29. Comprometidos

225 26 1
                                    

[ Pasado ]

Narra UK.

Fue hace tanto tiempo…

Mis padres me mandaron a llamar con la mucama; yo estaba con Freddie, él se encargaba de elegir mi vestimenta, ambos estábamos en el vestidor probándome un traje blanco.

—Señor Reino Unido —dijo la mucama al tocar la puerta—. Sus padres lo llaman, dicen que los invitados han llegado y que ya debe bajar en este instante.

—Enseguida voy —respondí y miré a Fred—, supongo que será el blanco.
No había más tiempo de probarme más vestimentas, decidí quedarme con el que tenía puesto.

—Se ve bastante bien, señor —me respondió el viejo, siempre decía lo mismo, por lo regular no lo tomaba en cuenta por eso—, apuesto a que su futura esposa quedará encantada con su apariencia.

Estaba a punto de retirarme, pero me detuve, no entendía a qué se refería el sujeto.
—¿Futura esposa? —cuestioné—, ¿A qué te refieres?

Le di la cara, nadie me había hablado respecto a eso.
—Oh, ¿No lo sabe? —negué con la cabeza—, lo siento señor, será mejor que lo hable usted con sus padres, disculpe mi imprudencia.

Di media vuelta, ¿De qué mierda se trataba? ¿Que había querido decir con "futura esposa"? ¿Sería otro estúpido chantaje de mis padres? ¡Odiaba que siempre quisieran controlar mi vida!

Bajé las escaleras del castillo casi corriendo, no me interesó si me ví infantil o maleducado, estaba enojado y en busca de una respuesta, ¡Y la quería inmediata!

Según sabía, mis padres estaban esperando junto con las visitas en el comedor real y no me interesaba tener que avergonzarnos con tal de obtener una buena explicación.

Me dirigí al comedor y abrí las puertas del mismo con fuerza, provocando un gran estruendo en el lugar.

Inmediatamente recibí todas las miradas presentes; al parecer las visitas solo eran los reyes franceses y una mujer bastante atractiva, asumí que era el imperio francés.

—Damas, caballeros —me enderecé y saqué el pecho—, buenos días.

A pesar de mi grotesca interrupción, todos me devolvieron el saludo, todos a excepción de mis padres obviamente.

—Su majestades —hice una leve reverencia—, ¿Podrían disculparme un segundo con mis padres?
Todos asintieron.

Podía notar la furia en el mirar de mis progenitores, pero era joven y no me interesaban sus opiniones sobre mí.

Salimos a tomar el sol en el balcón más cercano y de inmediato me pidieron explicaciones de mi actitud.

—Reino Unido, ¿Qué fue todo eso? —preguntaron—, armaste toda una escena, ¿Qué te sucede?

—¿Esto es enserio? —bufé molesto—, ¿Ustedes son los que intentan pedirme explicaciones? ¿Qué es eso de mi futura esposa? ¿Ah?

Se miraron de reojo, como si les sorprendiera que me haya enterado.

—Es por tu bien, hijo —soltó Inglaterra.

—¿Mi bien o el de ustedes? —me atreví a rezongar, mis padres odiaban que les alzara voz y a mí me aterraba hacerlo, pero durante unos instantes les perdí todo el respeto.

—Escúchame bien Reino Unido —Escocia me llamó la atención—, nosotros somos los de la razón, sabemos que es lo mejor para ti, para nosotros, y para todo aquel que vive en nuestras tierras; te casarás con esa mujer y vas a garantizar la paz entre nuestros reinos con herederos, ¿Lo entiendes?

No quise hablar más, se notaba realmente enfadada, continuar podría llegar a ser desastroso, por no decir que me castigarían de todas las formas que conocen.

—Bien… —suspiró Inglaterra—, quédate aquí y espera por la dama, será mejor que se conozcan de una vez por todas.

No respondí, ni siquiera los miré, estaba tan enfadado que decidí no hacer ningún gesto para no estallar en ira.

Finalmente salieron el balcón y a los pocos minutos entró la señorita, durante ese momento estaba de espaldas, no puedo negar que estaba nervioso, después de todo, ella era la mujer con la que debía casarme, y ni siquiera la conocía…

Escuché sus tacones resonar en el piso hasta que llegó a mi lado y se detuvo conmigo a admirar el paisaje de Londres.

—Reino Unido, ¿Cierto? —preguntó.

—Así es, señorita… —dejé las palabras al aire para que ella misma me mencionara su nombre.

—Soy Imperio francés —suspiró.

—Un nombre demasiado largo, pero lindo —sonreí, no tenía por que portarme maleducado con ella.

—Usted no está tan convencido con la boda, ¿No es así? —cambió de tema, no me miró a la cara ni nada.

Suspiré y traté de mirar en otra dirección, no sabía que mi disgusto había sido tan notorio.
—Mis padres siempre toman las decisiones por mí —respondí siendo franco—, no es que me disguste tener que casarme contigo, es que ellos me van a obligar, ¿Entiendes mi punto?

Segundos más tarde, sentí un leve peso en mi hombro.
—Lo entiendo —dijo, ella estaba colocando su mano allí como consuelo—. En mi caso, la desición fue tomada por los reyes de mi nación, pero no me molesta, me ahorraron el trabajo de conseguir cónyuge.

Seguido de ello, apartó su mano de mi y volvió la vista al frente, yo solo la miré confundido, ¿Cómo era posible que ella no se molestara por qué otros tomarán desiciones de su vida?

—No lo veas de esa manera —respondí—, casarse es algo importante, algo que te cambiará la vida para siempre, ¿Enserio quieres que alguien decida por ti tan drásticamente?

La bella dama suspiró y continuó mirando hacia el frente, manteniendo una postura perfecta.
—No sé de qué manera lo vea usted —me dio la cara—, pero realmente no creo encontrar a alguien que desee contraer matrimonio conmigo, no soy del todo interesante y a nadie le importa los sentimientos, solamente les interesa "el imperio francés".

Nuevamente regresó a mirar el paisaje, nunca había conocido a alguien con su ideología, menos a una mujer.
—¿Y qué hay de tus padres? —intenté cambiar el tema para no incomodar—, ¿Qué piensan sobre su hija que se va a casar?

—No tengo padres —respondió con firmeza—, mi madre fue Galia y mi padre el Imperio Romano, comprenderás que ahora no tengo a ninguno de ellos.

Aveces dicen que las cosas no pueden empeorar, pero durante ese instante, cuando hice mi pregunta, el ambiente se volvió realmente incómodo; no sé si realmente solo fui yo, pero me sentía realmente mal por haber preguntado.

—Discúlpame —dije de inmediato—, no lo sabía.

—No se preocupe —sonrió al mirarme—, no son un tema difícil de tocar, no los conocí.

Para ese momento estaba muriendo de vergüenza, sabía que ella hablaba con honestidad, lo que pasaba era que creo que me pasé.

—Y tampoco te sientas culpable de no querer tomarme como tú esposa —continuó—, si no quieres casarte conmigo, lo aceptaré y le pediré a mi reino que cancele la propuesta, después de todo no me gustaría que tus padres te obligaran a hacerlo.

—No, no, para nada —negué inmediatamente, después de charlar un poco con ella me di cuenta de que valía la pena intentarlo, solo por curiosidad—, realmente solo me ahorraron el trabajo de encontrar cónyuge.

Cruzamos miradas y sonreímos para el otro, creo que ninguno de los dos estaba convencido de casarse con el otro, pero al final… por alguna razón decidimos hacerlo…

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Where stories live. Discover now