Honey

4.5K 235 84
                                    

Vi como todas las cabezas pelirrojas se perdían en la multitud hasta desaparecer, luego corrí a abrazar a Alicia ,que se había quedado donde había besado a George unos minutos antes.

- Te quiero amiga- me dijo.

- Yo a ti, nos vemos-.

- Chau- saludó con un último abrazo y se fue con su familia.

Luego saludé a Hermione y Harry, y me dispuse a buscar a Lee, pero no me costó mucho trabajo encontrarlo, ya que se hallaba de pie junto a un pilar bastante cerca.

- Hola- lo saludé.

- Lista?- preguntó.

- Lista- dije, y caminamos abrazados a tomar el autobús noctambulo.

Cuando llegamos, un muchacho nos recibió. Su nombre era Stan Shumpike.

- Parece que vienen de Hogwarts- dijo cuando el autobús arrancó.

- Así es- respondió Lee.

- Como me dijeron que se llamaban?- preguntó.

- Lee y _____- respondí yo esta vez.

- Cuántos años tienen?-.

- 13- contestó Lee- casi 14-.

- Y sus padres?- preguntó. Lee frunció los labios y yo miré para abajo - Oh- dijo, entendió que había tocado un tema tabú.

Durante el resto del viaje hablamos de Quidditch, sobre el nuevo buscador búlgaro, Víctor Krum, que estaba arrasando.

- Mi equipo favorito es Irlanda- comentó Stan.

- Yo soy más de los Búlgaros, pero Irlanda no esta tan mal, se encuentra entre los mejores del mundo- dije.

- Te gusta el Quidditch?- preguntó Stan sorprendido.

- Si, porqué tan sorprendido?-.

- La mayoría de las chicas con las que me encuentro no hacen más que hablar de maquillaje y peinados, me aburro- respondió. ¿Eso significaba que me encontraba divertida?.

- El nuevo buscador Búlgaro está arrasabdo- comentó Lee.

- Si, Víctor Krum, es bastante bueno, lleva apenas un año y ya se encuentra entre los cinco mejores, no me sorprendería que el año que viene ya sea el mejor- dijo Stan.

- Hasta ahora, no ha habido un partido en el que no halla atrapado la snitch- dije.

- Llegamos- indicó la cabeza parlanchina. Lee y yo bajamos los baúles con ayuda de Stan. Cuando me estaba pasando mi baúl, guiñó un ojo, pero hice caso omiso y seguí con lo que estaba haciendo.

Lee me siguió y entramos al Caldero chorreante. Nos atendió Tom, un viejo conocido de papá, y nos mostró nuestra habitación. Tenía dos camas separadas por una mesita de noche, un baño, placards, ventanas que enseñaban un hermoso paisaje del Callejón Diagon, un escritorio con una silla, y una mesa para dos.

- Que lo disfruten- nos dijo.

- Muchas gracias- agradecí. Tom asintió y bajó.

- Vamos a tener todo un verano sólo para nosotros- dije.

- Así es, podremos recorrer el callejón- comentó.

- E ir a algunos sitios muggles- seguí.

- La vamos a pasar genial-.

- Oí algo a cerca de los cines, dicen que son lugares donde se pueden ver películas muy divertidas-.

- Iremos al ci- no se que cosa también-.

- Las mejores vacaciones de hermanos... - comencé.

- Del mundo - terminó.

- Pero ahora desempaquemos y bajemos a cenar, fue un día muy largo- comenté y Lee asintió.

Luego de desempacar, bajamos y nos encontramos con nadie más y nadie menos que Hagrid.

- Hagrid!- saludé.

- Oh, los mellizos Jordan, cómo están?- preguntó sentándose en nuestra mesa.

- Muy bien- respondimos al unísono. En eso llegó la camarera y pidió nuestra orden. Lee y yo pedimos tarteletitas de calabaza.

- Y tú?- preguntó a Hagrid con pocas ganas.

- No, nada, sólo estoy de pasada-. Dicho esto, la camarera se fue.

- ¿Qué haces aquí?- le preguntó Lee.

- Nada, sólo me tomo unas vacaciones- respondió en tono relajado.

- Vacaciones?- dijo Lee.

- Si, Dumbledore suele darme dos semanas apenas terminan las clases- explicó- pero qué con ustedes?, cómo llegaron hasta aquí?- preguntó.

- Autobús Noctambulo- dije. Lee y yo nos miramos, de seguro Hagrid sacaba el tema de papá y mamá, pero no lo hizo, y se limitó a asentir.

- Bueno chicos, tengo que irme, debo juntarme con un viejo amigo en una cabaña no muy lejos, hasta pronto- dicho esto, se levantó y se fue. Al rato llegaron nuestras tarteletitas.

- Están ricas- comenté.

- No tanto como las que hacía mamá- dijo Lee, él miró para abajo y yo suspiré.

- La extrañas?- pregunté.

- Si, por más mal que nos halla hecho al abandonrnos, sigue siendo mamá, y tu?-.

- Yo... sinceramente estoy muy enojada con ellos, pero eso no quita el hecho de que siguen siendo nuestros padres, si algún día quieren reencontrarnos, no creo que estaría dispuesta a abrirles las puertas, abrieron una herida muy grande, sabes?, y no estoy segura de si algún día cicatrisará- expliqué, pero el hecho de pensar en su abandono ya no me dolía de la misma forma, antes me provocaba un pinchazo de dolor en el pecho, pero ahora me daba bronca, pensar que yo alguna vez había confiado en ellos, estaba decepcionada.

Lee asintió, y su sonrisa se transformó en una cara que no decía nada, una cara neutra.

Lo miré, le sonreí, y dije- vamos, no nos amarguemos sólo por ellos, no valen la pena-. Lee me miró y sonrió, pero fue una sonrisa forzada- Lee, mirame a los ojos- le dije tomando su mano, él levantó la cabeza y me miró- ellos se lo pierden, nosotros no hicimos nada malo-. Él se levantó y me abrazó, podía oir sus sollozos sobre mi hombro, cómo si estuviera reprimiendo el llanto.

- Te quiero mucho- me susurró.

- Yo a ti- le respondí.

Luego de eso, subimos a nuestra habitación. Nos pusimos los pijamas, nos dimos las buenas noches, y nos acostamos para dormir, pero en eso recordé a Fred, sus besos, sus abrazos, y me puse melancólica, pensar que me quedaban varios días y noches sin él, ¿cómo iba a sobrevivir?, necesitaba mi "droga", sus besos y su aroma, y me acordé del oso que me había regalado, pero estaba demasiado lejos, así que murmuré "accio", y el peluche se acercó hasta mis manos, le había puesto la campera con la que me tapó la última noche, su olor seguía impregnado. Esa noche dormí abrazada a Honey, mi oso de peluche, que, gracias a la campera, ahora tenía olor a Fred, era como dormir junto a él, pero no era lo mismo...

Sin Límites - Fred Weasley y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora