Capitulo 43

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— Sultana, la sultana Neylan desea verla. — informó Gul agha.

— Bien, que pase. — asintió. — Nuray, Yasemin, lleven a Mehmed y Şahnaz al jardin.

— Como ordene sultana. — ambas asintieron, tomando a los bebes.

Neylan entró poco despues de eso, lucía demacrada y su rostro tenia una mueca extraña, como si no fuera consciente de si misma.

— Gul agha, dejanos solas. — ordenó Mihrimah, observando a la mujer frente a ella. — ¿Que quieres Neylan?

— Hice de todo para deshacerme de ti. — soltó una enorme carcajada, llena de resentimiento. — Yo incluso creí que al fin te habia matado, pero no, tienes mil vidas maldita serpiente rusa.

— No pensé que tu fueras quien hizo eso, no creí que fueras tan inteligente. — la miró de arriba a abajo.

— Quería borrarte por completo de la historia, tu me arrebataste el amor del sultán. — se acercó lentamente a ella. — Enfermé a tu príncipe por ello, yo fui quien trajo la enfermedad al palacio.

— Neylan, ¿como pudiste? Han muerto niños inocentes por ti. — la miró fijamente. — Mataste a tus hijos.

— No, yo no lo hice, tu si. — la mujer entonces sacó una daga, acercándose a ella. — Tu mataste a mis hijos, tu llegada nos mató a todos, ahora yo seré quien te mate a ti, arrancaré la mala hierba de raíz.

Neylan entonces se lanzó contra ella, haciendo un corte sobre su hombro, cayendo hacia un lado.

— Neylan, te mataran si me dañas. — Mihrimah trató de razonar, tomando discretamente la daga que la bruja le había dado. — Vete y no le diré a nadie lo que acabas de confesarme.

— No me importa morir si te mato con ello. — nuevamente tomó impulso, levantando la daga, lanzándose nuevamente contra ella, esta vez apuñalando su hombro, justo cuando Mihrimah clavaba su daga sobre su corazón.

Neylan solo soltó un quejido, sintiendo que no podía respirar mas.

— No me dejaste opcion Neylan, tu muerte salvará a otros. — la pelirroja susurró sobre su oído, soltando a la mujer y dejandola caer al suelo.

— Sultana. — Gul agha corrió rápidamente hasta ella, observación como el vestido de la pelirroja se teñía de sangre.

— La maté Gul agha. — susurró Mihrimah en shock. — La maté.

— Sultana, no la mató, se defendió. — Gul agha la ayudó a sentarse, corriendo hasta la puerta para pedirle a las señoritas traer a la doctora.

— Oh Allah, soy una asesina Gul agha. — ella susurró. — La he matado.

— Mi sultana no lo repita, ella la atacó, esa es la verdad, usted solo se defendió. — Gul agha, tomó un trozo de tela, colocándolo sobre la herida, para después checar el pulso de Neylan y tomar la daga, apuñalandola nuevamente, todo ante la horrorizada mirada de Mihrimah. — Es por nuestros príncipes sultana, era algo que debíamos hacer.

— Gul agha, la maté, le quité la vida a alguien. — lo miró fijamente.

— No la mató usted sultana, yo fui quien lo hizo. — el agha llamó su atención. — Estoy dispuesto a pagar el precio por ello.

La doctora entró en los aposentos, interrumpiendo su conversación, observando la escena asustada.

— Sultana. — corrió hasta ella, comenzando a curarla rápidamente.

— Avisen a nuestro sultan de lo sucedido y saquen a esta mujer de aquí. — Gul agha ordenó a las señoritas, quienes de inmediato cumplieron con la orden.

— Sultana, ¿se ha golpeado el vientre? — la doctora preguntó al terminar de vendar la herida, mientras Mihrimah solo negaba, aun en shock por lo sucedido.

— Mihrimah. — Suleyman entró rápidamente, hincandose frente a ella. — Mi sol y mi luna, ¿como estas amor mio?

El sultan tomó el rostro de Mihrimah, examinandola por completo, justo cuando ella lo vio a los ojos y rompió en llanto.

— ¡Salgan todos de aquí! — ordenó el sultan con voz fuerte, haciendo a todos obedecer rápidamente.

— Ella me atacó y yo, yo la maté Suleyman. — Mihrimah susurró entre lágrimas. — Ella enfermó a mi Selim, enfermó a mi bebe, ella trajo la enfermedad al palacio, y yo la maté, soy una asesina.

— Tranquilizate Mihrimah, tu no eres una asesina amor, hiciste lo necesario para sobrevivir mi sol y mi luna. — le sonrió, queriendo transmitirle confianza. — No hiciste nada malo, solo te defendiste.

Ella entonces asintió, comenzando a tranquilizarse, antes de separarse por completo del sultan, respirando profundamente.

— Ella dijo que fue ella quien enfermó a Selim, no pensó que todo iba a complicarse tanto, solo quería deshacerse de mi príncipe. — lo miró.

Suleyman entonces cerró los ojos sintiendose un estúpido, tuvo todo el tiempo al enemigo en su palacio y ni siquiera lo notó.

— Lo siento Mihrimah, por todo, por haberte lastimado y por no cuidar de nuestros hijos debidamente. — la miró a los ojos, mientras ella negaba. — Enmendaré todo, lo prometo.

— No, en cuanto mis príncipes esten bien, volveré a Manisa y los llevaré conmigo. — lo miró fijamente. — Soy una mujer libre, no puedo permanecer en este palacio y no dejaré a mis hijos en manos de esas mujeres.

— Mihrimah, mi sol y mi luna, la mujer de mi vida, dejame demostrarte cuanto te amo amor mio, permitime volver a recuperar tu confianza. — el tomó sus manos. — No me prives de ver tu rostro, deja que te demuestre que tan importante eres para mi, dejame mostrarte todo lo que soy capaz de hacer por ti.

— No confió en usted Suleyman, no creo en sus palabras y no quiero que vuelva a lastimarme. — retiró sus manos. — ¿Realmente cree que puede resarcir el daño que hizo?

— Lo haré Mihrimah, dejame volver a conquistar tu corazón, permiteme ganarme tu perdon. — el acarició su mejilla, justo cuando Hatice entraba apresuradamente.

— Su majestad, Mihrimah, creí que estabas sola. — susurró con pena, mientras la pelirroja sonreía hacia ella, quien corrió a abrazarla. — Estuve muy preocupada por ti cuando me enteré, ¿como estas?

— Estoy bien sultana. — le sonrió.

— No quiero interrumpir, solo queria saber que estabas bien. — ella sonrió apenada.

— Gracias por preocuparse Hatice, pero estoy bien, fue solo un simple rasguño. — le sonrió, justo cuando Suleyman le daba una ultima mirada y salia de los aposentos.

— No quería interrumpir Mihrimah. — Hatice la miró. — ¿Hablaban de algo importante?

— Su majestad quiere que le de una nueva oportunidad Hatice. — la miró. — Pero no estoy segura de ello.

— Mihrimah, mi hermano te ama, realmente lo hace y está dispuesto a hacer cualquier sacrificio por ti. — le sonrió. — No siempre tendras a tus pies a un sultan dispuesto a morir si tu lo quisieras.

— ¿Dice entonces que le de una oportunidad porque es poderoso? — una sonrisa divertida apareció en el rostro de la pelirroja. — Creí que diría algo mas apropiado sultana.

— Considero todas las opciones y definitivamente creo que es lo mejor para ti, además lo amas Mihrimah, no importa cuanto lo niegues. — tomó su mano. — Elegí estar de tu lado porque creo que en realidad eres buena para su majestad, confio en ti y te aprecio demasiado Mihrimah, por eso se que tomaras una buena decisión, hay mucho mas en juego que tu orgullo y tienes a tres príncipes que proteger, valora todas tus opciones y después decide.




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Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now