Capítulo 54: Otro Rumbo

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Aladdin despertó confundido, se dio cuenta que estaba sobre una mullida cama y era de noche. Sphintus roncaba en la cama continua. Se tocó el pecho, el cual estaba vendado, apenas distinguió otros vendajes en los brazos y en la muñeca derecha. Quiso levantarse, pero el dolor lo aquejó de inmediato.

Se llevó una mano a la cabeza, encontrando otro vendaje. Judar lo lastimó más de lo que había pensado. Solo recordó que apenas montaron a la alfombra que los sacó del calabozo, se quedó inconsciente debido al agotamiento que le provocó haber abusado del magoi.

Esperaba a que fuera de mañana para ver a Alibaba y a Ari. Le gustaría que Ari lo consintiera un poco, estaba seguro de que ella no se opondría a eso.

Apenas la luz del sol se asomó por la ventana, Aladdin hizo que Sphintus se despertara, de tal modo que el joven mago terminó cayéndose de la cama, pero no reclamó al ver a Aladdin despierto. Sphintus se alegró tanto que se lanzó a abrazar al pequeño, quien no tardó en soltar quejidos de dolor. El joven de pelo blanco salió corriendo de la habitación para avisarle a los demás que Aladdin estaba despierto.

—Alibaba-kun —sonrió Aladdin al ver ingresar a su amigo.

—¡Aladdin! —Alibaba sonrió, pero en su mirada se notaba algo de preocupación—. Qué bueno que ya despertaste, ¿cómo te sientes?

—Adolorido, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente? —le había preguntado eso a Sphintus, pero el chico de lo emocionado que estaba no lo escuchó y se fue.

—Cinco días, Aladdin —contestó Alibaba—. Gastaste mucho magoi.

—Lo sé, Alibaba-kun... —Aladdin apretó las sábanas y miró hacia sus puños—, quería demostrarle a Judar que ya no era el mismo con el que se enfrentó en Balbadd... que yo era tan fuerte como él, pero resulta que todavía me falta mucho para llegar a su nivel.

—Aladdin, no tienes que llegar al nivel de Judar, tú eres mejor que él en todos los sentidos; sólo que esta vez peleaste llevado por el rencor que le guardas —habló Alibaba con suavidad.

El Magi levantó la mirada hacia el rubio. Luego la bajó, realmente avergonzado y frustrado, se llevó una mano al pecho. No había recuperado su flauta y le dolía saber que Judar también le arrebató el obsequio de Ugo. Era verdad lo que Alibaba dijo: dejó que el rencor saliera a flote. Inevitablemente unas lágrimas cayeron sobre la sabana.

—¿Aladdin? —Alibaba le levantó el mentón, descubriendo al pequeño llorando.

—Alibaba-kun, este es un sentimiento amargo que no quiero tener... —balbuceó el pequeño con las mejillas mojadas.

Alibaba lo atrajo, abrazando su cabeza.

—Tranquilo, Aladdin, es de humanos tener esos sentimientos —le susurró.

Pasaron unos minutos, donde Aladdin se desahogó, agradecido de que Alibaba estuviera ahí.

—Alibaba-kun, ¿y Ari-san? —preguntó mientras se secaba el rostro.

—Ari... —el nombre de la chica quedó atrapado en su garganta.

—¡Aladdin! —exclamó Titus al hacer presencia, junto a él venía Marga quien prácticamente saltó a la cama y abrazó al Magi.

Marga estaba llorando y lo abrazaba con fuerza, a pesar del dolor, Aladdin no emitió quejido alguno.

—Aladdin onii-san, ¿tú sabes dónde está Ari onee-san? —preguntó Marga, suplicante.

—¿Qué? —Aladdin pestañeó, asimilando lo que Marga dijo.

—Ari no volvió con nosotros, Aladdin —declaró Alibaba con voz queda.

Magi: The New Magic AdventureWhere stories live. Discover now