❝A veces solo tienes que tener un poco de fe...
...literalmente❞
Faith Diggory, la hermana pequeña del popular Cedric Diggory, no es muy diferente a su hermano. Ambos aman el Quidditch, probablemente todos en la escuela alguna...
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—¿Y qué quería el profesor Slughorn? —preguntó Hermione después de un breve silencio que consistió en que Harry usara todo lo que estuviera a su alcance para luchar contra el rubor en sus mejillas después de darse cuenta de que definitivamente estaba enamorado de su mejor amiga.
—Invitó a un grupo de estudiantes con parientes famosos e hizo preguntas sobre ellos. Y, por supuesto, tuvo que preguntar qué pasó esa noche en el Ministerio—dijo Faith con los ojos en blanco.
Harry no pudo responder, así que solo asintió.
—Él y todos los demás aquí—se burló Hermione. —La gente nos estaba interrogando sobre eso en el tren, ¿no es así, Ron?
—Sí— asintió Ron. —Todos querían saber si realmente eres el Elegido...
—Maldije a Zacharias Smith por eso, y luego Ginny también lo hizo. Es un imbécil molesto— les dijo Faith.
—Hasta los fantasmas hemos discutido sobre ese tema — dijo Nick Casi Decapitado mientras se acercaba a la mesa, con la cabeza temblando peligrosamente—. Se me considera una autoridad en cualquier tema referente a Potter;todo el mundo sabe que somos muy amigos. Sin embargo, he asegurado a la comunidad de fantasmas queno pienso darte la lata para sonsacarte información. «Harry Potter sabe que puede confiar plenamente enmí. Prefiero morir antes que traicionar su confianza», les he dicho
—Eso no es gran cosa, dado que ya estás muerto —comentó Ron.
—Una vez más, demuestras la sensibilidad de un hacha desafilada —dijo Nick con tono ofendido, y se alejó de ellos justo cuando Dumbledore se levantaba de la mesa del personal. Un silencio cayó sobre el Gran Comedor.
—¡Muy buenas noches a todos! —dijo Dumbledore mientras extendía los brazos, revelando la mano ennegrecida que Harry y Faith habían notado cuando los levantó.
—¿Qué le pasó a su mano?— preguntó Hermione sorprendida. Todavía se veía tan muerto como antes, no se curó ni un poco.
Los estudiantes comenzaron a susurrar, pero Dumbledore simplemente escondió su mano bajo la manga y les sonrió amablemente.
—Nada de qué preocuparse— les aseguró. —Ahora... a nuestros nuevos alumnos, bienvenidos; a nuestros antiguos alumnos, ¡bienvenidos de nuevo! Les espera otro año lleno de educación mágica...
—Su mano estaba así cuando lo vimos durante el verano—le susurró Faith a Hermione. —Sin embargo, pensé que ya lo habría curado... o Madam Pomfrey lo habría hecho.
—La tiene como muerta —susurró Hermione—. ¿Sabes?, hay heridas que no sepueden curar. Maldiciones antiguas... y hay venenos que no tienen antídoto...
—... y el señor Filch, nuestro conserje, me ha pedido que os comunique que quedan prohibidos todos los artículos de broma procedentes de una tienda llamada Sortilegios Weasley. »Los que aspiren a jugar en el equipo de quidditch de sus respectivas casas deberán notificárselo a los respectivos jefes de éstas, como suele hacerse. Asimismo, estamos buscando nuevos comentaristas de quidditch; rogamos a los interesados que se dirijan a los jefes de sus casas.
