1. Té

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Narra Francia.

Nuevamente se dieron las seis de la tarde y no había ni la más mínima seña de que UK estuviera por llegar…
Eso me desanimaba un poco.

Suspirando, me dirigí a la cocina decidida a poner el té. Reconozco que sé cuáles son los gustos de mi marido y que el té negro es su favorito.

Generalmente lo preparaba para pasar tiempo a su lado, charlar un poco tal vez; aunque siendo honesta, pocas veces funcionaba pero valía la pena seguir intentando.

Estando en la cocina hice lo de siempre, agarré la tetera y la llené de agua; encendí la estufa y la puse al fuego.

Fui a la alacena y busqué el azúcar, una vez lo tuve en mis manos, pude ver qué aquel tarro ya no estaba lleno, de hecho, le faltaba poco para que quedara vacío aunque sería suficiente para aquella vez, así que simplemente la dejé sobre la mesa.

Luego volví en busca del té, por lo regular compraba cajas con bolsitas porque siempre hago té, así que busqué la cajita y en cuanto la encontré la jalé para revisarla; justo como esperaba, no quedaba ni un sobre.

Reí para mí misma.
«Tendré que comprar otra», pensé y suspiré con un poco de pereza, no me agradaba mucho salir.

Le apagué a la estufa y me dirigí a la sala por mi bolso, sonreí al ver qué aún quedaba algo de dinero en mi cartera; hacía tiempo que UK ya no me proporcionaba los mismos ingresos que habíamos acordado así que ahora mi propio trabajo era la unica fuente de capital en la que podía confiar.

Fui a la puerta y tomé las llaves de la casa para luego guardarlas en mi bolso, cerré la puerta a mis espaldas pero apenas dí un par de pasos y un pequeño pensamiento me detuvo.

«¿Que pasa si UK llega mientras estoy afuera?», suspiré al buscar opciones, quizá era buena idea dejar la puerta abierta o las llaves cerca; no quería dejarlo afuera.
¿No?

Di media vuelta y dejé las llaves en una maceta, lucían bastante visibles pero honestamente no creía que nadie tuviera el valor de tomarlas, la ciudad era bastante segura y el vecindario muy bueno.

Me encaminé de nuevo a la calle, UK se había llevado el carro para trabajar, así que tuve que usar el transporte público.

«¿Debería tomar un taxi o un autobús?», miré hacia los lados, no había taxis cerca y en la parada de autobús se encontraban un par de personas, seguro no tardaba en pasar.

Caminé decidida hacia la parada y me senté en la banca en espera del bus.

Mi mirada divagó un poco en el ambiente, el día era lindo y había un buen clima, resultaba ser un día perfecto para tomar el té acompañada de mi esposo, si tan solo él estuviera dispuesto…

No pasaron más que sólo unos cinco minutos cuando mucho, el autobús llegó.

Me levanté de inmediato y subí con cuidado los escalones, de inmediato, el conductor me entregó un boleto, yo solo lo miré un poco de reojo y me dirigí al asiento más cercano al botón que indicaba la parada.
No había muchas personas por lo que no fue un problema alcanzar ese lugar.

Mi mirada la puse en la ventana; desde que una vez me quedé dormida y me pasé mi parada, solía estar muy atenta de dónde estaba.

Luego de unos quince minutos de viaje, toqué el botón que hace sonar la campanilla. El conductor se detuvo en la parada más cercana y yo me levanté de mi lugar para acercarme a la puerta; pagué mi pasaje y bajé del bus.

Una vez estando sobre la banqueta, miré hacia ambos lados de la calle.
El semáforo estaba en rojo pero preferí mirar a ambos lados de la calle antes de cruzar, a veces hay personas que se pasan los altos así que es mejor asegurarse.

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Where stories live. Discover now