10. Compañía

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Narra Francia.

Llegué a casa en el auto de Dim.
Le dije que se estacionara en la calle frente a mi residencia y eso hizo, ambos seguíamos en el auto, acababa de detenerse así que el silencio no era incómodo.

—Gracias por traerme Dim —le dije sonriente— ¿Quieres pasar? Tengo pay de durazno y filete.

—Tranquila Francia, no quiero molestar y quizá ya debería irme —respondió con nervios totalmente visibles.

—No es nada, insisto, además, es demasiado para que lo coma sola, si es que tienes tiempo, podemos almorzar algo.

La expresión en su rostro cambió un poco, se veía más  convencido.

—Bueno… quizá comer no sea mala idea —dice sonriente—. Si no te molesta, voy a aceptar tu propuesta.

Sonreí con honestidad, al menos no pasaría la tarde sola…
—Entonces, vamos…

Abrí la puerta del auto a la vez que él apagaba el motor para luego, ambos salir. Nos encaminamos a la puerta de la casa y saqué la llave de mi bolso, abrí la puerta y fui la primera en pasar.

—Adelante —le dije para darle confianza—, ésta es tu casa.

—Gracias —respondió luego de entrar—, tu casa es bonita…

—¿De verdad? —contesté a su halago.

—Sí, es espaciosa…

—Lo sé —respondí con algo de inseguridad, trataba de no parecer desanimada pero no funcionaba tan bien como quería—, ven, vamos a la cocina.

Tomé la delantera y pasé a la cocina, todo seguía igual de como lo dejé, había olvidado el desastre que tenía.

Rápidamente y con algo de torpeza, comencé a levantar la mesa, los platos, cucharas y demás utensilios los dejé en el fregadero.

Volteé la mirada y detrás mío estaba Dim, me tomó por sorpresa ver qué es lo que hacía. Agarró los demás cubiertos sucios y los deja en donde yo.

Rayos, nunca me había sentido tan avergonzada. Todo ese desastre era responsabilidad mía y ahora mi invitado lo estaba limpiando.

Suspiré de frustración y vergüenza.
—Oh, no Dim, lamento que hayas tenido que ver todo esto… —me disculpé de inmediato, no era nada cortés de mi parte tratar así a Dimitri.

—No es nada Francia —respondió con tranquilidad—, es un placer poder ayudarte.
Sus palabras me reconfortan un poco, Dim es una persona muy amable.

—Aún así Dim… —continué, no me sentía nada cómoda con lo que había hecho—, esto es responsabilidad mía… —no terminé de hablar, lo descuidé un momento y cuando me di cuenta, Dimitri ya estaba lavando aquellos trastes sucios.

Me sobresalté un poco, suficiente había sido con que viera el desorden ya ahora lo estaba limpiando, no pude permitirlo…
—No Dim, déjalo así —jalé su camisa por la manga con algo de suavidad—, yo lo voy a limpiar luego.

—Tranquila Fran, actúas como si de verdad fuera tan malo lavar unos cuantos platos —una risilla salió de entre sus labios.

—Es que sí lo es —respondí de inmediato—, eres mi invitado y ésta no es forma de tratarte.

Con mis dos manos, una en su brazo derecho y otra por su espalda, lo jalé con suavidad tratando de impedir que siguiera con eso.
Finalmente, levantó sus manos enjabonadas en "seña de paz" y sonrió para mí.

—Calma, calma… —pronunció entre risas a la vez que se colocaba de frente mío—, no pasa nada, no está mal querer ayudar…

Cuando me di cuenta, su mano derecha ya estaba en mi mejilla, la humedad del agua con jabón escurrió por mi cuello y me causó algo de comezón e incomodidad.

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora