〘Capítulo 21〙

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El timbre suena y es hora de volver a clase. El problema es que siento como si hubiera un yunque sobre mis pies impidiéndome moverme, me siento clavada al piso y como si mis pies pesaran mil toneladas.

Es raro y no siento nada más que la tensión en el ambiente, la cual se corta con un cuchillo. Pocas veces sentí esa tensión, y hiela la sangre. Como en esas películas donde los vaqueros se enfrentan pero esperan a que el otro se mueva para dar el primer paso.

Un disparo certero y se acaba el problema. Claro que si se lo mira de esa forma, muerto el perro se acaba la rabia pero acá hay algo más que eso, más destructor. Como si tuviera en una mesa a los rusos, los chinos y a los estadounidenses a punto de declarar la tercera guerra mundial.

—Creo que ya encontramos al padre —comenta Alex por lo bajo y yo me giro a verla. Ella parece igual de confundida que yo.

Siento que debería sentir mil cosas pero no siento nada más que confusión. Y me siento ajena a esto, como si yo fuera una persona ajena a la ecuación y solo quiero ir a clase y esperar a que el día termine.

Alex me observa con el ceño fruncido y yo paso mi mirada de Alex a Nika, quien tiene el ceño fruncido y a Aaron, que parece patidifuso. Entonces, el timbre vuelve a sonar y yo salgo de mi ensoñación y camino hacia la puerta, como todos.

Hades me observa pero noto que deja de verme cuando yo aparto la mirada, y veo a Aaron confundido. Él me observa a mi y luego, sin entender por qué se va, sale por la puerta evitando a todos como si lo llevara el diablo.

Hades no lo observa, tiene el ceño fruncido y observa a Leia, quien parece molesta, sin embargo él pasa su brazo por los hombros de la chica y la hace girar para ir a clases.

Yo paso saliva y voy a clase, con la mente en blanco y con una extraña sensación de serenidad en el pecho.

La siguiente clase es comunicación, casualmente en la que Hades y yo nos sentamos juntos, sin embargo cuando llego a clase lo veo sentado en primera fila, con Leia a su lado, así que veo su rostro y él me mira a mi, con el ceño fruncido y yo voy a mi lugar vacío.

Todo el mundo los observa, y Hades parece concentrado en la clase. En eso Alex se sentó conmigo, y de vez en cuando me observa.

La tensión se palpa y no siento nada. Pienso dentro mío que tal vez debería sentirme decepcionada, o traicionada, porque él me dijo que no había nada con ella.

¿Y si se fue luego de tener sexo conmigo para ir con ella? Dios, las incógnitas remueven mi cerebro, y me hacen doler las sienes. Me siento confundida y nublada, como si cada pensamiento me llevara a lo mismo.

No puedo concentrarme en otra cosa porque si pienso en lo que dice el profesor algo me lleva a ver a Hades, quien solo mira hacia adelante, como si fuera un chico aplicado.

—¿Estás bien? —inquiere Alex luego de unos segundos en los que me quedo observando mi hoja en blanco, mordiendo la punta opuesta del lápiz mientras mi cabeza le da vueltas a la situación.

Cuando oigo su voz levanto la cabeza para observarla y asiento.

—Estoy bien amiga —sonrío y luego decido hacer mi mejor esfuerzo e ignorar todo salvo la clase, eso es lo único importante.

—Esto está más loco de lo que imaginaba —murmura confundida y yo la observo. Asiento con mi cabeza.

—¿Crees que sea de él? —inquiero y Alex mira hacia adelante, prestando atención al lenguaje corporal de Hades, quien de repente pasa un brazo por sobre los hombros de Leia y ella recuesta su cabeza en su hombro.

El Juego de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora