Capítulo 11: Cena en familia

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Alibaba necesitaba sacar ese poder porque sentía que, si no lo hacía terminaría incinerando algo. Apenado, expuso su sentir y a Ari se le iluminaron los ojos.

—¡Ya sé! Alibaba, usa tu poder contra nosotros. Así tanto Aladdin como yo entrenaremos. Aquella vez en ese país de magos, cuando fueron atacados por el ladrón, Aladdin hizo una burbuja para protegerse. Pero lo interesante aquí, será que él también responda a tus ataques. ¿Qué dicen?

—Suena interesante, Ari-san —apoyó Aladdin—. Pero necesito un bastón de madera para que mi magia fluya mejor.

Ari se puso un dedo en el mentón, pensativa. Luego chasqueó los dedos y se fue corriendo. Regresó con una espada de madera para practicantes.

—Las vi cerca de la entrada, después de todo este es un campo de entrenamiento, ¿no? —dijo Ari—. Así que, Alibaba: ¡Da lo mejor de ti!

—Pero... —Alibaba se rascó la mejilla, dudando de hacerlo o no—. Aladdin podrá protegerse, ¿pero tú?

—Quiero ser rápida y para eso tendré que esquivar tus ataques, además siento que no me harán daño —sonrió Ari, confiada.

Alibaba terminó accediendo. Se equipó con Amon y sólo avisó que estaba listo. Empezó a lanzarles ataques de fuego a sus amigos.

Aladdin usó el Borg para protegerse a él y a Ari, pero ella le dijo que le quitaba lo divertido al entrenamiento. Así que se dedicó a responderlos con ataques de agua a Alibaba que los bloqueaba y el agua se volvía una cortina de vapor. Por su parte, Ari las esquivaba, hubo unas que alcanzaron a darle, pero cómo había dicho, no le causaron daño alguno, sólo bailaban unos cortos segundos sobre ella y luego desaparecían.

Duraron varios minutos con el entrenamiento, hasta que Alibaba bajó más por ver como Aladdin y Ari estaban jadeando, entendía que la chica se hubiera cansado más después de la muestra que tuvo con Masrur, pero Aladdin dejaba claro que había perdido condición.

El pequeño Magi se dejó caer, luego lo hizo Ari a su lado y Alibaba se les unió, dejando al niño en medio de los dos.

—Deberíamos subir y bajar las escaleras que van del palacio al centro de Sindria —propuso Ari.

Tanto Aladdin como Alibaba levantaron la cabeza para mirarla como si estuviera loca, en cambio, recibieron como respuesta una amplia sonrisa.

• • •

Por la tarde, los tres fueron a dar un paseo mediante el turbante mágico, al principio a Ari le dio algo de miedo por lo que se aferró a Alibaba, pero al cabo de unos minutos, terminó acostumbrándose. Desde la altura en que estaban, podían apreciar perfectamente el esplendoroso atardecer sobre el reino de Sindria. Era espectacular, cautivando a los tres chicos.


Regresaron de noche para cenar. En el comedor había unas personas que Ari no había visto antes, y quedó sorprendida de ver a un hombre gigante e imponente de cabello azul y ojos dorados. A una niña como de doce años, rubia y muy linda, a una mujer joven muy hermosa de cabello color aguamarina que usaba unas conchas que cubrían sus generosos pechos; un muchacho de aspecto tímido de cabello rojo oscuro con un fleco grafilado que cubría uno de sus ojos. Pero al ver a un hombre verde quedó impactada que dio un paso hacia atrás.

—¡Un lagarto gigante en dos patas y vestido! —señaló Ari con miedo.

Todos esos personajes estaban acompañados por Sinbad, Jafar, Masrur y Sharrkan, pero en esos momentos ella los había ignorado por completo. Definitivamente, el hombre verde fue el que más atención llamó de todos.

Magi: The New Magic AdventureWhere stories live. Discover now