ciento cuarenta y ocho

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Todos los ojos en el Gran Comedor estaban fijos en la Profesora McGonagall, quien estaba hablando a la asustada multitud de estudiantes con un tono determinado

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Todos los ojos en el Gran Comedor estaban fijos en la Profesora McGonagall, quien estaba hablando a la asustada multitud de estudiantes con un tono determinado. Las cuatro mesas de la casa estaban llenas de estudiantes, todos vestidos con túnicas o capas de viaje sobre su ropa de dormir. En los rincones, los fantasmas escuchaban atentamente, tal vez para saber qué iba a pasar y tal vez para ver si podían ser de alguna ayuda.

—... el señor Filch y la señora Pomfrey supervisarán la evacuación. Prefectos: cuando dé la orden,organizaran a los alumnos de la casa que les corresponda y conducirán a sus niños ordenadamente hasta el punto de evacuación.

La mano de Harry se sentía pesada en la de Faith. Harry y ella buscaban en la mesa de Gryffindor una señal de Ron y Hermione, pero aún no habían tenido suerte. El corazón de Faith ya latía como el de un conejo porque pronto se desataría una pelea, Harry ya había tenido una visión de Voldemort mirando hacia el castillo. ¿Qué iba a pasar con todos?

—¿Y si queremos quedarnos y pelear?— Ernie Macmillen gritó desde la mesa de Hufflepuff.

—Los que sean mayores de edad pueden quedarse — le dijo la profesora McGonagall a él y a los estudiantes que aplaudieron con Ernie.

—¿Y nuestras cosas? —Una chica de Ravenclaw habló ahora—. Los baúles, las lechuzas...

—No tenemos tiempo para recoger posesiones—, dijo la profesora McGonagall. —Lo importante es sacarlos de aquí a salvo.

—¿Dónde está el profesor Snape? — Preguntó una chica de la mesa de Slytherin.

—El profesor Snape ha ahuecado el ala, como suele decirse — respondió la profesora McGonagall con frialdad y una repentina ola de aplausos sonó en las otras tres mesas.

Faith miró a Harry y lo vio girar la cabeza para mirarla. Ron y Hermione no estaban en la mesa de Gryffindor y no tenían idea de dónde más podrían estar. La pelea iba a estallar pronto, iba a ser un caos, sería imposible volver a encontrarlos.

—Ya hemos levantado defensas alrededor del castillo —continuó la profesora McGonagall—, pero, aunasí, no podremos resistir mucho si no las reforzamos. Por tanto, me veo obligada a pedirles que salgan deprisa y con calma, y que hagan lo que sus prefectos...

La profesora McGonagall se detuvo cuando una voz repentinamente fría y clara habló, ahogándola. Era imposible saber de dónde venía, se podía escuchar desde todos los rincones del Gran Comedor. Faith sintió la mano de Harry temblar entre las suyas, estaba tan asustado como ella, como todos.

Sé que se están preparando para pelear—habló la voz de Voldemort. —Sus esfuerzos son inútiles. No pueden luchar contra mí. No quiero matarlos. Tengo un gran respeto por los maestros de Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica.

Se hizo un breve silencio, un silencio sofocante. Fue muy desagradable y espeluznante. Los ojos de Faith buscaron a los de sus padres, quienes estaban al frente detrás de la profesora McGonagall con el resto de la Orden. Faith vio cómo su padre había agarrado la mano de su madre, la otra mano de su madre agarrando con fuerza la parte superior del brazo de su padre.

Faith | Harry James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora