23. Presentación 2/2

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Narra UK.

—Damas y caballeros —se escuchó por el micrófono luego de que terminaramos de cenar—, es un placer para mí anunciarles la llegada del señor Artur Durand, dueño de la compañía —rápidamente volteé hacia la salía y me levanté de mi asiento, el resto de invitados también lo hizo, incluyendo a Francia—. Un fuerte aplauso por favor.

Y así fue como todos comenzamos a aplaudir para darle la bienvenida al jefe de prácticamente todos los presentes.

Él suele ser una persona reservada, aunque nos regaló una sonrisa y un saludo a todos; posteriormente las palmas dejaron de sonar y él señor con aspecto mayor se dirigió a una mesa para dos cercana a la pista de baile, supe que ese era el momento para dar el primer paso y presentarle a la francesa.

—Francia —le llamé la atención discretamente y moví un poco mi brazo derecho como referencia a qué me tomara de allí.
Rápidamente captó el mensaje y se enganchó de mi brazo.

Ambos caminamos lentamente hacia el anciano y una vez que estuvimos cerca, fui yo quien le llamó la atención.
—Señor Artur —intenté ser precavido.

El hombre volteó lentamente a mirarme y sonrió.
—Con que usted es el presidente de la compañía —me dijo y se levantó—, es un placer conocerlo, creo que no habíamos tenido el gusto —y me extendió su mano.

De inmediato la estreché.
—Así es señor, es la primera vez que tengo el placer de saludarlo en persona —sonreí.

—¿Y bien? ¿No vas a presentarme a tu esposa?

Entré en shock, creo que hasta me sonrojé un poco; miré a Francia parecía estar en la misma incomodidad que yo, pero sonrió y mantuvo la calma.

—No señor —la dama tomó la palabra—, no es mi esposo —y extendió su mano para saludarlo.

—¿Ah, no? Discúlpenme por favor —dijo el hombre.

Suspiré, por un momento sentí gran incomodidad.
—No se preocupe —sonreí—, la señorita es la modelo que hoy vengo a presentarle.

—Oh —sonrió el viejo—, es verdaderamente hermosa, ¿Me permites un minuto a solas con ella?

—Claro que sí —respondí y con discreción, la señorita soltó mi brazo.

—Tome asiento, por favor —le dijo, ahí supe que mi trabajo estaba hecho.

—Si me permiten —tomé la palabra para retirarme—, estaré con los accionistas por si me llegan a necesitar, los dejo.

Ambos asintieron con la cabeza y yo di media vuelta para retirarme.
Un poco más adelante, había una gran mesa con superiores míos, algunas sillas estaban vacías por lo que asumí que podría sentarme con ellos.

—Disculpen —les llamé la atención— ¿Podría tomar asiento con ustedes?

—Por supuesto —respondieron un par de ellos.

Sonreí confiado y me senté al lado de un hombre de color, lo había visto antes, se trataba de uno de los inversionistas más importantes de la empresa.
—¿Aquella mujer es la modelo? —cuestionó aquel sujeto mirando hacia la mesa del dueño.

—Así es —respondí.

—Wow —no paraba de mirarla—, es realmente hermosa y su educación se nota desde lejos.

Volteé la mirada, sí, Francia es una mujer hermosa, y lo era aún más portando ese vestido luciendo un maquillaje excelente.
—Lo es —dije—. Su belleza es innegable además de que es una mujer sumamente educada, sabe de qué manera comportarse en el momento adecuado.

—Vaya… Suena a qué es un excelente partido, a puesto a que una dama como ella tiene a un buen hombre a su lado, es imposible que esté soltera.

—No —negué levemente—, no creo que tenga a alguien más, hace poco nos divorciamos.

—¿Qué dijiste? —cuestionó el hombre mientras me miraba—, ¿Dices que esa mujer estuvo en tus brazos y la dejaste ir?

Asentí levemente con la cabeza, sus palabras me dejaron un poco confundido.

—Cielos —continuó el inversionista—, que tonto eres, ja, ja —y terminó por reír mientras me tomaba del hombro—. No deberías ser tan egocéntrico —dijo luego de una pausa.

—¿A qué se refiere? —pregunté, su comentario llegó de la nada.

—A ella —aclaró—, no eres el único hombre que existe ¿Sabes? —soltó mi hombro—. Ella es una buena mujer, apuesto a qué tiene un par de interesados en ella, incluyéndome —rió de nuevo— de acuerdo, lo último no lo tomes tan en serio.

Ya no dije nada más, él tenía razón en ciertas partes; Francia podría estar viéndose con otro, y… supongo que tiene todo el derecho de hacerlo.

Negué con la cabeza, no tenía importancia si ella estaba con otro sujeto, no debería de meterme en asuntos ajenos.

—Mm… —susurró el hombre de color—, la música clásica es de lo mejor.

Puse atención atención a la pieza musical, se trataba de un lindo tema, "Merry-Go-Round of life", conocería esas notas donde fuera.

Me levanté de mi silla y me dirigí hacia la recién contratada modelo, pensé en bailar la canción con ella para demostrarle al resto de superiores sus habilidades y firmeza con la danza.

Cuando éramos jóvenes y formábamos parte de la realeza, nuestros padres y gobernantes nos criaron con la idea de que alguien de nuestro nivel debería saber bailar perfectamente; y así fue, nos enseñaron que la danza era un paso importante para demostrar nuestro nivel y yo quería eso, quería que los demás vieran de qué está hecha Francia.

Además, bailar juntos no es malo, ¿O sí?

—Disculpen —interrumpí su charla—. Señorita, ¿Me haría el honor de bailar ésta pieza conmigo? —le pregunté a la francesa mientras le extendía la mano.

Ella me miró confundida, supongo que no esperaba mis acciones.
—Por supuesto —respondió dudosa y correspondió a tomarme la mano.

La llevé al centro de la pista y coloqué mi mano izquierda en su cintura mientras que ella su derecha en mi hombro.

—¿Qué haces? —cuestionó.

—Bailemos, así todos podrán ver tu nivel —le dije con una sonrisa.

No muy convencida, me siguió el paso y comenzamos con el baile.
Cómo era de esperarse, sus pasos eran firmes y mantenía una buena postura además de no bajar la mirada.

Siendo honesto, bailar con ella fue bastante satisfactorio; hacía tantos años que no lo hacíamos, además de que seguir las instrucciones de nuestros antepasados nos decían al bailar traía buenos recuerdos.

Izquierda, derecha y un giro de vez en cuando; simple pero elegante.

A juzgar por las expresiones del resto de invitados, Francia lo estaba haciendo bien, todos parecían estar deleitándose con su imagen, incluyendo al dueño de la compañía.

En cuanto terminó la canción, la llevé de regreso con nuestro jefe y me pasé de largo a la mesa de inversionistas.

—Tremendo monumento —habló el mismo moreno de antes—, incluso baila como si fuera de la realeza —comentó refiriéndose a Francia.

«Porque lo es», pensé.
Francia y yo solíamos pertenecer a la realeza, sin embargo, con el tiempo decidimos retirarnos de la corona y en lugar de ello, vivir como cualquier otro humano, vivir realmente.

Al final del festejo, ambos nos despedimos de Artur, el dueño de la empresa, y salimos del salón de eventos.

Ya eran cerca de media noche cuando estuvimos en el auto camino a su casa.

—¿Y bien? —cuestioné—¿Cómo te fue?

—Bastante bien —respondió sonriente—, creo que éste trabajo no es tan malo.

Parecía verse positiva y me alegraba notar eso, hacía tanto tiempo que no convivía con ella…

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora