Capítulo 28: Esperanza

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Por medio de una bola de cristal de color rosa con violeta, Marusa observó lo sucedido en Hardam, al momento de que la Estrella de Salomón invadió el cielo y vio el Rukh blanco inundando todo el lugar, tiró la esfera con saña al piso rompiéndose en mil pedazos.

—¡Malditos niños! —Marusa poseía una mirada de odio—. Tanto que me costó hacer que esa ciudad estuviera a punto de caer por completo... mi padre hubiera estado orgulloso porque le abrí otra puerta... pero esos mocosos tuvieron que echarlo todo a perder y ahora por culpa de ese Magi no podré regresar a Hardam... La próxima vez que me tope con ellos no voy a dudar ni un segundo en eliminarlos.

Miró un trozo de vidrio que seguía transmitiendo lo que estaba sucediendo, y algo llamó su atención que de inmediato recogió el pedazo.

—Esa lanza que tiene esa niña se ve que es muy poderosa —sonrió cuando un pensamiento empezó a rondar dentro de su cabeza.

• • •

A Alibaba y Aladdin les escurrió una gota de sudor cuando vieron a Ari salir corriendo y gritando que la querían matar, luego tras de Ari salió corriendo una chica veinteañera de cabello café y ojos color miel con una gran jeringa en la mano. Los dos tragaron saliva, intimidados por la gran aguja.

—¡Señorita, es por su bien! —gritó la joven.

—¡Suéltame, animal! —exclamó Ari, furiosa porque el chico de pelo morado la había atrapado.

—¿Te está causando problemas, Vera? —preguntó él bastante divertido por cómo Ari se retorcía.

—Es una chica muy enérgica, Lay —contestó la muchacha con una sonrisa nerviosa.

Aladdin y Alibaba cerraron los ojos al ver cuando la chica inyectó a Ari y esta ahogó un grito.

—Te odio —gimoteó Ari a Lay.

Pero Lay empezó a reírse, sumamente divertido.

A los tres les dieron un cuarto no muy grande con una cama donde solo cabían dos. Lay se encargó de llevarle todas sus cosas y les pidió una gran disculpa por su comportamiento.

Aladdin fue el primero en acostarse y Ari se sentó en la orilla de la cama. Estaban esperando a que Alibaba llegara porque todavía estaba siendo atendido por Vera.

—Ari-san, hace rato tuve mucho miedo de perderte —admitió Aladdin.

Ari empezó a acariciarle la cabeza suavemente.

—Y yo a ustedes, Aladdin —confesó Ari—. Pero no pasó, estamos bien.

—Fue difícil, no nos habíamos enfrentado a algo así —dijo Aladdin, sintiendo somnolencia, no sólo por lo agotado que estaba, también por la dulce caricia.

—No estábamos preparados para algo así, sin embargo, sirvió para darnos cuenta de que si unimos nuestra fuerza, podemos lograrlo —sonrió Ari.

—Pero me preocupa el nivel de poder de Marusa como para hacer que la oscuridad se contagie por medio de las mordidas —emitió Aladdin.

—Es preocupante, Aladdin, pero por el momento, es mejor que descansemos, fue un día muy largo para todos.

—Es verdad, Ari-san —aceptó Aladdin y en verdad que estaba agotado.

—Duerme mi pequeño —susurró Ari que no dejaba de acariciarle la cabeza con ternura.

Aladdin le sonrió y asintió. Se ruborizó cuando Ari le dio un beso en la frente.

Magi: The New Magic AdventureWhere stories live. Discover now