el aroma del Weasley al que amaba, era como estar con él, sólo que a kilómetros de distancia, como un lazo que nos unía, pero no era lo mismo, Fred se hallaba en Rumania, y yo en Londres...

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora