Capítulo 13: El estrés de Jafar

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Jafar estaba descansando después del largo día de arduo trabajo con todos esos escritos que había hecho, disfrutaba de una taza de té caliente, pero fue interrumpido por Sinbad que le llevó un montón de rollos.

—Jafar, espero no molestarte, pero acabó de llegar esto y todavía no he terminado con lo que me pasaste en la mañana —sonrió Sinbad sin esperar respuesta de Jafar y terminó huyendo.

A Jafar se le formó una vena palpitante en la frente

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A Jafar se le formó una vena palpitante en la frente. Pero como buen subordinado de Sin, respiró hondo, contó mentalmente y luego soltó el aire despacio. Resignación. Dejó el té a un lado y se dispuso a tomar uno de los rollos para saber de qué se trataba.

Escuchó un alboroto que había ignorado por un rato, pero ahora se hacía más presente y le estaba causando un tic nervioso; estaba decidido a pedirles que guardaran silencio porque le empezó a provocar un fuerte dolor de cabeza.

Se asomó por el balcón y una bola de fuego estuvo a punto de golpearlo, pero lo eludió al agachar la cabeza, la lumbre lamió las paredes de su despacho y ante eso, él resopló, volteó hacia el frente y en el aire estaba Alibaba y Aladdin. El joven Saluja le daba la espalda ignorando su presencia, el chico usaba la espada de Amon como si fuera un bate de beisbol y Aladdin tenía varias bolas de fuego a su alrededor, listas para ser lanzadas.

—¡¿Qué diablos están haciendo?! —preguntó Jafar sin paciencia.

—Lo siento, Jafar, sólo estábamos practicando —respondió Alibaba un poco nervioso de ver al joven de pecas molesto.

—¡Están jugando, Alibaba es un pésimo bateador! —gritó Ari desde abajo en compañía de Pisti y Spartos.

Pisti se tapó la boca para no reírse y Spartos se llevó la mano a la frente, seguro cuando Jafar viera que las paredes por fuera estaban manchabas de hollín pegaría el grito en el cielo.

En un segundo, tanto Alibaba como Aladdin terminaron enrollados como crisálidas mientras que Jafar tenía cara de querer asesinarlos. Los dejó colgados por un rato.

Más tarde, Jafar fue a ofrecerles una disculpa a los chicos por su comportamiento. Los muchachos no tuvieron problemas en aceptarlas, pero también ellos se disculparon con él. Jafar más tranquilo se fue, pero Ari le dio alcance.

—¿Estás bien, Jafar? —le preguntó caminando a su lado.

—Sí, Ari, no te preocupes.

—Pero te ves preocupado y cansado.

—Es mi deber mantener al tanto a Sin de todo lo que sucede dentro y fuera de Sindria, como su mano derecha y amigo que soy. Debo de continuar con los pendientes, Ari, discúlpame por favor, pero se me hace tarde.

—Se nota que amas trabajar para el señor Sinbad, le pones todo tu empeño —sonrió Ari—. Eres una persona muy valiosa para el rey, sin duda el reino de Sindria no sería tan genial si tú no estuvieras aquí.

Magi: The New Magic AdventureWhere stories live. Discover now