Capítulo 25: Agustín

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Había pasado una semana de la muerte de Stephanie. María seguía triste. Su mirada sumida en dolor, tenía ojeras por no haber dormido mucho en estos días, pero ella siempre mantuvo una sonrisa en su rostro. Trataba de demostrar que se encontraba bien, aunque eso fuese solo apariencia.

—Me abrazas, por favor—habló en un susurró.

—Sí, claro—me acomodé a su lado y la abracé.

Ella puso su mejilla en mi pecho, yo rodeé su cintura con una mano. Estábamos en su cama abrazados. La chica se aferraba  a mí con mucha fuerza. Pude sentir su dolor a través de este abrazo, aunque suene loco, pero lo sentí. 

—Auch—me quejé.

Mierda. Te va descubrir. 

—¿Qué te paso?—preguntó.

—Nada—mentí.

No quería decirle la verdad. No quería contarle que mi padre me había vuelto a pegar, pero esta vez con su correa. Me pego varias beses en mi pecho. Se me había formado  moretones horribles. Su odio contra mi era por el simple hecho de que esa señora que es mi madre lo dejó. Me moría de vergüenza contarle que no puedo defenderme y mucho menos que no puedo denunciarlo, porque a pesar de todo lo quería.

—Agustín, dime la verdad—se sentó en la cama.

—Nada, Ramos—la chica encaró una ceja y confesé—. Mi padre me golpeó—me levanté mi camisa para mostrarle la marca que tenía en mi pecho.

—¡Dios santo!—la chica abrió los ojos con mucho asombro—. ¿ hace cuánto te pega?— preguntó con curiosidad.

—Creo que desde hace un mes—bajé mi cabeza. Tenía vergüenza de confesarlo.

—Tienes que denunciarlo, no puede hacerte esto.

—No, no lo haré—fruncí el ceño.

—¿Por qué?

—Porque se hiso cargo de mí, aunque no era su hijo. El me crio y no puedo hacerle eso.

—¿No eres su hijo?—dijo con impresión.

Aqui confiesas toda tu verdad a la chica que te gusta. 

—No. Mi vieja lo engañó y me dejo con él. Desde entonces se ha convertido en un borracho y todo porque esa señora nos abandonó y por eso él me echa la culpa... quizás sea verdad—me encogí de hombros. 

—No, no, no es tu culpa. No tienes la culpa de las cagadas que se mandó tu madre y tu padre—se sentó frente a mí—. Pero no puedes permitir que él te haga daño—levantó mi barbilla. Mis ojos estaban llenos de lágrimas.

Ella se quedó frente a mi.  Su mirada no me transmitió lástima, sino que era una de esas miradas que te dicen "que entienden por lo que estas pasando, asi que tranquilo". 

—Bésame—susurré.

La chica se lanzó sobre mí y nos recortamos en la cama. Ella estaba encima de mí, besándome con suavidad, con ternura. Mis manos se posicionaron en su cintura abrazándola con fuerza.

—Prométeme algo—dije, separando un poco nuestros labios.

—Si, dime—sus ojos chocaron con los míos.

—Prométeme que nunca te alejarás de mi—pasé unos de sus cabellos que tenía en su rostro por detrás de su oreja.

—Nunca lo haré—su voz sonó suave—. Y tú prométeme algo.

—¿Qué cosa?—pregunté.

—Prométeme que saldremos adelante juntos—sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

Esta chica sabe como volverte loco.

Concuerdo contigo. 

—Te lo juro Ramos—me acerqué a ella para besarla una vez más. 

Ahí fue cuando descubrí que María y yo, estábamos cayendo en un pozo de felicidad. Un pozo en el cual no quería salir sin ella y que solo seríamos nosotros dos, contra todo lo malo que nos da este maldito mundo.

Ahora puedo decir con todas sus letras que ME ENAMORE de esta chica. 

—Espera—la chica dijo, separando sus labios.

Se levantó de la cama y fue en busca de su celular que estaba en la estantería de libros.  Encendió su celular y puso música. Se giró para mirarme y sonrío. 

Mierda.  

Se ve tan hermosa cuando sonríe, sus ojos se achican y se le forman unos dos hoyuelos en sus mejillas. Se veía malditamente, hermosa.

Me esta volviendo loco. 

—Ven—estiró su mano hacia la cama. Cogí su mano y me levanté—Bailemos como si el mundo no existiera ¿sí?

—Bailemos como si solo existiéramos nosotros dos—corregí.

—De acuerdo.

María dio una regla antes de comenzar a bailar, dijo que teníamos que cerrar los ojos y sentir la música con el alma, yo acepté a su petición, pero cuando comenzó a sonar la música no pude evitar verla por unos segundos. La chica se movía de un lugar a otro mientras sonaba smells like teen spirit, nuestra canción favorita de nuestra banda favorita.

Ella era mi imagen perfecta en estos momentos.

—¡Hey! Te dije que cerraras los ojos. Eres un tramposo—golpeó mi brazo despacio.

—bueno, lo siento—reí.

La chica cambió de música y puso una canción lenta. Perfecta para la ocasión.

—¿Sabes bailar lento?—pregunté risueño.

—¿No y tú sabes?

—Soy un maestro en bailar lento. Ven yo te enseño—tomé su mano y la traje hacia mí—. Bueno lo primero que debes hacer es poner un brazo en mi hombro—indiqué—, Ahora yo pondré una mano en tu cintura.

—¿Y qué hago con mi otra mano?— preguntó.

—Yo la sujeto. La que está libre obviamente...ahora solo dar pasos en forma de cuadrado, ósea derecha, izquierda, adelante y atrás.

—No puedo—se frustró.

—Tranquila—levanté su barbilla para que me mirara a los ojos—. Lo haremos más fácil, pon tus dos brazos sobre mi hombro y yo las pondré en tu cintura. Ahora solo nos balanceamos de un lado a otro—indiqué.

María hizo caso, después de unas cuantas pisadas a mis zapatos, ella pudo hacerlo bien. Agarró su celular emocionada y puso play a la música, corrió rápidamente hacia mí y comenzamos a bailar Photograph. Sus mejillas estaban apoyadas en mi pecho. 

Era el momento perfecto. Nuestros cuerpos juntos moviendose al compas de la canción. Su mejilla apoyada en mi, yo oliendo su rico aroma. Mis manos sobre su cintura y ella rodeando mis hombros con los suyos. Eran miles de emociones en ese momento. Miedo y Amor a lo que pueda llegar a sentir por esta chica. 

La canción seguía sonando y nosotros seguíamos bailando, pero despues de unos segundos  la chica se separó. Sus brazos bajaron de mi hombro y ella me miró.

—Te amo, Agustín—confesó, después de un largo silencio.

Mis ojos se abrieron. Mis manos comenzaron a temblar.  Mis palpitaciones  en el pecho comenzaron a aumentar.

—Yo también... te amo,  María.

Mis mejillas ardían. Acababa de escuchar a la chica peliazul decir "te amo Agustin"  y  hace tan solo un mes nos decíamos "Idiota, maldito o mierda".

Entendí que con ella puedo ser completamente yo. Puedo ser alguien que solo ella es posible sacar. Un ser feliz, solo necesitaba que ella me mirara y se enamorara cada día más de mí. Me hacía olvidar todos mis problemas y por lo que veo, también le hacía sentir de esa forma.

¿Cómo es posible que María me tenga completamente loco de amor?  

Te amaré más allá de las estrellasWhere stories live. Discover now