CUARENTA Y SIETE

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El bálsamo le ayudaba a las heridas abiertas de sus brazos pero lo que no le ayudaba era los dedos apurados de su madre al echarlo, que le traía ciertas punzadas de dolor reflejadas en contracciones de su rostro, su novio las reflejaba como si por empatía lo sintiera en carne propia. Le causaba gracia.

— Es suficiente, mamá. — trató de tranquilizarla con una mano, la señora fue rápida en quitarla de un manotazo.

— Yo decido cuando sea suficiente. — respondió con tenacidad retándolo.

— Deja a tu mamá consentirte, Taehyung. — aportaba Jin apoyado desde la puerta.

—¿Viste? Hasta tu novio es más considerado con tu madre que tú, mi propio hijo. — suspiró dramática y el menor solo rodó los ojos.

— Te dije que no era necesario que vinieras solo por este pequeño incidente. — se quejó por enésima vez bajandose las mangas que estaban subidas en sus brazos.

— Si por pequeño incidente lo consideras cuatro suturas, una contusión y dos fisuras en las costillas tengo miedo de lo que consideres un gran incidente. — comentaba Jin echándole más leña al fuego, Tae le dedicaba una muy mala mirada.

— Además llevaba tiempo postergando esta visita. Tenía que ver dónde vives, como vives y con quién vives. — su madre se colocaba de pie caminando hasta la cocina como si de la dueña de la casa se tratara. Jin la seguía.

— ¿Desea que la ayude en algo? — le preguntaba a su suegra quien le entregaba un tarro de kimchi a medio hacer y unos guantes.

Con una pequeña reverencia fue hasta el sillón de la sala sentándose al lado de Taehyung y comenzando a amasar con ahínco.

—¿Me puedes recordar porque no me dijiste que mi madre vendría? — su voz baja ante la presencia de la susodicha hizo que el mayor lo mirara con una ceja alzada.

—Porque no lo sabía, solo me llamó esta mañana a que fuera recogerla.—- respondió igualmente. — No podía ignorar a mi querida suegra.

— Una advertencia hubiera sido linda, habría limpiado mi cuarto y me hubiera puesto algo de maquillaje. — se tocó la ligera cortada en su pómulo.

— Ya ni usabas tu cuarto por dormir conmigo, hoy si tendrás que hacerlo. Podemos acomodar a tu madre en mi cama y yo tomaré el sofá. —meditó el mayor.

— O acomodamos a mi madre en mi cama y dormimos juntos en la tuya. —le hizo ojitos, Jin solo negó con la cabeza.

— Tu madre nunca nos dejaría dormir juntos en su presencia y ya te dije que no pienso dormir contigo hasta que sanen tus fisuras, me aterra lastimarte. — Jin se quitó uno de los guantes y le acarició la mejilla con ternura, el menor sintió como está se ponía cálida.

—Lo sé — suspiró y le hizo un puchero. — es que te extraño mucho, amor.

—También te extraño, pero tienes que recuperarte primero y no es negociable. —le picó la nariz.

—Kim Seokjin, tus manos que se dediquen al kimchi —regañó su suegra haciendo que el mayor se alejara como si Taehyung quemara.

—Si, señora. —diligentemente comenzaba a masajear el kimchi en sus manos.

Taehyung se quedó un rato mirando la escena. Su madre en su cocina le causaba una sensación de añoranza, no se había dado cuanta de cuánto dió por sentada esa imagen y cuánto la había extrañado al mudarse solo. Claro que no fue tan difícil gracias a que Jin la había reemplazado. Jin le había ayudado tanto a poderse a adaptar a una nueva vida en esa ciudad salvaje que estaba agradecido. Su mirada se posó sobre el mayor, estaba agradecido por muchas otras cosas más, por tenerle paciencia, por enseñarle sobre la vida y... Sobre el amor.

Su agradecimiento no se traducía en confianza. Quería creer que ese amor lo podía todo pero no quería arriesgarlo, no cuando todo era tan frágil y llevaban tan poco tiempo juntos. No cuando el mayor tampoco se abría con él. No cuando justo ahora su propia mierda volvía para ser lidiada. Era demasiado.

Llevaban muy poco tiempo para que el amor fuera incondicional. El amor no tendría porqué ser incondicional. El único amor incondicional era el de los padres. Con eso su foco volvía a su madre. No podía culparla realmente de estar allí, después de todo ella siempre se había encargado de consentir especialmente a su primogénito por más dura que pudiera ser a veces y es por eso que le partía el corazón que lo hubiera visto así.

Las dos personas más importantes de su vida lo había tenido que ver ahora, con la mierda hasta el cuello. Dos personas que no tenían ni idea de que esa mierda se lo buscó el mismo desde hace mucho tiempo. Tal vez la verdadera mierda era él, pensó.

Sus pensamientos autopeyorativos fueron interrumpidos por unos toques en la puerta que su madre atendió rápidamente.

— ¡Que bueno verte! Ya me andaba preguntando si vendrías a verme.— Escuchó en la puerta.

—Claro que tenía que venir a verla, tía. —sus hoyuelos le daban encantó a su sonrisa mientras pasaba con una bolsa llena de cosas y la dejaba en el mesón de la cocina. — También traje cosas para Taehyung.

—Ah, Namjoonie es muy buen primo, ¿No es así? — consentía su mamá encantada.

Taehyung se fijó en su novio quien estaba con una postura sumamente tensa.

- Por supuesto, siempre he estado muy pendiente de él. Tanto como mis propios quehaceres me lo permiten. - se llevó la mano al pecho.

- Ah, supongo que entonces ya conoces a su pareja, Kim Seokjin, ¿No es así? - tanteaba la señora quien le señalaba al susodicho. Namjoon seguía la vista.

- No sabía que ya eran novios. - comentó seco mirando esta vez a Taehyung quien cerró sus manos en puños no gustándole nada la situación. No se había percatado de que Jin había comenzado a temblar a su lado.

- No tengo porqué comentarte cada pequeño asunto de mi vida. - se defendió.

- ¡No seas grosero con tu primo, Taehyung! El solo se preocupa por tí - le regañó su madre.

- Pues tiene unas formas muy curiosas de demostrarlo. - lo miró de arriba a abajo, lo que causó que su primo rechistara por lo bajo.

- Eomeoni, tengo que salir un momento me escribieron que fuera al trabajo. Volveré en cuanto pueda. - con voz temblorosa, Jin hizo su retirada por la puerta.

Taehyung no se había percatado de en que momento se paró siquiera, era como si la presencia de Namjoon volviera a su novio minúsculo e invisible. No le gustaba. No le gustaba para nada.

- Parece un buen muchacho, tiene un rostro muy angelical. - comentó su madre asintiendo a la puerta cerrada para luego seguir con la comida.

-No estaría tan seguro, tía. - la voz de Namjoon parecía cargada de veneno. - Caras vemos, corazones no sabemos.

- ¡Su corazón es hermoso! Tu no sabes nada. - defendió Taehyung, cada segundo más indignado.

- Tu tampoco.

- ¡Suficiente los dos! - regañó su madre. - Namjoon ve a terminar ese kimchi y Taehyung comienza a respetar a tus mayores.

Los dos resignados por el regaño asintieron a regañadientes. Pero el pecho de Taehyung se sentía muy muy pesado.

¿Jin estaría bien?

Maratón (1/?)

My Roommate ✘ k.th + k.sjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora