Capitulo 51

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Fecha: 14 de marzo de 1530

— ¡Atención, sultan Suleyman! — anunció un guardia en el harén.

— Mi querido hijo. — Hafsa sonrió, ignorando a la pelirroja a su lado.

— Madre, vengo a darles una gran noticia. — sonrió, tomando la mano de Mihrimah. — Oficialmente la sultana Mihrimah es mi esposa, Mufti nos unió en sagrado matrimonio, ahora estaremos unidos para siempre y he creado un titulo para ella, a partir de este momento será llamada Haseki Sultán, mi única favorita, mi gran esposa.

La sonrisa en el rostro de Mihrimah era de completa superioridad, mirando a la valide con la frente en alto, esa no era uma derrota solo para Hürrem y Mahidevran, sino también para ella.

— ¿Y bueno? ¿No dirás nada madre? — preguntó Suleyman, poco a poco borrando su sonrisa, mientras Mihrimah pensaba en la estocada final.

Lo miró, mientras el asentía, ella comenzó a caminar hacia la sultana, arrodillándose frente a ella para besar su mano, aunque ella la retiro antes de que lo intentara, por el contrario, se levantó furiosa, dirigiéndose al sultán.

— ¡Nunca te perdonaré por lo que has hecho Suleyman! — le gritó molesta.

— Yo yo no te perdonaré el desprecio que le has hecho a Mihrimah en este momento, nunca, escuchame bien, nunca mas volverá a arrodillarse frente a ti. — respondió con tranquilidad, mirándola a los ojos, mientras Mihrimah sonreía discretamente.

La sultana lo miró completamente ofendida y sintiendo como perdía sus fuerzas, se desvaneció en sus brazos.

Suleyman la tomó en brazos, ayudándola a sentarse nuevamente, mientras Hatice y Yenişah la socorrían, dándole un poco de aire.

— ¿Te sientes mejor ahora? — preguntó el sultán, mirándola impasible.

— ¿Por qué? ¿Que has hecho? ¿Eres tan ciego que no puedes ver las consecuencias? — lo miró negando, mientras se levantaba, yendo directamente a sus aposentos.

Suleyman negó, mirando a Mihrimah frente a el, extendiéndole la mano, sentándola junto a el, mientras ordenaba que repartieran dulces, jugo y oro, en nombre de su gran sultana.

— Mi sol y mi luna, ahora eres la dueña del mundo. — le sonrió, besando su frente. — Y la dueña de mi corazón.

— Su majestad, si me permite, me gustaría ir a ver a la madre sultana, estoy preocupada por ella. — Hürrem interrumpió.

— También me gustaría ir. — Mahidevran se unió.

— Adelante, pueden ir. — asintió el sultán.

Mihrimah las miró con una sonrisa llena de malicia mientras ambas mujeres se marchaban.

•~•~

— Fue satisfactorio ver sus rostros. — admitió Mihrimah, sentada junto a Hatice en sus aposentos.

— 40 días de celebración, el sultán te honró por todo lo alto sultana. — sonrió de forma genuina. — Lo unico que lamento es que mi madre no pueda ver mas allá de Hürrem y Mahidevran.

— En algun momento tendrá que abrir los ojos Hatice, no lo dudes. — la miró con una suave sonrisa.

— Sultanas. — Gul agha entró en los aposentos, haciendo una reverencia.

— ¿Que ocurre Gul agha? — preguntó la pelirroja con preocupacion al ver su rostro.

— Esta mañana han traído la noticia al palacio de que alguien ha atacado al Gtan Visir del imperio sultana. — las miró. — Dicen que es grave.

— Oh, por allah. — negó la pelirroja.

— Debo ir a ver a Yenişah. — Hatice se levantó rápidamente, saliendo de los aposentos.

— ¿Que tan grave es Gul agha? Se honesto. — lo miró fijamente.

— Dicen que fue una flecha envenenada. — la miró. — Nadie sabe quien fue.

— ¿Donde está ahora?

— La han llevado a una cueva, dicen que su agua es mágica, que cura cualquier tipo de infección. — la miró.

— ¿Y la sultana Yenişah? — preguntó.

— En su palacio, no la han dejado viajar con el por su estado.

Mihrimah asintió, mirándolo a los ojos.

— Gul agha, ¿hay manera de que me culpen? — preguntó preocupada. — Dime, ¿esto podría llegar a mi?

— Por supuesto que no sultana, no tuvimos nada que ver, ni sus hermanos, estoy seguro. — asintió.

— Bien, averigua todo lo que puedas y dímelo. — ordenó.

— Como usted ordene mi sultana.


•~•~


— Debes sostener la espada de esta forma Mehmed, no la mires, pon tu espalda recta. — Mustafá daba indicaciones.

— ¿Que haces aquí Mehmed? — preguntó Mahidevran al verlo.

— Sultana, mi hermano me enseña como tomar la espada. — sonrió.

— El no es tu maestro Mehmed, debes ir con tu madre ahora. — lo miró de forma severa, mientras el joven príncipe asentía, marchándose de los aposentos hasta los suyos.

Mihrimah lo miró curiosa cuando el pequeño entró, tenia la frente arrugada y una expresión de disgusto y tristeza en su rostro.

— Mehmed, amor mio, ¿que te pasa? — preguntó suavemente.

— Estaba en los aposentos de Mustafá, el me estaba enseñando como debía usar la espada pero la sultana Mahidevran llegó y me echó, no se que hice para molestarla, ¿por qué no me quiere madre? — preguntó el pequeño de 6 años, mirándola fijamente.

— Nuray, Fakria, encarguense de los príncipes y la sultana un momento, Mehmed y yo daremos un paseo. — ordenó, levantándose y tomando la mano de su hijo.

Cruzaron los pasillos sin mediar palabra, dirigiéndose hasta uno de los jardines del palacio.

— Mehmed, amor mio, debes aprender algo muy importante mi príncipe. — lo miró a los ojos. — La sultana Mahidevran y la sultana Hürrem no pueden quererte, no porque seas un mal niño, sino porque tu compites por el trono con Bayaceto y Mustafá.

— Pero tu los quieres a ellos. — la miró a los ojos.

— Es distinto mi amor, porque ellos para mi solo son los hijos del sultán, el hombre que yo amo y mi esposo, sin importar quienes sean sus madres. — sonrió. — Y ellas no te quieren porque tu eres mi hijo, tu eres quien gobernará el mundo mi amor, así que no debes estar triste por esas cosas, tu solo debes concentrarte en aprender todo lo que un honorable príncipe debe saber, yo seré quien construya tu camino al trono.

— Pero a mi me gusta ir a ver a mi hermano y jugar con el. — la miró nuevamente.

— Cariño, tienes 4 hermanos y una hermana mas, juega con ellos. — le sonrió. — Yo hablaré con el sultán para que permita que Mustafá juegue contigo en otro lugar, ¿está bien?

— Gracias mamá. — asintió el niño, conforme con la respuesta.

— Ahora no estes mas triste por ello ¿si querido? — acarició su cabello.

— Te amo mamá.

— También te amo mi príncipe valiente.

¡Gracias por leer!❤

Hola ¿que tal? Andaba medio desaparecida por aquí pero ya volví, ahora si se viene lo bueno... :)



Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now