Capítulo 69. Epilogo: Hoy sí es un día ideal

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Epilogo 

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Epilogo 

Catorce de junio. Un año después de la desaparición de Mara.

Nunca había visitado el cementerio de Efren a pesar de que tenía un año viviendo allí. Nunca consideré el ir porque siempre creí que estaría concentrada por completo en mis estudios y beca.

Era confuso encontrar la tumba por la que estábamos cuando todas se parecían. Sin embargo, Lohan sabía perfectamente hasta dónde debía llegar. La lluvia caía con fuerza y nos hizo llevar unas grandes sombrillas para cubrir nuestro vestuario negro como respeto por quién visitábamos.

Nos detuvimos justo en una lápida en específico y solo contemplamos el descanso eterno de tan brillante personalidad que ahora estaba en nuestros pies.

Conley, que llevaba un ramo de rosas muy acentuadas de color rosa, las dejó en el pie de la piedra. Seguido de ella lo hizo Karter, Lohan, Amaya y luego yo. Los cinco contemplamos por unos segundos, mientras que el sonido de la lluvia permanecía sobre cada uno de los paraguas. El nombre escrito en la tumba me trajo recuerdos no tan gratos como creía, haciéndome suspirar al sentir que, a pesar de mis agrios sentimientos hacia ella. Tenía la sensación de que su final fue algo crudo para una persona como ella.

Debajo del nombre, había una cita bastante corta: «Para nosotros, siempre serás perfecta» —Efren.

Una pequeña mueca salió de mí tras leerlo. Nadie dijo nada a pesar de que el tiempo pasaba. Se encontraban sumergidos en sus pensamientos, con la vista fija frente a ellos, justo donde se encontraba la memoria de todo lo que no pasó meses atrás.

—Hace un año fue la última vez que vi a Mara —susurró Lohan, y a pesar de que nadie le observó, supe que todos le prestaron atención—. El cinco de julio, cuando apareció, llovió justo como ahora.

Apretó el mango de la sombrilla mientras agachaba un poco la cabeza, aguantándose las aparentes ganas de llorar al recordar los sucesos. Puse mi mano en su espalda y le acaricié, él dio un chequeo rápido de reojo y yo le entregué una sonrisa triste para que entendiera que comprendía como se sentía.

—Es increíble que, de toda la gente que la amó, solo nosotros estamos aquí.

—Eso es porque solo nosotros supimos quién era verdaderamente Mara. Nosotros la quisimos por lo que era, no por lo que aparentaba —murmuró Karter para ver al otro chico de ojos azules y asintieron al entender sus palabras.

Un sollozo se escuchó de repente, Conley cubría sus labios para aguantarse las ganas de llorar frente a los otros, pero sus lágrimas se adelantaron y se dio la vuelta para esconder la debilidad. Amaya, que estaba a su lado, puso su mano en el hombro y más de un gemido de lamento salieron de ella.

Esa fue la señal de irnos.

Poco a pocos todos caminaron con dirección a la salida del cementerio. Todos menos yo. Karter y Lohan se detuvieron en su andar al darse cuenta de que no me moví, yo solo di una sonrisa algo forzada y ellos se miraron, luego solo alejaron tras comprender.

Me ubiqué más al frente de la tumba de Mara Sayler, de la joven tan perfecta y brillante personalidad que nunca olvidarías si la llegaras a conocer. Una chica de temperamento fuerte y considerada perfecta por ser única, elegante, bella e inteligente sobre toda la universidad. Allí, bajo la tierra, se encontraba una chica de un índice perfecto, una chica con una supuesta familia ideal, capitana de casi todos los deportes femeniles, destacada estudiante del edificio de diseño y artes, de apariencia inolvidable.

En ese lugar descansaba, una prisionera de la sociedad.

Apoyé la varilla de la sombrilla en mi hombro y saqué un poco la mano para sentir las gotas de agua caer en ella.

—En mi última conversación con Maxwell, él me dijo que odiabas los días de lluvia, Mara. —Cerré un poco los ojos para sentir una suave brisa que llegaba de algún punto—. Es una lástima que no te arrepintieras a tiempo y toda tu familia se viera afectada por esto.

Abrí los ojos, pero no de manera pasiva al disfrutar del monólogo con quien se suponía que estaba enterrada. Disfruté de mis pupilas ampliarse al recordar todo del pasado, di un par de vueltas a la sombrilla con delicadeza mientras una suave risa salía de mis labios, y aunque cubriera estos con mi mano, no pude evitarlo.

—Discúlpame, Mara. Sé que no es tu culpa —me acerqué unos pasos y toqué la piedra con dulzura fingida—, pero creo que te mereces irte en paz tras no saber qué pasó con tu propia madre, ¿no?

Tamboreé mis dedos por unos segundos, saboreando en mi paladar el fuerte gusto de la victoria y la perfección.

Mi plan había sido todo un éxito. Y ni siquiera tuve que ponerles un dedo a mis peones.

—Verte aquí, acostada en la eternidad —susurré—, confirma que en realidad que soy una maldita genio. Abuelo Max estaría orgulloso de mí si pudiera verme.

Era cierto. Tomaba crédito de todo y cada uno de los sucesos que llevaron a la chica a estar enterrada. ¿Por qué no me inscribí en actuación? Si era una perfecta actriz, una perfecta mentirosa ante la sociedad, mucho mejor de lo que había sido Mara. Hasta podría decirse que no planeé todo en menos de un segundo tras la primera fiesta de Efrén.

Ahora mis problemas estaban en el infierno, pudriéndose como se lo merecían. Sonaría egoísta, pero... los problemas ajenos fueron siempre mi bendición, ¿cómo no agradecerle a la debilidad humana? Si hizo todo por mí mientras yo movía los hilos.

Cambié mi semblante de nuevo a uno más pausado y me despedí de Mara, con una cara algo triste, pero con mi pecho lleno de júbilo.

—Nos vemos en el infierno, maldita perra.

Me giré para caminar hacia donde los demás chicos a la distancia me esperaban. Primero mi abuelo, seguido de aquel chico... ¿Cuál era su nombre? Bueno, ahora no importaba. Tenía un tercer crimen perfecto con el nombre de Mara. ¿Quién sería el siguiente?

Eso sería otra historia.

Mientras tanto, lo importante era que, desde ahora, todos y cada uno de los días en adelante serán... Ideales.

 Ideales

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Ideales [Terminada]  #PGP2022 Bilogía ✨ Inestables ✨Where stories live. Discover now