47- Estaremos bien

656 103 28
                                    

Los días se sentían como semanas hechas de Lunes eternos. Había tan poca luz en aquella pequeña y maltrecha celda, que le costaba mucho distinguir el día de la noche, y a pesar de que pronto se cumplirían dos meses allí, aún no lograba acostumbrarse al repugnante olor que infestaba el lugar, su ropa, e incluso los reclusos con los que se veía obligado a compartir en la hora de almuerzo.

La comida era repulsiva, sin embargo la poca hambre que sentía durante el día lo ayudaban bastante a tolerar aquello, y podía resistir fácilmente con la fruta que le entregaban como postre; tristemente, para su apariencia no era de gran ayuda.

Con varias libras de menos, con unas marcadas ojeras, y con el alma rota, Harry pasaba sus días uno a uno, esperando en silencio por alguna noticia, por alguna visita de Zayn que le devolviera un poco de las esperanzas que había perdido en los últimos días.

Ni sus abogados, ni Zayn le habían dado noticias que pudieran considerarse negativas hasta el momento, pero sabía que la investigación estaba llevando demasiado tiempo, y era lógico suponer que aquello no era muy alentador.

Le consolaba la idea de imaginar a Elliot y a Louis lejos, seguros, e intentando ser felices en una hermosa casa lejos de allí. Sentia que en aquella imagen mental era en lo único que podría conseguir algo de paz, ya que mientras el tiempo transcurría lento y sofocante, Harry comenzaba a sentir que su permanencia en aquel lugar era bien merecida.

Él lo supo desde siempre, enamorarse de Louis no era una buena idea. Lo sintió desde el comienzo, desde que se cautivó con aquella hermosa sonrisa; nada bueno podría salir de una relación entre dos personas tan diferentes. Louis era luz y vida, mientras que él se había dejado consumir por la oscuridad que lo rodeaba.

Una persona como Louis solo podía salir lastimada de una relación así; Harry siempre lo intuyó, y aun así no logro evitarlo. Y probablemente no sería capaz de perdonarse por ello.

Porque Harry se sentía cada día un poco más descompuesto, más roto, y no podía evitar preguntarse, si un día salía de aquel lugar, si tenía la suerte de hacerlo, ¿Podría volver a sentirse suficiente para regresar junto a Louis?.

Quizás lo mejor era dejar que el tiempo y la enorme distancia que ahora los separaba, hiciera lo suyo, y ayudara a que Louis lo olvidara, y pudiera recomenzar una nueva, feliz, tranquila vida, sin él.

-Styles, visita...- Una voz gruesa y que parecía molesta, junto con un fuerte golpe a los barrotes metalicos, sacó a Harry de sus tortuosos pensamientos.

Se levantó de la pequeña e incómoda cama en la que se encontraba tendido, mientras su compañero de celda aprovechaba su tiempo de descanso en el patio de la prisión.

-Hoy no es día de visitas, señor...- Harry respondió con gesto confuso.

Era miércoles, y debía ser pasado el medio día según los cálculos del ojiverde. Las visitas para él, así como también para el resto de los reclusos de su sección era los lunes y jueves de cada semana, durante la mañana.

-¿Y crees que no lo sé?- El guardia respondió con molestia. -Solo mueve tu bonito trasero y sígueme...-

Harry asintió sin entender mucho de lo que ocurría. Sin embargo, una luz de esperanza se encendió al imaginar que podían ser sus abogados para darle alguna novedad, la que rogaba fuera positiva.

Siguió al guardia por los pasillos cerrados y oscuros, hasta salir al patio. Algunos alaridos y silbidos se dejaron oír por parte de otros reclusos al verlo, y a Harry tragó saliva en seco.

Desde su llegada, no había logrado pasar desapercibido para algunos reclusos, quienes no desperdiciaban oportunidad para hacerle fuertes y directas insinuaciones sexuales. Cierto era, que un chico bonito como él, no era algo habitual en un lugar de ese tipo.

¿Cómo conquistar a un virgen en la primera cita? || L.SWhere stories live. Discover now