CONTINUACIÓN: El Infierno de Hades

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Verona, Italia 4 años después


Un teléfono suena en la mesa de noche de un hotel lujoso, él hombre es el primero en despertarse y con molestia toma el celular. Es su padre, así se que pone de pie y se dirige al baño para tomar la llamada sin despertar a la bella mujer que conoció el día de ayer sin saber muy bien dónde.

Él planea dejar un par de billetes e irse. Por eso el sonido del móvil lo aturde.

Pero las llamadas perdidas indican que algo le ocurre a Simón Monaca, su padre.

—Giovanni —atiende la llamada y con fastidio se mira en el espejo.

—Padre.

—Hasta que respondes —el fastidio en la voz del patriarca es evidente. No dejó de remover su vaso con whisky aunque apenas eran las seis de la mañana. Pero el llamado que el hombre había recibido era lo que estaba esperando.

—¿Qué quieres papá?

—Cancela tus reuniones, querido, tu futura esposa está viniendo a Verona —cuando Giovanni escuchó aquello su semblante cambió. Sabía que esto iba a pasar, pero cuando cancelaron la boda con aquella niñita desconocida hace cuatro años para internarla en un convento de monjas sin mayores motivos pensaban que los Morrigan habían desistido, pero el trato era más importante.

El robo millonario había dejado una marca en las relaciones de las familias, por lo que el señor Andrés Morrigan junto con su padre habían decidido unir las familias en un matrimonio arreglado. Eso implicaba casar a sus hijos. Los beneficios eran mantener la paz y expandir territorio en América, cosa que Simón Monaca, su padre, siempre había querido.

El problema es que él no quería casarse pero había dado su palabra. Eso significaba evitar una guerra, suficiente tenían con los Lombardi como para poner a los Morrigan en el bando opuesto. Eso significaba perder muchos hombres aunque sabía que ganarían la contienda era un esfuerzo innecesario que traería más enemigos de lo necesario.

El hombre comprendía que haber nacido en la mafia y criado para ser un líder era su destino, y las ordenes del jefe de la mafia de los Monaca era palabra que debía ser obedecida. Luego podría dominar a quien sea fuera su esposa y sacarla del camino.

Seguro era una chiquilla inmadura y mimada. Era menor que él, por tres años, pero estaba seguro de que esa latina iba a ser un dolor de cabeza.

—Llego en diez minutos.

Mientras tanto ella estaba en un automóvil, sin saber lo que iba a pasar con ella pero estaba segura de que la mafia iba a morir. Y ella se iba a encargar de destruirla desde dentro.

CONTINUARÁ...

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2023 ⏰

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