Capítulo 20: Agustín

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—¿Pasa algo?— Alan me preguntó mientras sacaba un cigarrilo del bolsillo.

Solo tenía en mi mente a la chica peliazul. Lo que acabo de hacer está mal, no quería alejarla, sin embargo, lo hice sabiendo que por dentro estaba volviéndome loco por ella.

—Tierra llamado a Miller—trató de captar mi atención, lo miré.

—Perdón, ¿Qué decías?

—Te pregunté que si te pasa algo—le dio una calada a su cigarrillo.

Tenía que desahogarme con alguien y que mejor con Alan, si era prácticamente como un hermano para mí. Mejor dicho, él es mi hermano.

—La alejé por miedo—dije después de un largo rato.

—¿A quién?—me miró curioso.

—A Ramos—saqué una cerveza que tenía en la mochila.

—¿A la chica que odias?—yo asentí con la cabeza—. ¿Por qué lo hiciste?

—No quiero contaminarla con mis cosas—abrí la lata de cerveza.

—¿Seguro qué es por eso?—encaró una ceja.

—Sí, no quiero que ella sufra por mi culpa—tomé un sorbo de la lata.

—Es eso o solo tienes miedo a enamorarte de ella y pensar que no eres suficiente o mejor dicho piensas que no eres suficiente para nadie.

Lo que acaba de decir es cierto... tenía miedo a enamorarme porque sentía que no era lo suficiente para ella o mejor dicho no me siento suficiente para nadie. Mi madre me abandonó por un chico, mi padre o mejor dicho el hombre que vive conmigo no me quiere y se ha encargado de hacerme sentir una maldita mierda durante mi adolescencia.

—Es cierto— dejé de lado la lata de cerveza.

—Agus, date la oportunidad de ser feliz. Tú la amas y no me digas que no, porque de verdad se nota—prosiguió hablando—. Dile que no quieres que se alejé de ti. De una puta vez se feliz hermano, te lo mereces—dijo dándome un codazo en el brazo.

—Tengo miedo.

—Hermano, lo sé, pero si no lo intentas te arrepentirás por el resto de tus días. El miedo siempre va estar si no lo enfrentas, ¿dejarás que el miedo decida tu vida o de una puta vez, tú le ganarás al miedo y elegirás a la persona que amas?

Lo escuchaba atentamente mientras hablaba. Cada una de sus palabras tenían algo de sentido, era hora de que estuviera con la chica que amaba.

—Tienes razón Alan—asentí varias veces—El lunes trataré de hablar con ella—en su rostro se formaba una sonrisa de oreja a ojera.

—Buenísimo.

—Gracias hermano—lo abracé

—¿Ahora es nos confesamos que nos amamos?—me dijo entre risas.

—Eres un idiota—lo empujé y reí.

Te amaré más allá de las estrellasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang