Capítulo 6: María

234 14 8
                                    

Hoy era un día triste, las nubes cubrian el cielo y mi alma dolia un poco al recordar a mi padre. Mi mejor amigo trató de subirme el ánimo, no obstante, no lo pudo conseguir por más que trataba de hacerme reír y me mostraba unos memes que en otro momento quizás si me harían sacado una que otra carcajada, pero hoy no era el día. Nunca me dejó de lado, estuvo todos los recreos conmigo, me acompañó a cada clase que tenía y cada vez que terminaba una hora, él iba por mí.

—Voy al baño—miré Antonio.

—Ve, te espero en el patio para comer- se alejó de mí.

Entré al baño a tomar un poco de agua y también para alejarme un poco de Antonio, no quería estar acompañada en esos momentos. Me mojé un poco el rostro mirandome al espejo, me quedé mirando mi pequeña cicatriz que se encontraba debajo de mi ojo derecho. Me eché a llorar desconsoladamente.

"—Te amo hija mía".

"—Yo también te amo, papá".

Su recuerdo aún esta latente. Salí del baño y ví a un chico alto que estaba afuera mirandome, estaba apoyado en la pared con los brazos cruzados y con sus audífonos blancos. Me limité a mirarlo, así que lo observé de reojo y traté de caminar lo más rápido posible, sin embargo, escuché un susurro detrás de mí.

—Así que la señorita Ramos, tiene sentimientos—escuché una voz ronca y burlona a la vez.

—No me molestes, Agustín—dije, entre dientes.

—¿Qué pasa, la nenita esta triste?—burló.

No quería darle el gusto de hacerme enojar, solamente dejé que hablara lo que quisiese de mí.

—Me voy, porque si no te daré un puñetazo que ni tu mamá te reconocerá- contesté.

Su rostro cambió completamente cuando mencioné a la mamá, no sabía que pasaba por su mente, aunque no me importaba en lo absoluto en ese instante. Desvié mi mirada y seguí caminando, alejándome de él lo más rápido posible. No miré atrás ni tampoco me sentí mal al ver que se quedó callado.

Lo odio.

Si.

¿Por qué?

Por el simple hecho de ser tan arrogante conmigo.

LLegué al casino, pero no vi a Antonio.

—Hola perra ¿cómo andas?— Fernanda tomó asiento al lado mío.

—Hola Feña, bien creo ¿y tú?.

—No suenas muy convencida, pero yo estoy muy feliz—sacó una de mis papitas que tenía en mi bolsa. 

—¿Sucedió algo?— pregunté

—¿Qué, no te dijo Antonio?—preguntó con impresión

—No, no me ha dicho nada—respondí—. ¿Qué debía decirme Antonio?

—Él y yo estamos de novios.

lentamente deje salir una sonrisa de oreja a oreja. Mi mejor amigo con mi amiga son una mescla perfecta, sabía que ahora tendría un gran problema, ¿si algún día ellos discuten? No se qué pasaría ¿a quién apoyaría más? La verdad es que si apoyaría más a Antonio, es mi mejor amigo.

Antonio se acercaba. Sus pasos fueron peresozos, pero cuando lo tuve enfrente le di un pequeño golpe en el hombro. Estaba enojada, no por la noticia, si no por el hecho de ocultarme sobre su relación.

—¿Por qué no me dijiste que estas de novio con Fernanda?—pregunté indignada.

Él mientras se sobaba el hombro, respondió.

Te amaré más allá de las estrellasWhere stories live. Discover now