7. Dim

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Narra Francia.

Pasaron solo unos veinte minutos antes de que el interrogatorio terminara, siendo honesta, fue más corto de lo que pensé.

Un suspiro salió de entre sus labios.
—Bueno, señorita Francia, me temo que hay un par de cosas que no me agradan.

Rayos, ¿ese era su diagnóstico? ¿Verdaderamente tendré algo? Puse toda mi atención en él, necesitaba saber que había de mal en mí para hacer algo.

—No es nada grave —sus palabras me relajaron un poco—, pero sí es algo preocupante. Aún no puedo darle un diagnóstico concreto, sin embargo, sí puedo decirle que noté ciertos razgos de ansiedad, estrés y una leve depresión; aunque no se preocupe, no necesita medicamento para eso, sólo hay que ver de dónde viene el problema.
Me miraba con una sonrisa tierna; me relajaba mucho su actitud tranquila, era un buen hombre.

—Entiendo —respondí, no era tan malo como yo creía, aunque quizá debía hablar más con él para profundizar más sobre el asunto.

—¿Le parece si nos vemos mañana a esta misma hora? —cuestionó—, las consultas sin reservación duran solo treinta minutos; puede reservar una hoy y podremos charlar más tiempo —propuso sonriente.

—Oh, me parece una excelente idea.

El sonido tintineante de una alarma interrumpe el momento ¿Nuestro tiempo terminó? ¿Será que por eso la alarma sonó?

—Oh, discúlpeme —ríe nervioso al revisar su muñeca; en la cuál tenía un bonito reloj digital, lo apagó y volvió a mirarme—, es mi hora de almorzar jaja.

Su comentario me tomó por sorpresa y me hizo sonreír.
—No te preocupes —le respondí—, yo también debo irme.
Me levanté de la silla para verlo de frente, el repitió mi acción.
—Suena tonto —sonreí nerviosa—, pero ¿A quién debería pagarle la consulta?

Una risilla por parte suya me calma.
—No, no, —negó un par de veces con la cabeza—. Sería mejor que me acompañe a almorzar ¿Puedo invitarle aunque sea un café? —me miró a los ojos para preguntarme.

¿Qué dijo? ¿Invitarme un café? ¿Qué hay de la consulta?
Me sonrojé sin poder evitarlo, me tomó por sorpresa su propuesta.
—Eh, no, no te preocupes —respondí nerviosa—, no quiero molestar.

—Por favor —insistió con una mirada tierna—, sólo será un café, lo tomaré como pago por su consulta.

Agaché la mirada; siendo honesta, me gustaría aceptar su invitación, hace mucho que no salgo o charlo con alguien nuevo. Quizá eso me haría bien.

—De acuerdo —al final cedí—, aunque puedo pagar la consulta a parte.

—Para nada —se apresuró a responder—, con que usted tome un café conmigo es suficiente.

Asentí con la cabeza, estaba claro que aunque insistiera no iba a cambiar de opinión.

Él caminó hasta llegar a la puerta y la abrió para luego darme el paso; sonreí ante su acción y salí de la habitación, cerró la puerta y ambos caminamos hasta el elevador. Era un hombre bastante extrovertido, siempre tenía tema para hablar.

Llegamos a la planta baja y él tomó la palabra.
—Discúlpeme un segundo —dice al alejarse y dirigirse a la recepción.

Desde donde estaba podía ver qué charlaba con la recepcionista, pero no le tomé importancia.

Se acercó a mi luego de un par de minutos.
—Lo siento —se disculpa al estar a mi lado—, ya agendé su cita —aclaró—, es mañana a las ocho, espero y la hora no sea un inconveniente para usted.

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Where stories live. Discover now