"A través de la debilidad y la fuerza, la felicidad y la pena,
Para mejor o para peor, te amaré con cada latido de mi corazón" From this moment on, Shania Twain.
¿Se puede pasar?- preguntó Darcy temeroso. Las últimas semanas el temperamento de Lizzie estaba un
poco descontrolado y, después de cada visita de la costurera, esperaban cualquier reacción.
-Pasa- dijo Lizzie.
Darcy la encontró recostada sobre la cama con las manos acariciando el vientre que ya no se podía
ocultar con vestidos fruncidos.
-¿Cómo te ha ido hoy?- preguntó Darcy, sentándose junto a ella y colocando su mano sobre las de ella.
-Estoy resignada. El vestido está terminado, siempre y cuando no tenga que agregarle unos centímetros
antes de la boda- refunfuñó como niña caprichosa- Estoy engordando a pasos de gigante.
Darcy contuvo con mucho esfuerzo la risa.
-Exageras, no estás diferente de cuando esperabas a William- le dijo.
-¡Los hombres no notan nada!- chilló enojada.
-Si mal no recuerdo, ¿este vestido no fue el primero de maternidad que usaste con William?- preguntó
tocando la seda azul oscura que Lizzie llevaba puesta.
-Sí...lo es.
-Ves que los hombres prestamos atención- respondió triunfante- Y te queda perfecto, dándome la razón
con que exageras.
Lizzie esbozó una sonrisa a su pesar.
-Estoy a tiempo que el vestido de la boda no me entre- contestó en un intento de ganar la discusión.
-Veamos- dijo pensativo- Hoy es viernes. Kitty se casa el domingo por la mañana. Creo que hay pocas
posibilidades.
Lizzie bufó y su esposo la besó en la frente y en los labios.
-¿Cómo está mi niña?- preguntó después.
-Ya te he dicho. Que hables del bebé como si ya lo supieras, no te asegurará que sea una niña.
-Será una niña. Estoy seguro- afirmó seriamente.
-¿Y si no lo es? ¿Lo vas a devolver?- le preguntó burlándose de él.
-No. No. Pero tendremos que seguir intentándolo hasta que tengamos una nena- le dijo bromeando.
-¡Sr. Darcy!- gritó escandalizada- Tendré que rogarle a Dios que sea una niña o no me dejarás tranquila.
Los sábados, siempre que el tiempo fuese agradable, se visitaban con Georgiana y Richard.
Como la propiedad de Richard era vecina a la de los Bingley, la familia Darcy, viajó para quedarse cerca
de Green Park, donde sería la boda a la mañana siguiente.
Desde que William caminaba se había convertido en un niño imparable, pero relativamente tranquilo y
obediente. Con sus manitos regordetas señalaba todo dándose a entender, pero sin articular palabras
definidas.
-Lo extraño horrores- dijo Georgie a Elizabeth mientras William jugaba con unos cubos de madera- Crece
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Secuela de Orgullo Y Prejuicio
RomanceEstá historia no es mía, pero me ha encantado y me gustaría compartirla. Todo le pertenece a Jo Darcy (seudónimo). Esperó que la disfruten. Es la versión, que a mi parecer se ajusta mejor a la forma de escribir de Jane Austen.