Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)

36. Favor

Narra UK.

Sonreí.
Hacía mucho tiempo que no me detenía a pensar en el pasado, a recordar todas las locuras que hice de joven por amor…

En verdad estaba enamorado de Francia.

No sé por qué, pero cierta melancolía me invadió. Miré el anillo entre mis dedos con mayor atención, era muy hermoso y fino, tal vez al ir a una joyería o tienda de empeños ofrecerían buena cantidad de dinero a cambio; sin embargo, Francia me lo dió.
Pudo haberse hecho de buen dinero vendiéndolo, pero en lugar de ello simplemente me lo devolvió.

«¿En qué momento se terminó todo? ¿Ella ya no me quiere?»
Debo aceptar que me dolió pensar eso.

Francia estaba realmente enamorada de mi, ella también hizo varias locuras por estar conmigo. Era triste pensar que todo eso se había terminado.

El sonido del teléfono fijo resonó en la oficina, me había sumergido tanto en mis pensamientos que incluso me asustó un poco.
Guardé el anillo en el puño de mi mano y simplemente contesté el teléfono que tenía a un lado.

—Buenos días señor.
Así como lo suponía, se trataba de mi secretaria.

—Buen día —respondí.

—Lo buscan.

—Adelante, dile que puede pasar.

Pronto, colgué el teléfono y abrí un cajón, para así guardar momentáneamente el anillo ahí, no quería perderlo.

Sin embargo, la puerta de mi oficina se abrió con brusquedad al momento en que cerré el cajón.

—¿Por qué no me despertaste? —exclamó luego de cerrar la puerta con fuerza.
Se trataba de mi marido.

—¿Tienes que hablar tan fuerte? Y no azotes la puerta —respondí indiferente.

—Ay, a veces eres muy aguafiestas —se acercó con seguridad hacia mí escritorio y puso sobre la mesa un papel—, necesito que pagues la cuenta de las fotografías y vídeo.

Siendo honesto, estaba muy enfadado con Argentina por su ausencia en la celebración de la boda y simplemente me molestó el hecho de que llegara como si nada solamente a pedirme más dinero.

—No tengo dinero —le dije—, con todos los lujitos que querías para la boda hasta me tuve que endeudar, así que creo que ésto debería ir por tu cuenta.

—Yo no voy a pagar por eso —respondió ofendido—, no me importa de dónde saques el dinero pero tienes que hacerlo tú.

Estaba enfadado, tenía mucha carga de estrés encima y él solo venía a arruinar más las cosas.
—Argentina, ya habíamos hablado de eso —guardé la calma—, de los gastos de la boda nos encargaríamos los dos, así que te pido que por favor pongas de tu parte y pagues ésta cuenta.

Por su parte, el latino solo rodó la mirada con frustración.
—¿Hoy estás de mal humor o qué es lo que te pasa? Yo no tengo dinero.

Ya no lo soportaba, me puse de pie y azoté el escritorio con mis manos.
—Tú fuiste quién quería una estúpida boda desde un inicio —levanté la voz—, así que ten algo de palabra y cumple con lo que dijiste, ¿tan malo es solo pagar una maldita cuenta? Si no tienes dinero, puedes endeudarte del mismo modo que lo hice yo.

Pronto, la actitud del contrario cambió por completo.
—Sí, sí, tienes razón —dijo con un tono de voz más suave y lentamente se acercó hacia mí, para así abrazarme.
—Perdóname cariño, tienes razón, debo poner de mi parte.

Honestamente, no estaba para sus absurdos intentos de reconciliación, suficiente tenía con la pena que pasé esa noche al no estar con él, la deuda que adquirí y el trabajo que de por sí tenía que hacer todos los días.