15. La modelo más bella

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Narra Francia.

Había pasado una noche desde la visita de UK.
Estaba en casa con los ánimos por los suelos.

No leí los papeles, luego de que los rompiera los traje a casa, pero al final los deseché en el basurero.

No pude dormir, la mayor parte de la noche me quedé pensando en lo que había pasado. Todo fue mi culpa…

Seguía en mi cama recostada, sin ganas de levantarme o hacer algo, ni siquiera el hambre hizo que me levantara de la cama. Me mantenía cerrando los ojos, en parte porque buscaba conciliar el sueño y por otra porque no quería enterarme de nada a mi alrededor.

Pero mi teléfono sonó, ya me lo esperaba, ayer le había dicho a Dim que hoy lo vería, probablemente era él quién llamó. No contesté la llamada, sólo dejé que el celular sonara hasta que se perdiera la llamada.

Pero volvió a sonar, una y otra vez.
Ya me había hartado el tono así que me digné a contestar.
—Francia —saludó—, buenos días, ¿por qué no contestabas? ¿Todo bien?.

Me hizo muchas preguntas y la verdad es que no estaba dispuesta a responderlas.
—Sí Dim —fue lo único que dije— ¿Qué sucede? —pregunté sabiendo la respuesta.

Se quedó en silencio algunos segundos, supongo que entendió que yo no estaba del todo bien.
—Estoy afuera de tu casa —mencionó—, vine por tu para ir a salir…
Se escuchaba un poco decaído.

—Enseguida bajo —respondí y colgué, no era normal en mi cortar una llamada de esa manera pero ese día no me importó parecer grosera.

Me levanté de la cama y fui al clóset.
Saqué un vestido negro, un poco ajustado de la parte superior y suelto de la "falda". Me lo puse junto con unas medias y unos botines negros.

No me molesté en arreglar mi cabello o algo más, solo me peiné con las manos.
Bajé las escaleras con mi bolso en mano y abrí la puerta con poca prisa; a tan solo unos pasos, Dimitri estaba allí.

Vestía bastante casual. Una camisa blanca con las manos recogidas, un pantalón negro y unos zapatos. Se veía bien, más aun con su cabello peinado.

Me dirigió la mirada con preocupación, supuse que mi tristeza se veía a kilómetros, más aún que no dormí.
Se acercó a mí con prisa y con su mano derecha acarició mi mejilla.

No dijo nada, ambos nos miramos a los ojos un par de segundos y luego reaccionamos, pero no dijimos nada.
Me tomó suavemente de la mano y nos encaminamos hasta su auto, subimos y comenzamos el viaje.

No iríamos muy lejos, simplemente al lugar de siempre, la pequeña cafetería que estaba al frente de su trabajo. Ese pequeño local se había convertido en nuestro lugar para reunirnos.

Entramos a la cafetería y nos sentamos en una mesa cercana a la ventana.
No cruzamos casi ninguna palabra desde ahí.

La mesera llegó y pidió nuestras órdenes, yo no dije nada, Dim fue el único en pedir algo para los dos.

—Oye Fran —dijo mi amigo una vez que estuvimos solos.

Yo coloqué mis codos sobre la mesa, lo sé, no es algo muy cortés pero lo hice, fijé mi mirada en la suya.
—Dime…

—Quizá sea muy atrevido de mi parte —soltó nervioso y sonriendo—, pero, hace un par de días que me he estado preguntando si tú trabajas.

Se sonrojó levemente luego de decir eso, cierto, no le había dicho a qué me dedicaba.

—Oh, tranquilo —sonreí—. Yo trabajo como diseñadora de moda, no me consume mucho tiempo, es por eso que casi no estoy ocupada.

—Grandioso —dijo con un poco de sorpresa notable—, y ¿Modelas?

A decir verdad, su comentario me hizo sobresaltar un poco, sí soy diseñadora pero no modelo.
—No —negué con una risilla—, no creo tener el físico para modelar.

—¡¿Pero qué dices?! —cuestionó exclamando aunque luego bajó la voz.
Habían varias personas a nuestro alrededor y se avergonzó un poco por gritar.

Por mi parte, sólo reí, se veía muy tierno pidiéndole disculpas a las demás personas.

—Eres hermosa —comentó Dim.

Abrí los ojos sonrojada, no esperaba que dijera algo así. Ambos cruzamos miradas pero yo no pude decir nada.

—Creo que serías una de las modelos más bellas de todas —reiteró el contrario.

No me contuve, ésta vez me sonrojé a más no poder.
Siendo honesta, nunca me sentí con la capacidad de ser modelo, ya me lo habían dicho antes, ya me habían propuesto trabajo para modelar pero siempre sentí que yo no podría competir con las demás.

Pero cuando Dim me lo dijo fue diferente, tuvo un diferente impacto en mí. Me hizo sentir bien, me hizo sentir…, bella.
—Gracias —respondí agachando un poco la mirada. Me sentía tan tonta por no poder controlar mi sonrojo…

—Aquí está su orden —habló la mesera al dejar un par de postres y cafés en la mesa.

—Gracias —le dijo Dim.

La chica se retiró y por fin tuve valor para levantar la cara y comenzar a degustar el postrecito.

—El tipo de ayer… —Dimitri acabó con el silencio— ¿Era tu esposo? —preguntó.

Lejos de incomodarme su pregunta, me sorprendió. Fue bueno adivinando.
—Sí —respondí honesta.

—Sé que suena muy metiche de mi parte —sonrió nervioso— pero, ¿qué era lo que quería?

—Bueno… —agaché la mirada, ahora sí me había incomodado, pero de cualquier manera, quería contarle—. Hablamos a cerca del divorcio —solté casi en un susurro—, me trajo una copia de los papeles.

—Ya veo —suspiró—, deberías conseguir un abogado —dijo.

«Otra vez con lo mismo», pensé, la última vez que le platiqué sobre el divorcio también apoyó la idea de que me alejara de UK. Dim es mi amigo, ¿no se suponía que debía apoyarnos desiciones?

—¿Porqué siempre dices lo mismo? —pregunté con algo de enfado—, aún hay manera de salvar lo nuestro.

—¿Cómo cuál? —preguntó serio.

Me quedé callada, no había pensado en eso. Y me enfadé, su manera de actuar había cambiado bruscamente. ¿Por qué? Se supone que la molesta debería de ser yo…

Cambiamos de tema y continuamos con más tranquilidad.
La tarde se pasó en un parpadeo y él me llevó a casa.

Bajé del auto y me despedí de él, no sin antes escuchar un, “Yo creo que serías la modelo más bella de todas” por parte suya.

Otra oportunidad (Countryhumans • Francia • UK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora