48- Me Haces Fuerte

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Haciendo una comparación con cualquier otro momento de su vida, Louis no recordaba jamás haberse sentido tan desolado. Ni siquiera en aquellos días oscuros de su infancia en donde su madre lo dejaba solo para salir a embriagarse en algun bar de mala muerte, Louis Tomlinson se habia sentido tan desamparado. Su regreso a Londres lo tenía sumido en un estado de angustia constante, y ni siquiera la compañía de su mejor amigo lo ayudaba a sentirse más animado.

El castaño se sentía solo, ya que a la triste y trágica ausencia de Harry, también se le sumaba la distancia con su pequeño hermano.

Habían pasado dos semanas desde que estaba en Londres, y cada mañana y tarde Louis llamaba a Anne, para saber de Elliot y poder hablar con él. El pequeño no paraba de preguntar por su paradero y el de Harry, y Louis no encontraba una manera de explicarle la verdad de su ausencia, por lo que él niño creía que estaban en Inglaterra por asuntos laborales.

Además Harry con su actitud resistente, y algo orgullosa, había logrado lastimar sus sentimientos. Sabía que Harry lo amaba, no tenía dudas, pero eso no quitaba el dolor que sintió cuando intentó alejarlo, aunque fuera con la excusa de "por tu bien".

Y se sentía a cada instante más inútil, porque en dos semanas no había logrado contactar a nadie que pudiera o quisiera ayudarlo dando un testimonio en contra de Desmond Styles.

Arthur había desaparecido del mapa luego de enterarse de la muerte de su hermana. Los trabajadores que conocían dentro de la empresa, en su mayoría se negaban incluso a hablar con él. Solamente tenían a Liam, y estaban seguros que su testimonio era menos que insuficiente para intentar convencer a un juez de la inocencia de Harry.

Entonces Louis pasaba el día entero frente a su computadora, o haciendo llamadas telefónicas, sintiéndose desesperado al pensar en su novio solo en una celda, y en su hermoso rostro cansado y abatido.

El único pequeño foco de alegría en su actual vida, eran los breves encuentros que había podido tener con Harry durante los últimos días. Aquellas visitas habían sido diferentes, no en el concepto de visitas de parejas, y eran en un espacio amplio, rodeados de otros reclusos y sus familia, y siendo observados en todo momento por los guardias del lugar.

No tenía oportunidad de tener contacto físico, sin embargo la sola presencia del ojiverde, se sentía como una bálsamo sanador a su alma. Y un Harry ya completamente resignado a recibir su presencia, lo recibía cada vez con una pequeña, aunque triste sonrisa, para luego tener una charla, en la cual por lo general era Elliot el tema principal.

Pero hoy era diferente, gracias a Zayn y los abogados, habían podido gestionar una segunda visita privada para la pareja. Y allí estaba Louis por segunda vez, en otra pequeña y maltrecha habitación esperando por su novio.

Cuando finalmente el ojiazul vio como la puerta se abría, y tras ella aparecía la figura de Harry, no pudo evitar una vez más lanzarse a los brazos del mayor.

Un contacto largo y cálido, lleno de sentimiento se abrió paso entre ambos amantes, quienes parecían esta vez empeñados en aprovechar cada segundo, sin querer soltarse de los brazos contrarios.

-Hola cariño, ¿Cómo te encuentras?- Harry saludó posando suavemente sus labios en la frente del menor.

-Amor... estoy bien.- Louis respondió con su rostro pegado al pecho del rizado y un suave suspiro. -Y tú, ¿Cómo has estado?-

-Extrañandote...- Harry respondió con gesto sereno, y sus manos pronto buscaron el rostro de Louis para alzarlo y encontrar su mirada. -¿Está todo bien?, ¿Sucedió algo?.- El mayor volvió interrogar al encontrarse con un gesto apagado en la expresión de su amado.

¿Cómo conquistar a un virgen en la primera cita? || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora