Capitulo 3

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— Sherezade, te prepararan. — la señorita Daye la miró. — El sultán ha pedido tu presencia.

— ¿Presencia para que? — ella la miró confundida, tal vez ya iban a ejecutarla, no se los pondría tan fácil.

— Bailaras para su majestad. — ella la miró.

¿Bailar? Ella era buena haciendo eso, sin duda alguna, pero ¿porque querría el que ella bailara? No tenia sentido, lo había irrespetado la mañana anterior, no se había inclinado a el.

La mujer hastiada de la lentitud de la joven, la tomó del codo, llevándola con ella hasta los aposentos, en donde le colocaron un precioso vestido rojo de dos piezas.

Algunas horas después fue llevada hasta los aposentos del sultán.

— No lo mires a los ojos, cuando entres manten tu mirada en el suelo. — la señorita Daye la miró con advertencia. — Te ejecutaran si lo ofendes, te lo advierto.

La pelirroja la miró con molestia, no le importaba en lo mas mínimo si la ejecutaban, le daba igual.

— Besa su túnica al entrar y no olvides la reverencia. — ambas llegaron hasta la puerta de los aposentos, en donde dos hombres dejaron entrar solo a la joven.

Sherezade recordó todo lo que la señorita Daye le había dicho y decidió ignorarlo, se mantendría con la vista al frente y por ningún motivo besaría la túnica del hombre.

La mirada del sultán la escaneo de pies a cabeza, esa joven parecía no temerle en absoluto, no se había inclinado frente a el, lo miraba fijamente y no había besado su bata, había incumplido mas de 3 normas en un solo instante.

— Sherezade. — su nombre salió como un susurro de la boca del sultán, mientras este sonreía al verla.

La joven levantó aun mas la cabeza, irguiendo su cuerpo por completo, notando que no había nadie mas en los aposentos, ¿como iba a bailar sin música?

— Eres mas bella que el sol y la luna. — sonrió, tomando la cara de la joven entre sus manos. — Bella mujer con cabellos de fuego y ojos de cielo.

La mirada de la joven se clavó en los oceánicos ojos del sultán del mundo, quien sonreía al verla tan cerca, no habia reaccionado a sus cumplidos, ni siquiera les había tomado importancia, eso hizo que la sonrisa en el rostro del sultán se hiciera mas grande.

El acaricio sus brazos, subiendo lentamente hasta su cuello, mientras la joven poco a poco se relajaba.

— Mihrimah. — sonrió.

— Soy Sherezade su majestad. — ella lo miró con una timida sonrisa, el sultan era bastante atractivo y la forma en que tocaba su piel hacia que sintiera un cosquilleo inmenso en ella.

— Lo se, pero ese nombre no te hace justicia. — el sonrió, sin poder aguantar mas probó sus labios, besándola con premura y fervor, queriendo probar cada parte de su boca.

Sherezade no pudo describir con palabras lo que sintió cuando el sultan la besó, fue como si fuegos artificiales explotaran en su interior, como si una llama ardiente quemará sus manos, deseando mas, queriendo probar mas.

El sultan se separó solo un momento para mirar sus ojos, estaba hechizado, los orbes tan azules como el cielo lo habían hipnotizado, sonrió al mirar las mejillas sonrojadas de la joven, mientras agachaba levemente su cabeza.

Sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo cuando miró la sonrisa de la joven, era tan perfecta como lo era ella, sin dudarlo habia caído en sus encantos, todo en menos de 10 minutos.

Tomó su cintura, llevándola hasta la cama, mientras la besaba, quería verla bailar, pero sus ganas de hacerla suya estaban siendo mayores, quería sentirla, quería tener todo de ella.

— Simplemente perfecta. — sonrió al quitar su vestido por completo.

El rostro de la joven se transformó en un rojo intenso, tan intenso como lo era su cabello.

La adoración en los ojos del sultan era majestuosa, observaba a su acompañante como si de una pieza de arte se tratara, besaba cada parte de ella, llenándose de su olor, de su sabor, sintiendose el único dueño de su amor o al menos eso quería creer pues se negaba a que alguien mas pudiera amarla como el lo hacia, satisfacer a su cuerpo como el o siquiera tener la osadía de besar sus dulces labios.

"La luna fue testigo de el deseo que ardió en mi alma y mi corazón, fue mi acompañante en esa noche llena de amor, en donde no solo estuvimos tu y yo, si no también ella, siendo la mas fiel testigo de nuestra pasión."

Sherezade despertó a la mañana siguiente con una sonrisa, una que poco a poco se fue transformando en suma preocupación, había estado con el sultán, ella no debía hacer eso, no pertenecia a esta epoca y no era parte de la historia.

La noche anterior habia sido un sueño, uno bastante agradable y hermoso, pero debia despertar, se recordó a si misma el tragico futuro que todos tendrían y no queria ser parte de ello, se negaba a serlo.

Sherezade tomó rápidamente todas sus ropas, colocandoselas para después darle una ultima mirada al sultán, esperaba que esa fuera la ultima vez que la llamara, no quería involucrarse aun mas y desatar graves consecuencias o eso trataba de decirse a si misma, fingiendo que la noche con el sultan no habia sido maravillosa.

Escapó de los aposentos sin que nadie la viera, sin llamar la atención, hasta que se encontró de frente con Ibrahim paşa.

— Señorita Sherezade. — el la miró con duda, mientras ella hacia una pequeña reverencia, caminando mas rápido.

Ibrahim no lo pudo negar, la belleza de la joven lo había impactado, era la mujer mas hermosa del palacio, la mas bella de todas.

La joven llegó hasta el harén, en donde Firial rápidamente se acercó a ella con una sonrisa.

— ¿Como estuvo? — sonrió.

— Fue bueno. — ella respondió con simpleza, yendo directamente hasta los baños, tenia quehaceres pendientes.

La mirada que Firial le dio fue de total confusion, ¿como podía no estar feliz de haber estado en los aposentos del sultan? Esa chica sin duda era extraña.



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Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now