Capitulo 34

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Fecha: 6 de enero de 1524

— Si es un príncipe, quiero que su nombre sea Selim. — ella lo miró con una sonrisa. — Y si es una sultana, me gustaría que se llamara Şahnaz.

— Así será mi amada sultana. — el asintió, observando a la partera llegar al fin, mientras el salia de los aposentos.

Pasaron algunas horas entre gritos desgarradores, hasta que el silencio cayó y la preocupación aumentó, la sultana se había desmayado en medio del parto.

— Sultana, despierte. — Firial golpeó levemente sus mejillas. — Sultana, por favor.

— Debemos despertarla o el bebe morirá. — la doctora advirtió, colocando un liquido extraño sobre su nariz, haciéndola recuperar la conciencia. — ¡Vamos sultana, uno mas!

Mihrimah entonces tomó aire antes de pujar nuevamente, soltando un grito desgarrador con eso, cayendo después sobre las almohadas, completamente cansada.

— ¿Que son Firial? — preguntó, rezando que fuese una sultana.

— Es un príncipe y una sultana. — ella sonrió. — Felicidades sultana.

Mihrimah suspiró agotada, desmayandose poco tiempo después de eso, mientras el sultan entraba, trayendo con el a la sultana Hafsa y a Hatice.

— Su majestad. — Firial hizo una reverencia. — Felicidades, la sultana ha dado a luz a un principe y a una sultana.

— ¿Como está ella? — preguntó Suleyman con una gran sonrisa. 

— Está bien su majestad, solo duerme por el cansancio. — ella sonrió, mientras el le otorgaba una bolsa de monedas.

— Si que es linda. — Hatice sonrió, observando a la pequeña bebe. — Se parece a Mihrimah, solo tiene su cabello su majestad.

— Es un príncipe apuesto. — Hafsa observó a su nieto.

— Tiene el cabello rojo. — Hatice miró a su hermano, como el sonreía y se acercaba directamente a Mihrimah.

— Mihrimah, mi sol. — el susurró, haciendola despertar mientras acariciaba su mejilla.

— ¿Donde estan? — ella susurró con una sonrisa. — ¿Estan bien?

— Estan aquí y son hermosos, tal y como tu lo eres. — Suleyman besó su frente, trayendo a ambos bebes con ella.

— Daye, trae a las sultanas aquí para la ceremonia de nombramiento. — ordenó Hafsa con una sonrisa.

— El tiene mi cabello. — ella sonrió. — Parece que uno de ellos entendió mi advertencia.

— ¿Cual advertencia mi luna? — preguntó el de forma divertida, mientras Hatice reía comprendiendo de lo que hablaban.

— Es un secreto Suleyman. — sonrió.

Poco tiempo después, todas las mujeres llegaron, interrumpiendo la paz del lugar, mientras Mihrimah sonreía aun mas, mirándolas con superioridad.

El sultan entonces tomó a su príncipe, cargándolo, mientras susurraba sobre su oído.

— Soy testigo de que no hay mas Dios que Allah. — comenzó a susurrar al bebe. — Soy testigo de que Mahoma es el mensajero.

Mihrimah sonrió, mientras el compartia una mirada con ella, dándole una sonrisa.

— Tu nombre es Selim, tu nombre es Selim. — susurró. — Tu nombre es Selim.

La sonrisa en el rostro de Mihrimah se ensanchó aun mas, observando como ahora tomaba a la pequeña sultana ante la mirada llena de envidia de todas las mujeres, el nunca le había dado nombre a una de las sultanas, solo a los príncipes.

— Soy testigo de que no hay mas Dios que Allah, soy testigo de que Mahoma es el mensajero. — repitió la misma acción con la bebe. — Tu nombre es Şahnaz, tu nombre es Şahnaz, tu nombre es Şahnaz.

Sonrió, colocando ambos bebes en la cama, junto a Mihrimah.

— Allah, que sean buenos con sus padres y devotos y creyentes del Islam. — comenzó la oración. — Allah que sean honrados, Allah que protegelos y apoyalos, Allah que sean escudo y espada del imperio.

— Amen. — todas terminaron la oracion, mientras Suleyman regresaba con Mihrimah y sus hijos.

— Madre, quiero que repartan dulces y monedas de oro en honor a mi príncipe y mi sultana. — ordenó el sultán, mientras la mujer asentía, saliendo de los aposentos y dejándolos a solas.

— Ella tiene su cabello Suleyman. — Mihrimah sonrió.

— Tiene tus ojos y tu rostro. — el sonrió. — Selim tiene tus ojos y cabello también, esperemos que no tengan tu carácter.

— Esperemos que no saquen lo infiel de usted. — ella se burló, haciéndolo reír.

— ¿No vas a perdonarme nunca cierto? — el la miró.

— No está en mis planes a futuro. — ella le sonrió inocente.

— Mandaré que preparen unos aposentos mas grandes para ti, con cuatro niños y sirvientes seguro que esos te quedaran incómodos. — el la miró.

— ¿No pensará comprarme con unos aposentos, cierto? — ella entrecerró los ojos, mientras el solo sonreía.

— Tendrás que perdonarme en algun momento. — el la miró, haciendo que el ambiente se tensará entre ambos. — Debemos hablarlo en algun momento Mihrimah.

— Tiene razón. — ella lo miró. — Pero no será hoy, hoy solo quiero disfrutar de mis hijos.

El asintió de acuerdo, dándole una sonrisa, mientras besaba su frente.

Fecha: 15 de marzo de 1524

Mihrimah observó los nuevos aposentos que habían preparado para ella, eran igual de grandes que los de la sultana Hatice e incluso estos tenían un balcón enorme y estaban cerca de los del sultán, haciendo que el pudiera verla con solo asomarse al balcón, al igual que ella a el.

— Mi sultana, la mas bella del mundo. — Gul agha entró. — Traigo malas noticias para usted.

— ¿Que tan malas? — ella lo miró.

— La sultana Hürrem está embarazada. — el la miró con pena. — Y la sultana Neylan ha dado a luz, la sultana madre pidió su presencia para la ceremonia de nombramiento.

Mihrimah solo cerró los ojos, sintiendo un nudo en su garganta, mientras las lágrimas quemaban por salir de sus ojos, ¿por que se había enamorado de ese hombre? ¿por que le había entregado su corazón a alguien que no hacia mas que lastimarla? Debía ser un castigo por algo malo que habia hecho, no habia otra explicación.

De pronto las lágrimas brotaron de su rostro, mientras caía de rodillas en la habitación, comenzando a llorar amargamente.

— Mi sultana. — Gul agha la abrazó, tratando de levantarla.

— Mihrimah, ¿que ocurre sultana? — Nuray llegó hasta ella. — ¿Que le has dicho Gul agha?

— Le he contado la verdad Nuray, nada mas que eso. — el la miró, para después ver los ojos de la sultana. — Mi sultana, debe ser fuerte, debe ser invencible, no puede dejar que su corazón la domine, usted es un dragon de fuego, convierta a todos en cenizas.

Mihrimah entonces lo miró a los ojos, recuperando el control de sus emociones, mientras asentía a el y lo abrazaba.

— Nuray, trae mi velo, debo ir a celebrar el nacimiento de un miembro mas de la dinastía. — ella ordenó, secando su lágrimas, mientras se levantaba.

Gul agha tenia razón, no podía dejar que su corazón la dominara, era momento de tomar nuevamente las riendas de su vida.


¡Gracias por leer!❤

Actualización doble porque estoy feliz :)

Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now