〘Capítulo 39〙

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—¿Irme contigo? —suena tan irreal lo que me está diciendo que no puedo... yo no puedo creerle.

Quiero hacerlo, me gustaría aceptar esta descabellada idea pero no puedo hacerlo. Resulta incluso irreal oírlo decir eso.

—Si, Gianna, piénsalo —me mira a los ojos con una intensidad mucho mayor de la que yo puedo tolerar. Podría decir que habla en serio pero.. ¿Cómo creerle?

¿Cómo confiar en alguien que desde tanto tiempo estuvo mintiéndome?

¿Siquiera iba a confesarme todo esto si yo no descubría esto?

Doy un paso atrás, como si acabase de contarme una estúpida broma y mi reacción instantánea es esquivarla. Sonrío, sin mucha gracia, esbozando una sonrisa incrédula.

—¿Cómo quieres que haga eso Hades? Siempre me haz mentido, todo es una mentira.

—No todo —me corta, queriendo dar un paso adelante, pero el arma en medio que apunta directo a su pecho hace que se detenga—. No todo Gianna, y lo sabes, yo sé que puedes sentirlo.

—¿Lo dices porque tengo un arma apuntando en tu pecho? —siento dolor al oir su mentira, y ese dolor, que crece en mi pecho me hace sentir que de verdad había algo, algo que Hades decidió romper—. Deja de jugar conmigo Hades.

Hades cierra los ojos un momento, e inhala, llevándose las manos al rostro en señal de frustración. Exhala con fuerza y luego me observa.

—¿Qué tengo que hacer para que me creas?

—Nada, Hades, no puedes hacer nada —murmuro la verdad con cierto dolor y él asiente con la cabeza.

—Pero ¿Por qué Gianna? Déjame intentarlo, yo sé que metí la pata...

—Me secuestraste.

—Sí.

—Me mentiste —agrego.

—Sí pero...

—Jugaste conmigo —digo observándolo levantar la cabeza y negar. Quisiera saber lo que está pensando. Pero se ve cansado, y derrotado.

—Está bien, tienes razón. Lo entiendo —levanta los brazos y luego los deja caer—. Lo que dices es cierto. Yo te engañé, jugué contigo, y te utilicé. Todo lo que dices es cierto.

—¿Y me lo dices así sin más?

—Es la verdad. Pero eso no quiere decir que lo que tú sientes por mí es real. Lo siento en mí, puedo darme cuenta de que tú sientes lo mismo por mí bonita —sonríe con coquetería y su voz se suaviza pero me habla con determinación, permitiéndome ver que sus ojos brillan con decisión e imponencia—. Así que lucharé por tí, hasta que tú me pidas que me detenga.

—No quiero que lo hagas —lo corto, pero él niega con la cabeza.

—Se que mientes, y debes saber, Gianna, que yo no tengo nada, pero sé pelear por lo que quiero. Y te quiero a tí. Pero ahora, no puedo quedarme aquí, tengo que arreglar algunas cosas en otro lugar sabiendo que tu abuelo pronto se va a dar cuenta de que le estuve robando —una risa se le escapa al decir esto último, y lo veo darse vuelta, para tomar una remera de un cajón y ponérsela, aún es la oscuridad de la noche puedo verlo con claridad.

La luz de la luna ilumina su rostro, y hace brillar sus anillos.

Hades me mira, y luego observa la puerta. Camina hacia ella, y toma el picaporte.

—¿Qué va a pasar conmigo? —pregunto, deteniéndolo.

Hades gira el rostro, mirando hacia afuera y luego a mí.

El Juego de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora