Capítulo 12: La curiosidad de Yamuraiha

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Aladdin fue a visitar a Yamuraiha a su laboratorio, quería saber cómo estaba Magnostadt, preguntar por sus maestros de la academia y también aprovechar para platicar sobre Arisha. Yamuraiha lo recibió con entusiasmo y le dijo que Magnostadt se estaba recuperando era cuestión de poco tiempo para que volviera a ser una ciudad resplandeciente, que Matal Mogamett se sentiría orgulloso.

—Por cierto, Aladdin. Los profesores de Magnostadt estuvieron de acuerdo en que te quedaras con el bastón de mi querido maestro y padre —la maga se lo entregó y los ojos de Aladdin se inundaron en lágrimas.

—¿Están seguros? ¿Soy digno de tenerlo en mis manos? —preguntó Aladdin pasándose el dorso de la mano para quitarse las lágrimas.

—Claro que sí, Aladdin. Estoy segura que él estará feliz de que tú te quedes con su bastón —sonrió Yamuraiha, también con ganas de llorar.

Aladdin aceptó el bastón con mucho honor e hizo una leve reverencia. Significaba mucho para él.

—Yamu-san —Aladdin se puso serio luego de unos minutos—. Quiero hablarte sobre Ari-san.

—Estoy enterada, Aladdin —dijo ella, acordándose que Sinbad la mandó a llamar precisamente por la joven—. Arisha no es su verdadero nombre y sus recuerdos son a partir del día que los conoció a ustedes. Sé que intentaste ver a través de la Sabiduría de Salomón y que la chica no manifiesta su Rukh ni magoi —recapituló.

Aladdin asintió. Había otros detalles que su maestra no sabía y que apenas se habían manifestado al día anterior. Abrió los ojos cuando recordó como Ari se quejó por el mal sabor de la pócima, pero no tanto por eso, si no sus palabras: «¿Por qué las pociones curativas deben tener un sabor tan horrible? ¿Acaso está reglamentado o qué?» Fue una reacción natural, tal vez Arisha antes había consumido pociones curativas que tuvieron mal sabor y su cerebro lo asoció de inmediato. Aladdin le hizo saber ese detalle y lo el hecho de que Ari pudo tocar el fuego que Alibaba emanaba sin quemarse, dejando a la maga muy pensativa.

Yamuraiha de repente se levantó haciendo que la silla se cayera, sus ojos brillaron de emoción.

—¡Quiero verla en acción! —dijo Yamuraiha, entusiasmada.

A Aladdin no le quedó de otra que seguir a su maestra. Fueron por Alibaba que estaba en pleno entrenamiento y a Yamuraiha no le importó recibir los reclamos y uno que otro insulto por parte de Sharrkan por llevarse a su alumno. Luego fueron a donde Masrur y Ari estaban entrenando. Aladdin subió a Alibaba a su turbante mientras que Yamuraiha subió a Ari en su bastón, pero Ari se asustó tanto que terminó colgando y de algún modo hizo que la maga perdiera el equilibrio, yéndose las dos en picada.

—¡Yamu-san, Ari-san! —gritó Aladdin dispuesto a ir por ellas.

Sin embargo, Ari terminó cayendo de pie y atrapando a la maga entre sus brazos.

—¿Estás bien, Yamu? —preguntó Ari.

Yamuraiha parpadeó incrédula, no estaban muy lejos del suelo, pero un buen golpe sí se iba a dar. Estaba sorprendida por los reflejos de la chica.

Ari dejó a la maga con cuidado sobre el suelo, Aladdin y Alibaba aterrizaron, también sorprendidos.

—No llevas ni un día entrenando con Masrur y ya se ven los resultados ¡Eres impresionante, Ari! —felicitó Alibaba, sonriente.

—No exageres, Alibaba —respondió Ari, apenada por el halago.

Aladdin y Yamuraiha compartieron una mirada de sentir pena ajena por los dos.

—Los he traído aquí... bueno, no exactamente aquí porque fue un aterrizaje forzoso, pero eso ya no importa, porque quiero saber un poco de ti, Arisha —habló Yamuraiha sin poder ocultar la emoción que sentía.

Magi: The New Magic AdventureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora