TREINTA Y UNO

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La semana de entrega de trabajos seguramente lo mataría, eso pensaba Seokjin, al ver a Taehyung roncando con los ojos abiertos, mientras escribía en el cuaderno con una cuchara.

— Taehyung, ¿Estás bien? — preguntó preocupado llegando hasta él. El chico no lo miró. — Taehyungie...

— La vida es dura, pero más dura es mi verdura. — murmuró y luego miró al mayor. — ¿Ya sacaste a pasear a Marta?

— ¿Quién es Marta? — preguntó el pelinegro confundido.

— La perra que habla. — se encogió de hombros.

— Te he dicho que no está bien que le digas así a Baekhyun, es mayor que tú. — reprochó frustrado Seokjin.

— Te coquetea cada vez que te ve, todavía no entiendo cómo es que lo estás dejando quedar en nuestro hogar. — se quejó con un puchero infantil.

— Ya te dije, que Chanyeol me pidió el favor, Baekhyun se quedó sin dónde dormir porque están fumigando su departamento. — explicó Seokjin por decimotercera vez, pidiendo paciencia al cielo.

— Ya que estamos, que pague renta, se ha estado comiendo mi cereal, Hyung. — refunfuñó bajito.

— Te compraré más, así que ya deja de pelear con él. — sentenció con autoridad. — Ahora ve a dormir, llevas haciendo dibujos con la cuchara como media hora.

Taehyung entonces se percató de lo que traía en su mano bastante sorprendido y frustrado.

— Juro que esto era un lápiz, Hyung. Seguramente Marta tuvo que ver con esto. — inquirió con sospecha, mirando la cuchara.

— Baekie ni siquiera está en casa, está en su turno en la oficina. — suspiró, dándose cuenta que esa conversación no llevaría a ningún lado y se acercó para tomar al menor cargado, que rápidamente se aferró a él con brazos y piernas muy gustosamente.

Lo llevó hasta la habitación y lo dejó con cuidado sobre la cama y cuando se iba a ir, Taehyung no deshizo su abrazo.

— No, Jinnie, quédate a dormir conmigo. — suplicó bajito viendo al adverso con carita de perrito triste.

— Tengo que adelantar la tesis y lavar la ropa.

— Sólo un ratito, hyungie, ¿Si? Hazlo por Taetae. — pestañeó hacia Seokjin, quien sólo resoplo bajito, acomodándose al lado del chico, que rápidamente se acomodó entre sus brazos.

— Lo único que me gusta de que Marta esté aquí, es poder compartir la cama contigo, eres mejor que cualquier almohada. — expresó Taehyung poniéndose cómodo, frotando su mejilla sobre el hombro del mayor y quedándose dormido poco tiempo después.

Si algo le había asombrado a Jin de lo que había pasado, era que después de las peleas con el chico y todo lo esquivo que fue, el resultara siendo una masita cuando estaban solos. No que siempre fuera así, pero cuando tenía sueño se volvía prácticamente un bebé mimado al que el mayor no podía negarle nada por lo adorable que era y claro que Taehyung se había aprovechado de eso. Como hace cuatro días, la primera noche en que Baekhyun había llegado a quedarse en casa, y el menor apareció en su puerta a mitad de la noche diciéndole que por favor durmiera con él, para que Baekhyun ocupara la cama de Jin, porque le daba pesar que Baekhyun estuviera durmiendo en el sofa, con una carita tan adorable que no pudo decir que no.

Lo curioso fue que cuando fueron a despertar a Baekhyun este pareció ladrar entre el sueño.

Baekhyun y Taehyung no se llevaban realmente mal, pero les gustaba molestarse mutuamente. Taehyung empezó a mofarse de él, ladrando cada vez que lo veía y Baekhyun en respuesta le coqueteaba a Jin porque sabía que eso le ponía celoso.

Así fue que Baekhyun se ganó el apodo de Marta, según Taehyung. Jin ya no se cuestionaba las cosas. Decían odiarse, pero luego Jin llegaba a casa y los encontraba peleando mientras jugaban videojuegos juntos.

Entre tanto, las cosas eran muy tranquilas estos días. La relación con el menor, aunque no había ninguna etiqueta de por medio se hacía cada vez más íntima, cayendo en una rutina más similar a la de una pareja de varios años de casados a la de una que supuestamente se tendría que estar conociendo.

Pero estaba bien, se sentía cálido. A Jin le gustaba esa familiaridad que nunca había experimentado con alguien jamás, porque era como si pudieran entenderse sin palabras, cada día más iban desarrollando telepatía, entendiéndose solo con miradas.

Como cuando parecieron tener una conversación a punta de monosílabos para elegir el desayuno. Baekhyun dijo que daban miedo.

Aún así, no habían avanzado en los términos concretos más que un par de citas más, pero ningún otro contacto significativo.  (aunque claro que dormir juntos cada noche lo era, Taehyung dormía maravillosamente con su jinniealmohada).

Eso tenía pensando a Seokjin últimamente. Sabiendo que ya se había colado en lo que sea que habían empezado, era consciente de que ya no se podía echar para atrás, aunque ahora es que en verdad no quería. Y maldita sea si eso lo hacia egoísta, pero era fácil ver los ojitos de ese chico que parecían mirarlo como si tuviera galaxias en los ojos para saber que mientras fuera posible, no sé alejaría de él.

Estaban yendo a su propio ritmo, lento para algunas cosas y muy rápido para otras, pero le gustaba, porque era de ellos y eso lo hacia especial.

Quería creer que tendrían un bonito futuro juntos. Los dos encajaban bien, tenían personalidades complementarias, en las que Taehyung respetaba cuando sabía que quería estar solo, y el mayor siempre estaba ahí cada vez que el chico quería desahogarse con alguien.

Habían pasado ya unas seis semanas desde esa primera cita y cada día se hacía más fácil para Seokjin el volverse en sus términos más y más egoísta. Aunque también crecía un temor latente, que lo atacaba durante las noches cuando en ocasiones no podía dormir.

Si Taehyung se enterara... Si Taehyung lo supiera todo... ¿Seguiría viéndolo de la misma manera?

Le helaba la sangre pensar en que algún día el menor tendría que enterarse de su pasado y huyera. Sin importar la promesa del menor de que no preguntaría nunca al respecto, sabía que eventualmente el lo sabría.

Taehyung lo dejaría en ese momento, estaba seguro.

Observó las facciones suaves de Taehyung mientras dormía, su respiración acompasada le dejaba aire caliente sobre el pecho que parecía dejar cálido su corazón también. El chico era tan precioso, que a veces le dolía mirarlo.

Sabía que los ojos de galaxias del menor hacia él tenían una fecha de vencimiento. Pero lo ignoraría ahora y disfrutaría lo más que pudiera a aquél angelito que alegraba sus días y que ahora tenía entre sus brazos.

Con ese pensamiento, Seokjin también cayó dormido.

My Roommate ✘ k.th + k.sjWhere stories live. Discover now