ciento cuarenta y seis

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—Ven aquí abajo—dijo Harry mientras él, Faith y Luna bajaban las escaleras

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—Ven aquí abajo—dijo Harry mientras él, Faith y Luna bajaban las escaleras. Había sacado su Capa de Invisibilidad de su bolsillo. —Tú también, Faith, por favor— dijo inmediatamente después, ya viendo la protesta de Faith.

—Harry...

—Faith, por favor, por una vez—, suplicó Harry mientras Luna ya corría bajo la capa con él. —Para ponerme en reposo.

—Maldito seas, Potter, usando mis sentimientos en mi contra— masculló Faith antes de sumergirse rápidamente bajo el brazo de Harry.

Harry los cubrió con la capa, pero sus pies todavía eran definitivamente visibles, por lo que Faith se acortó un poco, no queriendo usar sus habilidades demasiado en caso de que las necesitara desesperadamente más tarde. La cansaba mucho algunos días.

La mano de Harry se acercó a la pared sólida frente a la que estaban parados y se derritió con su toque. Estaban en un pasillo oscuro. Harry metió la mano en la bolsa alrededor de su cuello y sacó el Mapa del Merodeador para ver dónde estaban.

—Estamos en el quinto piso—, susurró una vez que encontró los puntos con sus nombres. —Vamos, por aquí.

Faith y Harry deambulaban por el castillo por la noche, sus corazones latían como los de los conejos. Nunca había sido tan importante ya la vez peligroso arrastrarse por los pasillos. Cada vez que pasaban un semáforo, se detenían para revisar el Mapa y ver si alguien se les acercaba, mientras Luna los conducía a la Torre de Ravenclaw. Se detuvieron dos veces para dejar pasar a los fantasmas, pero tuvieron suerte de que Peeves no hubiera llegado todavía. Eso sería una pesadilla.

—Por aquí,— susurró Luna, tirando de la manga de Harry para guiarlos por una escalera de caracol. La cantidad de veces que dieron la vuelta a la torre era incontable, en parte por el mareo que les producía y en parte por la adrenalina.

Todo el camino en la parte superior, llegaron a una puerta gruesa. No había manija ni ojo de cerradura, solo una aldaba de bronce que tenía la forma de un águila.

Luna golpeó una vez y casi al instante sonó una voz espeluznante. El pico del águila se movió mientras les decía un acertijo—¿Qué fue primero, el fénix o la llama?

—Hmm... ¿qué piensas, Faith?— preguntó Luna, inclinándose para ver a Faith.

—¿Qué? ¿No hay solo una contraseña?— preguntó Faith confundida.

—Oh, no, tienes que responder la pregunta—, le dijo Luna.

—¿Qué pasa si te equivocas?— preguntó Harry con miedo.

—Entonces has de esperar a que venga alguien que la conteste correctamente. Así uno aprende,¿entiendes?

—Sí... el problema es que no podemos darnos el lujo de esperar a nadie más, Luna.

Faith | Harry James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora