30- Más Fuertes

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No había en absoluto algo que fuera más cruel para Harry, que tener que aceptar que era necesario salir de la cama. Teniendo a Louis desnudo, durmiendo sobre su pecho, sintiendo la calidez de su piel, su respiración tibia y pausada cerca de su cuello; era simplemente todo lo que necesitaba para estar bien, para sentirse completo y vivo; y su mente se negaba a la idea de poner fin a esos momentos.

Pero esta era una mañana diferente, y el ojiverde lo sabía. No había forma de poder alargar los minutos que se quedaban envueltos entre las sábanas, entre besos y sonrisas perezosas. Así que sin otra opción, tendría que despertar a su novio, y rápidamente darse a la tarea de prepararse para salir.

-Lou, bebé...- Harry murmuró mientras sus manos subían y bajaban delicadamente por la espalda del ojiazul. -Debes despertar, recuerda que tenemos que ir con mi padre-

Louis se removió lentamente, todo su cuerpo sintiéndose lánguido, algo adolorido, y luchando por reaccionar del sueño, que sin lugar a dudas no había sido suficiente.

-Buenos días, Hazz...- El castaño murmuró dejando un pequeño beso cerca de su mandíbula -Bien, tomaré una ducha rápida y salimos...-

El menor como siempre se mostraba receptivo, y completamente dispuesto a acompañar y apoyar a Harry en todo lo que pensaba podía resultarle incómodo. No se quejaba, a pesar de sentirse exhausto, y trataba de no hacer mayores preguntas que pudieran incomodar a su novio.

Había aceptado ir a la reunión con Desmond, y así lo haría. Y se había llenado la cabeza de argumentos válidos, en donde encontrar un buen empleo cerca de Harry era una perfecta justificación; pero lo cierto era que lo único importante era acompañar a su novio, en todas esas situaciones que sabía le resultaban difíciles.

Louis había notado lo que presencia de Des provocaba en Harry. No era sólo incomodidad, o desagrado; más bien parecía que el rizado se sentía atemorizado estando junto a su padre. Y luego, cuando Harry finalmente se sinceró con él, y le habló sobre las cosas difíciles que vivió en su infancia, como verse obligado a acostarse para hacerse hombre con una actriz, creía que podía entender finalmente aquella reacción.

Pero ahora Harry no estaba solo, lo tenía a él, aunque no sé sintiera la gran cosa; y no lo dejaría pasar por ese tipo de situaciones lejos de su mano para sostenerlo.

-Está bien, te prepararé algo para desayunar...- Harry dejó un suave beso sobre la coronilla del castaño, y se separó de él sintiendo el frío recorrer su cuerpo.

Louis sonrió, y rápidamente se puso de pie buscando entre el suelo y la cama las prendas de ropa que Harry le había arrancado a tirones unas cuantas horas atrás.

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Louis miró con asombro el enorme edificio en el que la camioneta de Harry ingresó. Notó como el mayor aparcaba en un lugar especialmente reservado a su nombre, en el amplio subterráneo que estaba repleto de vehículos tan o más lujosos que el de su novio.

Solo asentía con una pequeña sonrisa mientras el ojiverde le explicaba que un piso completo de aquel lugar era de uso exclusivo de su padre, y lo utilizaba solo en ocasiones puntuales para reunirse con clientes extranjeros.

-Además de éste lugar, hay al menos otros tres edificios o lugares en la ciudad donde mi padre tiene oficinas con documentación o implementos del negocio- Harry parecía algo tenso, a pesar de intentar querer expresarse con naturalidad. -Pero este lugar en específico, solo lo utiliza cuando tiene reuniones con los clientes más importantes...-

-Es todo muy... elegante- Louis respondió lo único que creyó prudente; porque la verdad era que internamente se cuestionaba la cantidad abismal de dinero que el padre de Harry conseguía solo a través de la pornografía.

¿Cómo conquistar a un virgen en la primera cita? || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora