〘Capítulo 14〙

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Cuando llego a casa me lamento por el hecho de tener que ir a la tienda, así que me quito la ropa del instituto y me doy una ducha rápida.

Cierro los ojos mientras el agua tibia golpea mi cuerpo y me relajo, no pensando en nada más que en mí o bueno, ese era el plan. Me siento enojada por lo que ocurrió, pero principalmente conmigo por sentir todo lo que siento.

Es que es tan raro lo que siente mi cuerpo que es difícil de explicar. No sé nada sobre sexo pero aún así siento que me sube la temperatura cuando él me ve de esa manera.

Hades me pone mal y lo sabe.

Bufo con frustración mientras paso el jabón por mi cuerpo y me lamento por tener que verle el rostro de nuevo. ¿De qué sirve tener una empresa y tener que trabajar igual?

Mejor sería tomarme un mojito en Miami, pero el destino es cruel conmigo.

Dejo el jabón a un lado y paso mis manos por mi cuerpo.

Tal vez no le gusto, ¿Verdad? Yo soy promedio, sencilla. Ojos marrones caca, cabello del mismo color, caderas un poco anchas y casi nula cintura.

No soy alta, y mi abdomen no es plano. Tampoco es como que mis senos son grandes, de hecho puedo acunarlos entre mis manos y ya, es sencillo. Por otro lado, mi cuerpo tiene estrías en los glúteos y tengo una cicatriz en mi pierna, es apenas perceptible pero me enseñó a no jugar a estallar botellas de vidrio con una resortera cuando pequeña.

Después de todo eso, creo que amo mi cuerpo porque es mío, y me visto como quiero porque ¿Por qué no hacerlo? Sé que soy bonita, porque yo creo que soy bonita, así que me es suficiente.

Sin embargo, el hecho de recibir la atención de otra persona de esa forma es desolador. Puedo sentir que toca mi cuerpo de una manera que me hace sentir un cosquilleo abrumador, y me gusta, pero me aterra.

—¿Así se debe sentir? —pregunto para mí misma y lo medito en silencio.

En los libros parece todo más fácil pero en la realidad es difícil. O tal vez yo me complico mucho.

Muerdo el interior de mi mejilla y disipo la espuma del jabón para salir de la ducha.

Envuelta en una toalla termino por vestirme en mi habitación, esta vez me pongo una remera negra básica y unos shorts de jeans.

Hace calor y me derrito al llegar a la tienda a pie. Noto que hay bastante gente dentro y lo primero que noto es a Hades en la caja.

Lo veo apenas llego y se me hace extraño que no esté Leia allí, pero me imagino que luego de todo el alboroto de hoy se tomó el día. Son las siete de la tarde y el sol ya se está yendo, entonces ignoro a Hades y voy directo a la oficina del abuelo, a buscar a mi tonto mentor o como le quieran decir.

Evitar el ver a Hades cuando siento su mirada en mí al pasar es difícil, pero hago mi mejor esfuerzo.

No toco la puerta, solo la abro cuando llego al primer piso y me encuentro con Aaron, quien está dejando unos papeles sobre el escritorio mientras se voltea para salir. Puedo ver que lo que pone en los papeles son ofertas de proveedores.

Desvío la mirada para prestarle atención, y se ve enojado. Supongo que la noticia de ser tío no le sentó nada bien.

Él tiene el ceño fruncido y me observa con cierta confusión cuando lo veo. Confusión que se desvanece a los segundos para observarme con cierta arrogancia tan suya.

—Niña pija —espeta con desagrado.

—Cara de gusano —digo yo con alegría.

Aaron suspira y luego sale de la oficina conmigo por detrás.

El Juego de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora