〘Capítulo 7〙

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Cuando llego a casa, lo primero que hago es darle la hoja a mi abuela y la ayudo a cargar los datos y ella se pone a hacer el inventario mientras que yo voy a mi habitación para buscar algo para leer.

Y así paso la tarde leyendo libros.

A eso de las siete de la tarde mi abuela me avisa que hay una chica en casa, tocando la puerta y que dice conocerme del instituto. Extrañada bajo y abro la puerta para encontrarme a Alex en la puerta de mi casa, con una mochila al hombro un sábado en la tarde.

—¿Alex? —inquiero y la morena me observa con diversión.

—¡Gian! —sonríe.

—¿Qué haces aquí? —inquiero con curiosidad—. ¿Y cómo encontraste mi casa?

Alex me sonríe y la veo un poco nerviosa.

—¿Te dije que mi papá es policía?

Asiento con la cabeza con confusión.

—Bueno, pues tal vez me metí a la base de datos de la policía para saber donde vives —murmura mirando el suelo y luego me observa a los ojos—. Vaya, eso sonó un poco raro en mi cabeza.

—Ciertamente —asiento.

Alex se encoge de hombros.

—¿Pero por qué estás aquí? —inquiero dejándola pasar—. No me malinterpretes, me alegro que estés aquí porque de hecho estoy pudriéndome como una uva pasa de lo aburrida que estoy.

—Pues por la fiesta —me dice entrando en mi casa y observandola ligeramente para luego centrar su atención en mi.

—¿La fiesta?

—¿Lo olvidaste? —quiere saber mientras la guio al living, donde mi abuela está trabajando. Nos detenemos en la puerta cuando Alex me esclarece la situación—. Es la fiesta de la que te hablé ayer, la de negro.

—¿La qué? Creo que no estoy entendiendo.

—Todos los años se hacen fiestas, la de mitad de año es la fiesta de negro donde todos vamos vestidos de negro. A principio de año se hizo la fiesta de disfraces y luego al finalizar se hace la fiesta de graduación —murmura y yo asiento con la cabeza.

Lo había olvidado. Ella me contó con mucha alegría sobre la fiesta y que se hace en la casa de uno de los alumnos, el que tiene casa sola de turno. En este caso es en una casa no muy lejos de aquí.

Alex me sonríe y luego mira hacia al frente, notando que mi abuela nos observa.

—Hola —saluda con cierta timidez y yo veo que mi abuela la observa con curiosidad.

—Hola hija —mi abuela es de la clase de persona dulce y cordial y le cae bien a todo mundo. Es una mujer correcta y simpática con una belleza digna de admirar, pero no por su aspecto físico sino que por su carisma tan vibrante y atrayente.

Mi abuela Mariane es una mujer de sesenta años, es contadora retirada, por lo tanto lleva los números de las tiendas de la familia y lo administra todo muy bien.

—Abuela, ella es Alex —presento primero a Alex y luego sigo con mi abuela—. Y Alex, ella es mi abuela Mariane.

—Un gusto señora —asiente Alex y noto que a mi abuela le cae bien. Aunque es difícil caerle mal a mi abuela.

—¿Vas a salir esta noche? —inquiere mi abuela con curiosidad, dejando su laptop a un lado y yo muerdo mi labio inferior.

—No lo sé —murmuro y veo que Alex me observa con cierta ilusión.

El Juego de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora