Capítulo 7: María

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Le conté a Antonio lo que ocurrió ayer por la tarde con Tom. Él saltó de la alegría y me felicitó por el gran paso que dimos. Desde que eramos pequeños siempre me decía que yo tomara la iniciativa, pero no era capaz de hacerlo. Era muy timida cuando se trataba de él.

En el cacino del colegio, Tom se sentó a mi lado y me beso en los labios con mucha ternura. La gente comenzó a susurrar. Me hizó sentir un poco incómoda.

—No te pongas nerviosa María, están celosos—Tom, beso mi mejilla.

—Bueno, adiós tortolos—Antonio se levantó junto a Fernanda.

Giré sobre mi eje para mirar a Tom, sin embargo, alguien me distrajo a lo lejos. Él castaño estaba solo en una de las mesas del fondo, donde nadie se sentaba. Desvió su mirada en cuanto lo miré y  no quise que mi día se vuelva en una tragedia, así que solo bese a Tom y me fui rápido a mi clase de natación.

Esta era la única clase en la cual nunca participaba, ademas  el traje que ocupabamos era demasiado ajustado e incómodo. Cada clase trataba de convencer a la profesora para que me dejara hacer un trabajo práctico o que por lo menos me dejara leer mientras los demás se mojan entre ellos.

Saqué mi libro favorito y puse música en mi celular.

—¿Te gusta leer idiota?— alguien se sentó a mi lado preguntando.

Levanté mi vista y vi al rizado que estaba sentado a mi lado.

—¿Qué lees?— me quitó el libro de las manos.

—Devuélvemelo—traté de quitárseló.

—Alcánzalo—elevó el libro.

Trate de saltar para tomarlo, pero él era demasiado alto.

—¿Qué quieres?—me crucé de brazos, cansada.

—¿Así que estas de novia con el estúpido de Tom?—frunció el ceño

—Si y eso a ti que te importa— me defendí quitándole el libro.

—No, no me importa, pero ahora sí puedo decir con gusto que eres una completa idiota— levantó sus cejas.

Pues tu también.

No entendia el odio que me tenía, aunque de algo estoy convencida y es que yo sí lo odio, con toda mi alma. Desde que llegó a sido la única persona que se ha empeñado en insultarme.

—Por lo menos soy una idiota con pareja—mis palabras fluyeron, no me importaba que lo hiriera,—No como tú que estas más solo que un perro.

Su rostro demostró desagrado, sabía que ahora el diría algo que me iba a herir, era de esperarse de él.

—Sabes...prefiero estar solo, en vez de estar con alguien que me va a hacer sufrir—se levantó de mi ladó y tomó rumbo a la salida.

No capté la insinuación. ¿Por qué le molestaba tanto que saliera con el más popular del colegio? Él ni siquiera me conoce lo suficiente como para saber qué es lo mejor para mí.

Fui en busca de mi madre para contarle sobre nuestra relación. Ella estaba tomando un café, se veia con el  rostro cansado, necesitaba dormir. Cuando notó mi presencia, ella me miró alegré y me hizó entrar.

—Mamá, le tengo que contar algo— mordí mi labio inferior.

—Dime, hija—dejó su taza de café en la mesa.

—Estoy de novia con Tom.

Me miró con sorpresa.

—¿Estás segura que quieres ser la novia de Tom?— preguntó.

—Si mamá—respondí.

Ella se levantó y me dió un abrazo.

—Si tu sientes que están bien, entonces yo estoy feliz por tu noviazgo—me dio un beso en la  frente.

El resto del día pasó muy lento, solo quería llegar a mi casa para leer y escuchar música. Estaba en mi casillero cuando Tom me asustó por detrás, me dió un beso tomando mi cintura con una mano. Sentía unas pequeñas cosquillas en el estómago cada vez que el me besaba. Se separó de mi para mirarme a los ojos y decirme que era la cosa más hermosa que existe en su vida, a lo que yo solo le sonríe. Le dije que hoy estaría en la casa sola, ya que mi hermana tenía un concierto en la cuidad, pero él dijo que no podía ir, porque tenía cosas que hacer. Me sentí un poco mal al no poder pasar tiempo con él, sin embargó, me limité a decirle algo, así que solo le di un beso de despedida.

—Me voy, adiós— Antonio me beso la mejilla y se fue rápidamente.

—¡Adiós María!— gritó Fernanda saliendo del colegio junto con Tom.

Guardé mis cosas en mi casillero y cerré de este con suavidad. A mi alrededor ya no quedaba casi nadie, solo se encontraba Agustín a unos metros de mí. Estaba guardando algunos libros.

Lo miré por un largo rato hasta que el giró su rostro y nos quedamos mirándonos mutuamente.

—¿Espiándome, Ramos?— se acercó a mi lentamente.

—No— dije rápidamente—. No eres el centro del mundo Harrison.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—¿Cuál es tu pregunta?

—Dime ¿Por qué estas de novia con él estúpido de Tom?

Mi rostro cambió por completo y no supe que responder.

—¿Ramos?— movió sus manos para llamar mi atención.

Lo miré por un largo rato y respondí.

—Estoy de novia con él porque...lo quiero y me hace sentir bien, además me gusta desde que soy una niña—dije firmemente— . El sí sabe tratar a una chica.

—¿Qué, él sabe tratar a una mujer?— rio sarcásticamente—. ¡Él no sabe tratar a una mujer, es un idiota al igual que tú por creer cada cosa que te dice!—sus mejillas se tornaron de color rojo.

—¿Tú hablas de cómo tratar a una mujer? ¡POR DIOS!—mi voz se elevó—.  Lo dice el chico que desde el primer día me ha tratado mal.

—¡Eres una idiota!—frunció el ceño.

—Y tú eres un...—mi voz no salía, tenía tanta rabia por lo que había dicho de Tom—, ¡Eres un solitario de MIERDA¡— él mordió su labio y se fue.

No me importaba nada. No me importaba si lo lastimaba o no. Solo quería que dejara de molestarme y que dejara de llamarme "torpe o idiota".

Ay María ¿qué vamos hacer?

No lo sé

Te amaré más allá de las estrellasWhere stories live. Discover now