Capítulo 15: Unión

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El pequeño Magi se quedó en la habitación de Arisha, ella se durmió profundamente al poco tiempo. En cambio, él estaba despierto mirando por la ventana, preocupado por la situación; le dolía que Alibaba terminó lastimando más a Ari por querer protegerla. Vio a Alibaba caminando hacia el edificio, ya era bastante tarde por lo que decidió ir a su encuentro.

—Alibaba-kun.

El rubio pegó un brinco de susto llevándose la mano al pecho.

—Aladdin, casi me matas —reprochó Alibaba, pálido.

—Alibaba-kun, eres un idiota —regañó Aladdin sin contemplación—. En tu afán de proteger a Ari-san, terminaste lastimándola más. Ella no le importó lo de las quemaduras porque era consciente que fue un accidente. También me sentí culpable al igual que Yamu-san, pero Ari-san nos perdonó de inmediato.

—Ya lo sé, Aladdin —Alibaba se agarró la cabeza con desesperación—. Fui muy cruel hace rato, ¿crees que no me siento fatal?

—Sí lo creo —afirmó el pequeño—. Por eso tienes que disculparte con Ari-san.

—¿Crees que me perdone? —preguntó Alibaba, frotando su brazalete.

—No lo sé, tienes que averiguarlo por ti mismo, Alibaba-kun.

Alibaba se enfadó por no sentir el apoyo de su amigo.

—Pero por esta noche me quedaré con ella. Hasta mañana, espero que tu consciencia te dejé dormir, Alibaba-kun —sonrió travieso antes de volar hacia la habitación de Ari.

• • •

Alibaba amaneció con ojeras, había pasado una terrible noche y se andaba muriendo de sueño que estuvo a nada de dejar caer su cabeza en el plato de comida.

Pisti, Spartos, Masrur y Jafar estaban desayunando tranquilamente.

—Buenos dí... as —saludó Sinbad cambiando de tono alegre a uno opacado al ver al chico—. ¿Pasaste mala noche, Alibaba? O ¿te fuiste con Sharrkan de parranda?, porque él apenas llegó hace un rato.

Alibaba le dirigió una mirada cansada al rey. Ojalá hubiera sido por haberse ido con Sharrkan el motivo de su desvelo. Era la maldita culpa que lo estaba consumiendo.

Ari bajó a desayunar, ella traía los ojos hinchados de tal modo que los tenía abiertos a duras penas. Aladdin también lucía unas ojeras e incluso bostezó, se quitó las lagrimillas con el dorso de la mano.

—Bue... creo que mejor me callo —dijo Sinbad limitándose a agarrar la fruta servida—. Por lo visto ninguno de mis invitados pasó buena noche —murmuró antes de meterse un pedazo de sandía a la boca.

Alibaba apretó los puños con fuerza, frustrado por ser el causante de que Ari hubiese pasado una mala noche.

—Arisha, ¡no tengo inconveniente que me toques! ¡Tócame todo lo que quieras! —habló Alibaba de golpe levantándose de su lugar que hasta tiró la silla.

Sinbad terminó escupiendo la sandía y empezó a darse de golpes en el pecho. Miró asustado a Alibaba y también a Arisha. ¿Había escuchado bien?

No sólo él estaba impresionado, también los generales que lo acompañaban: Jafar se le cayó el tenedor; Spartos hasta se le agitó el fleco dejando ver su otro ojo; Masrur apenas abrió un poco más los ojos y; Pisti se le dibujó una sonrisa pícara y miraba con sugerencia al rubio.

—¿De qué hablas, Alibaba? —preguntó Jafar notablemente alarmado.

—Pero qué travesuras andan haciendo ustedes dos, ¿eh? —Pisti miraba a Alibaba significativamente.

Magi: The New Magic AdventureWhere stories live. Discover now