Capítulo 40: Invitados especiales

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Ari cargó a Sphintus en brazos sorprendiendo a Titus, quien de inmediato se levantó, pero el piso se le movió terminando otra vez sentado; seguía muy débil.

—Ari, no te molestes, en un momento llamo a alguien para que venga por ellos y los lleve a su habitación —dijo Titus, apenado de causar más molestias a la chica.

—No te preocupes, Titus. Déjame llevar a Sphintus a su recamara, merece un buen descanso después de todo lo que hizo —sonrió Ari.

—Ari, en verdad estoy muy agradecido por lo que hiciste, jamás voy a olvidar que has salvado a Marga —expresó Titus llevándose una mano al pecho.

—Ha sido un gusto ayudar a que Marga esté bien, pero recuerda que no lo hice yo sola, todos cooperamos —respondió Ari, miró con mucho cariño a Marga y sonrió gustosa de verla con su color natural de piel—. Luego regreso por Alibaba.

—¿Eh? —Titus la miró asombrado porque todavía tuviera energía para cargar al candidato a rey de Aladdin.

—Voy contigo, Ari-san —Aladdin se acercó a Marga y le depositó un pequeño beso en la frente. Luego recogió el bastón de su amigo—. También me iré a descansar Titus-kun, nos vemos mañana —se despidió más animado.

Titus dejó caer su cabeza sobre la cama junto a Marga, también se sentía agotado, pero quería mantenerse despierto por cualquier cosa que Marga llegase a necesitar. Los parpados los sentía muy pesados.

Aladdin abrió la puerta de la habitación para darle paso a Ari, le señaló la cama de su amigo donde Ari lo acostó con mucho cuidado, incluso la serpiente estaba dormida

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Aladdin abrió la puerta de la habitación para darle paso a Ari, le señaló la cama de su amigo donde Ari lo acostó con mucho cuidado, incluso la serpiente estaba dormida.

—No creo que a Titus-kun le importe que Alibaba-kun se quede ahí, Ari-san —dijo Aladdin acomodando el bastón de Sphintus—. También tú necesitas descansar, nos diste mucha de tu fuerza.

—Estoy bien, Aladdin, puedo ir por Alibaba para que él descanse en su cuarto y no le cause molestia a Titus —respondió Ari, mirando como Aladdin acomodaba la sabana sobre Sphintus—. Ustedes son realmente impresionantes, Aladdin. Tienen mucho poder en su interior.

El Magi levantó la mirada a los ojos de su amiga.

—Titus estaba dispuesto dar todo hasta desfallecer, qué bueno que lo detuviste, Aladdin —dijo más seria.

—Sí, me preocupé de que...

—¿De qué yo volviera a tomar su poder sin su permiso? —Ari bajó la mirada, desde que se lo dijo a Aladdin sintió que su confianza se había agrietado.

—No, no, Ari-san, no creas eso, por favor —pidió Aladdin de inmediato, dejando lo que estaba haciendo para acercarse a ella, agarrando sus dos manos—. No me dejaste terminar —Ari lo miró—, me preocupé de que Titus-kun lo diera todo y entonces eso causaría otro problema porque, aunque seamos Magis y con un poder tan grande, también tenemos nuestras limitaciones: si nuestro cuerpo no es capaz de soportarlo, puede causarnos un gran daño o incluso podríamos morir.

Magi: The New Magic AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora