Capitulo 48

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— Sultana, el sultan desea verla. — Afife llegó hasta ella.

— ¿Le ha dicho para que desea verme? — preguntó la pelirroja con confusión.

— No sultana. — negó rápidamente, mientras Mihrimah asentía.

— Fakria, Nuray, encarguense de los príncipes y la sultana. — ordenó.

— Como ordene sultana. — respondieron.

La pelirroja llegó a los aposentos del sultan, en donde los guardias le permitieron entrar al verla llegar.

— Su majestad, me han dicho que desea verme. — ella lo miró a los ojos, aun manteniendo su distancia.

Habían pasado algunos años ya desde que su relación se había roto, mismos en los que Suleyman había rogado por su perdon, haciéndole regalos, dedicando todo su tiempo libre a buscar formas de conseguir su perdon, pero sobretodo, de enamorarla nuevamente.

— El sol y la luna de mi vida. — sonrió al verla. — Luces cada día mas bella sultana de mi corazón.

— Supongo que pelear con usted me mantiene radiante. — soltó ella con burla.

— Se que Yenişah te ha invitado a la cena en su palacio, quiero que vayas conmigo. — el sonrió. — Deseo que mi esposa me acompañe.

— No soy su esposa, soy una mujer libre que vive en su palacio porque usted no le permite irse con sus hijos. — le dio una sonrisa abierta, guiñándole un ojo. — Eso me convierte en su amante o al menos eso es lo que todos dicen.

Suleyman entonces sonrió, se encargaría de callar los rumores cuanto antes, todos debian conocer y respetar el lugar que Mihrimah ocupaba en su corazón.

— Tengo un presente para ti. — el sonrió.

— Comienzan a gustarme los regalos. — ella soltó divertida. — Si sigue así me convertiré en una mujer interesada.

— Está en los establos. — el acariciò su rostro. — Dijiste que te encantó cuando lo viste en Manisa, lo he traído para ti.

La sonrisa de Mihrimah entonces se ensanchó y en un acto impulsivo se tiró hacia el, abrazándolo.

— Vamos, quiero verlo. — dijo emocionada, haciéndolo reír, mientras el disfrutaba de ese pequeño acto, era la primera vez en años que ella lo abrazaba tan efusivamente, aunque de inmediato la pelirroja se recompuso, volviendo a su lugar y haciéndolo extrañar nuevamente su calor. — Lo siento, no debí hacer eso.

Suleyman fingió no darle importancia, no quería incomodarla, ni hacerle perder la bonita sonrisa que aun permanecía en su rostro.

— ¿Has pensado en lo que hablamos? — el la miró a los ojos. — ¿Podrás perdonar mis errores algún día?

— Lo he pensado, demasiado estos días y mis hijos no merecen estar lejos de su padre, ni mucho menos. — ella lo miró con seriedad. — Debo admitir que aun no confío en usted, debo trabajar en eso, porque aun creo que volverá a traicionarme cuando menos lo espere, pero quiero intentarlo, quiero recuperar la confianza y tal vez después, cuando todo este sano entre nosotros, podamos intentarlo de nuevo.

— Mihrimah, el sol y la luna de mi vida, haré todo lo que esté en mis manos para recuperar tu confianza. — el acarició su rostro. — No volveré a fallar, te lo prometo.

Mihrimah solo sonrió hacia el, mirándolo con los ojos entrecerrados mientras asentía.

— Vamos al palacio de Ibrahim, deseo ver a mi hermana. — Mihrimah asintió yendo junto a el.

Durante todo el camino ambos conversaron, riendo incluso, hablando de sus hijos y de todo lo que había pasado en esos años, Suleyman se sentía realmente feliz de tenerla a su lado, escucharla hablar e incluso reír cómodamente junto a el.

— Hemos llegado. — el sonrió.

— Debo admitir que su compañía sigue siendo agradable para mi. — Mihrimah lo miró. — Pero ahora mismo, deseo ver a las sultanas Hatice y Yenişah.

— Yo desearía vivir cada día en tu compañía. — Suleyman sonrió.

— Uh, eres realmente cursi. — la pelirroja se burló, tomando su mano para bajar del carruaje.

— Solo cuando mi sol y mi luna está cerca. — el sonrió, entrando ambos al palacio.

— ¡Atencion, su majestad el sultan Suleyman! — anunció un guardia, haciendo que todos se levantaran de su sitio.

Yenişah se acercó rápidamente a el al verlo entrar, besando su mano, para después dejar espacio a su esposo, quien repitió el acto.

— Es un honor recibirlo en nuestro palacio su majestad. — Ibrahim sonrió, mirando con recelo a Mihrimah tras el.

— Mihrimah, estoy muy feliz de que estes aquí. — Yenişah le sonrió.

— También estoy feliz de verla sultana, su palacio sin duda es encantador. — la pelirroja halagó, recibiendo una mala mirada de Hürrem y Mahidevran.

— Es muy parecido a un palacio veneciano. — el sultan susurró, observando todo a su alrededor.

Mihrimah no pudo negar que el lugar se veía realmente hermoso, pero no tanto como lo era el palacio de Hatice, pues este habia sido decorado completamente por Ibrahim, convirtiendolo en un lugar ostentosony lleno de lujos, mientras que el de Hatice e Iskender era a completo gusto de ambos, logrando que fuese un lugar comodo y agradable, sin dejar los lujos del lado, pero sobretodo, manteniendo y respetando las costumbres otomanas.

— Ibrahim paşa es quien lo ha decorado completamente. — ella sonrió.

— Tiene un excelente gusto. — Hatice entró al lugar junto a Iskender, ambos haciendo una reverencia al sultan.

— Su majestad. — Iskender susurró, reverenciando. — Sultanas.

— Que bueno verte Iskender paşa. — Suleyman sonrió genuinamente, no podía negar que sentía real aprecio por el rubio.

— La sultana Hatice deseaba corresponder a la invitación de la sultana Yenişah e Ibrahim paşa. — dijo con educación, había aprendido como tratar con las personas en esa época, sabia que debia ser mas accesible si quería hacerse un sitio en ese lugar. — Estamos realmente honrados por la invitación.

Hatice lo miró con una sonrisa, le había costado mucho convencer a su esposo de asistir, pues a el realmente no le agradaba Ibrahim, no confiaba en el y no quería compartir nada con el, pero ella sabia que esa era una buena oportunidad para que Iskender ganara puntos con el sultan.

Todos comenzaron a comer después de eso, mientras que la sultana Hafsa observaba todo el lugar con horror, no le gustaba para nada tanta ostentosidad.

— Leo el pintor, está aquí su majestad. — Ibrahim sonrió.

— Traelo entonces, así podemos agradecerle. — Suleyman sonrió, mirando a Mihrimah, ya tenia una idea clara del primer movimiento para recuperar el amor de su sultana.

Recuperaría su confianza, pero sobretodo, recuperaría su amor.


¡Gracias por leer!❤

Dejo un fotito de los vestidos que el sultán mandó a hacer para nuestra bella Mihrimah.

Dejo un fotito de los vestidos que el sultán mandó a hacer para nuestra bella Mihrimah

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Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now