〘Capítulo 15〙

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Martes.

No son tan feos como los lunes, pero a veces son peores si te duermes como yo y llegas tarde al instituto.

Así que tienes que correr como loca para llegar a tiempo a las clases. Y sí, otra vez terminé con medias de distinto color, pero esta vez porque estaban en el lavarropas ya que olvidé encenderlo luego de meter mi ropa.

Fue decepcionante verlas dar vueltas junto a la demás ropa.

Y a veces piensas que los martes no pueden ser peores, pero lo son.

—¿Cómo que no puedo entrar? —le pregunto a la profesora de literatura con cierto asombro.

—Lo siento Morrigan, llegas veinte minutos tarde y la política de la institución dice que...

—Pero ya llegué —la corto—. Además es el exámen y yo estudié mucho y...

—No es correcto hacer excepciones —me interrumpe con el ceño fruncido—. Así que por favor, ve a detención.

—Pero...

—Lo lamento Morrigan, pero no hay favoritismo en este instituto.

—Por favor profesora, es que yo nunca...

—Morrigan, vaya a detención —se cruza de brazos y parece un tanto cansada de mis excusas.

Cuando me dice eso abro los ojos como platos.

—¿Qué? ¿Perdón? —creo que oí mal así que levanto las cejas y le pido que me aclare. Yo no puedo ir a detención.

¡En mi vida fui a detención! Y hoy no es día para eso. Los martes son un asco de día.

—A detención —repite como si fuera muy obvio y yo abro la boca para replicarle.

—¡Pero es injusto! Yo solo llegué tarde y no es justificativo para que me envíe a detención.

Puedo ver que los alumnos dentro del salón levantan la cabeza al oírme. Entre ellos Alex, quien parece asombrada.

—Morrigan, cierre la boca y vaya a detención —ahora la profesora cambia a una expresión de suficiencia, como si su poder para castigarme fuera algo que disfruta.

Y estoy a punto de replicarle de nuevo, con el rostro rojo por la ira pero ella cierra la puerta en mi cara y yo me quedo observando la madera un segundo, hasta girarme y bufar.

Genial, acabo de perder un exámen por la culpa de esa profesora amargada y antipática.

Camino con el ceño fruncido hacia detención, siguiendo la foto del mapa que tengo en mi móvil.

Maldigo a mis medias cuando toco la puerta de detención y noto que está entreabierta. Entonces empujo la madera para ver que hay un profesor de espaldas a la "clase", mientras escribe ecuaciones matemáticas.

Apenas ve que la puerta se abre se gira a verme, y yo noto que hay un café en la mesa, al cual una mano oculta está agregando un polvo blanquecino.

Hay una chica la cual parece de primer año en el suelo y me hace una seña con la mano para que haga silencio, así que levanto la cabeza y observo al profesor quien me mira con cara de pocos amigos.

—Otra más —se queja y parece sargento del ejército, solo le falta el traje verde—. Ve a sentarte y resuelve los ejercicios que aquí nadie pierde tiempo. ¿Entendido?

—Entendido —murmuro un poco asustada y luego él se gira y yo observo a la chica quien me sonríe y luego gatea hasta su lugar, en la primera fila.

El Juego de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora