Capitulo 28

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Hatice daba vueltas por sus aposentos desesperada, no podía aguantar mas la angustia, debía saber como estaba Mihrimah.

Tomó al pequeño Mehmed en sus brazos y se encaminó a los aposentos del sultan, siendo interceptada por Ibrahim en el camino.

— Sultana, ¿a donde va? — preguntó el, mientras ella lo miraba de forma recelosa, había visto su sonrisa cuando el sultán había tratado de esa manera tan cruel a Mihrimah.

— No es de su incumbencia paşa. — soltó molesta, siguiendo su camino.

Ella no era tonta, sabia que Mihrimah e Ibrahim no eran aliados y que en algún momento debia escoger un lado, y de cierto modo, ya lo había hecho, amaba a Ibrahim, pero el estaba del lado perdedor, Mihrimah iba a ganar, ella tenia el amor del sultan y Hatice no iba a llenarse de lodo por un hombre, sin importar cuanto amor pudise sentir por el.

— Quiero ver al sultan. — ella observó a los aghas, quienes de inmediato abrieron la puerta. — Su majestad.

Hatice entró haciendo una reverencia, aun sin mirar a los hombres que se encontraban en los aposentos.

— Hatice, ¿que necesitas? — preguntó el sultan.

— Su majestad, Mehmed estaba muy inquieto, necesitaba ver a su madre. — ella mintió rápidamente, mientras el bebe reía y aplaudía.

Mihrimah entonces se acercó a ella, dandole una sonrisa y agradeciéndole, mientras tomaba al pequeño bebe.

Hatice entonces se percató de los hombres en los aposentos, deteniendo por algunos segundos su mirada en el mayor de ellos, quien rápidamente miró hacia abajo cuando su hermano golpeó su costado, acababan de salir de los calobozos, no quería volver solo porque Iskender seguia sin comprender que no debía ver a las sultanas.

— ¿Que ocurre su majestad? — preguntó Hatice confundida, mientras Suleyman solo suspiraba, sabia que tendría que hacer muchos meritos para que Mihrimah volviera a mirarlo siquiera.

— Hatice, ellos son los hijos de Suleyman paşa y los hermanos de Mihrimah. — el sultan la miró, mientras una sonrisa aparecía en el rostro de la sultana, la pelirroja no habia sido debilitada, sino al contrario, se había fortalecido. — Ellos son, Iskender, Burak, Orhan, Serhan y Malkoçoğlu.

Los presentó a todos, quienes seguían sin levantar el rostro, a excepción de Iskender, quien observó de forma discreta a la sultana, ella realmente era bella, tenia el rostro de una muñeca.

— Iskender paşa formará parte de mi consejo. — informó el sultan, mirando a Mihrimah, quien lo miró confundida, aun así, no iba a perdonarlo.

— Estoy muy feliz de que encontraras a tu familia Mihrimah. — sonrió la sultana.

— Gracias sultana. — ella le sonrió amable, notando como la sultana e Iskender compartían miradas, esto sin que el sultan lo observara.

— Aunque me gustaría que nadie se enterara que ellos son mi familia. — Mihrimah miró a la sultana, para después observar al sultán. — Las mujeres del harén podrían sentirse mal y querran buscar a sus familias también.

— Será como tu quieras Mihrimah. — asintió el sultan.

Todos conversaron unos minutos mas, en los que los hermanos de Mihrimah se dieron el tiempo de cargar a Mehmed y jugar un poco con el, hasta que Iskender notó que era tarde y debían retirarse.

— Su majestad, si nos permite, es hora de irnos, es tarde y al amanecer tendremos entrenamiento para la campaña. — Iskender se excusó.

— Está bien, presentate mañana al consejo. — ordenó el sultan.

— Como ordene su majestad. — reverenció, para después ver a ambas mujeres. — Sultanas.

Mihrimah sonrió, viendo a sus hermanos partir, su alma al fin sentía paz, estaban con ella.

— Su majestad, si me permite, me retiro también, ha sido un dia largo. — la sultana sonrió, saliendo de los aposentos, yendo directamente a los de su madre. — Madre.

— ¿Que ocurre Hatice? — preguntó ella con una sonrisa, hacia días que no la veía sonreír de esa forma. — ¿Sabes algo de la decisión de nuestro sultan sobre Mihrimah?

— Si, vengo de sus aposentos. — ella sonrió, observando a todas las mujeres sonreír complacidas, pensando en que pronto esa sonrisa se borraria de sus caras. — El sultán ha perdonado a Mihrimah y perdonó la vida de esos hombres.

— ¿Como es posible? — Hafsa preguntó.  — Esa mujer rompió las reglas, debe ser castigada.

— ¿El te lo ha dicho? — preguntó Hürrem confundida, borrando su sonrisa de inmediato.

— Lo acabo de ver, incluso nombró a Iskender paşa como parte del consejo. — Hatice sonrió al ver como sus sonrisas caían.

— ¿Donde está Mihrimah Hatice? — preguntó Mustafá. — ¿Porque no ha venido a jugar conmigo?

— Mihrimah está con nuestro sultan Mustafá, mañana jugará contigo. — Hatice sonrió. — Me retiraré madre, estoy muy cansada.

Hatice hizo una reverencia a su madre, dandoles una sonrisa burlona a todas las mujeres, mientras era seguida por Gülfem, quien de inmediato entendió la mirada de la sultana.

Ambas fueron hasta los aposentos de la sultana, mientras conversaban, hasta que despues de algunos minutos, ambas se encontraban en el balcon.

— ¿Lo has visto Gülfem? Es muy apuesto. — sonrió Hatice, escuchando el sonido del violin de Ibrahim.

— ¿De quien habla sultana? — la mujer la miró confundida. — ¿De Ibrahim?

— Calla Gülfem, pueden escucharte. — ella negó. — Iskender paşa, es un hombre muy apuesto y fuerte.

Ella sonrió, recordando la sonrisa que el le había brindado en los aposentos de su hermano.

— Nunca había visto a alguien tan apuesto como el. — ella sonrió soñadora.

— ¿Le ha gustado sultana? — preguntó confundida. — Creí que estaba enamorada de Ibrahim.

— No lo digas Gülfem, eso era una simple fantasía por sentirme sola. — ella susurró. — Ibrahim es un esclavo, jamas podría tener algo con el, Iskender solo me pareció un hombre apuesto.

— Lo es. — ella sonrió. — Lo son todos, los hijos de Suleyman paşa son muy apuestos y fuertes.

Hatice asintió de acuerdo, dándole una sonrisa, mientras su mente inevitablemente viajaba hasta los hermosos ojos claros del paşa, esos que parecían tan transparentes y enigmáticos para ella.



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Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now