30. Invitación

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Narra Francia.

Aquel día me había levantado tarde, era un miércoles y no tenía que trabajar así que no había nada de que preocuparme.

Eran las nueve de la mañana cuando bajé a desayunar, tenía pereza por lo que sólo tomé un pan de la mesa y preparé un poco de café.

Decidí comer el desayuno en la sala, hacía tiempo que no podía disfrutar de estar en casa relajada, el trabajo me tenía agotada, más aún cuando tome la decisión de ayudarle a Dim con el suyo…

Y hablando de él; ya habían pasado días desde que no cruzamos ninguna palabra, mensaje o llamada. Opté por no llamarle ni nada para que no se sintiera hostigado, preferí esperar a que él me buscará cuando se sintiera cómodo.

La última vez que lo ví fue en mi oficina, creo que malinterpretó toda la situación respecto a Reino Unido; intenté explicárselo pero se negó a escucharme, algo que se me hizo bastante raro, quizá solo estaba enojado.

«¿Y si le llamo?», obviamente lo tenía entre mis pensamientos, pero no me sentía segura de si realmente hacerlo, es decir, sí quería verlo, escuchar su voz, pero no sabía si él se sentía cómodo.

Frustrada y un poco desanimada, miré hacia la ventana y mordí el pan; todo el asunto me tenía abrumada, habían pasado días desde que simplemente él decidió no buscarme… aunque yo tampoco lo había hecho.

Ver a un hombre acercarse al jardín de la casa me sacó de mis pensamientos; se trataba del cartero, parecía traer un par de cosas para mí, algo así como papeles. Los dejó en el buzón y tan rápido como llegó, se fue.

La curiosidad entró en mí y claro, no había nada que perder al salir por la correspondencia.

Me levanté del sillón y salí de la casa con mis pantuflas puestas, solo esperaba que nadie me viera así de fondonga por lo que me apresuré a llevarme el correo.

Entré a la casa y de inmediato me dirigí a la sala para sentarme en un sillón, coloqué las cosas en la mesita de noche y comencé a revisarlas detenidamente.

Tres eran revistas de la sesión de fotos que tuve con el señor Cris, muy amable aquel hombre. Otra era una factura de pago, recientemente había pagado la luz por lo que tenía sentido; y la última, era un sobre.

Aquel sí lo miré con intriga, estaba sellado con cera y estaba hecho con un papel bastante fino.

No lo abrí al instante, quise visualizarlo bien antes de saber que era realmente; le di la vuelta y en el reverso tenía escrito mi nombre.

“Señorita Francia”

Una vez leída aquella parte, no lo pensé más y abrí el sobre; adentro había una carta doblada en tres partes, la extendí y leí en voz alta el encabezado.

—Nuestra boda.

El resto lo leí en silencio; muchas cosas se juntaron en mi estómago al terminar de leerla, no me esperaba recibir tal cosa de nadie y mucho menos de él.

«¿Tan rápido me olvidaste?», ese pensamiento llegó a mi sin aviso y una lágrima cayó en el papel.

No lo entendí, ¿Por qué me sentí así? Estaba enojada, frustrada, triste…
¿Por qué?

Doblé la carta de nuevo y la metí en el sobre. Varias cosas llegaron a mi mente, varios recuerdos…

En especial aquella vez que dijo…
“—Después de todo, ya somos esposos pero quiero que conserves este anillo como muestra de mi amor... quiero estar contigo para siempre, te amaré esta y mil vidas más, Francia”.

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Where stories live. Discover now