Capitulo 25

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Fecha: 01 de julio de 1523

— Su majestad, los hijos de Suleyman paşa lo esperan en el jardín. — Ibrahim llegó hasta el.

— Bien, vamos. — asintió el sultán. — ¿Donde está Mihrimah?

— La sultana Mihrimah está en el jardin. — respondió con fastidio. — Está con la sultana Hatice.

— Bien, ¿mi madre? — volvió a preguntar.

— La madre sultana también se encuentra en el jardin, con las demás sultanas. — Suleyman asintió desinteresado.

— Bien, vamos a recibir a los hijos del paşa. — el sultan suspiró cansado.

Mihrimah sonrió al ver a Hatice cargar a Mehmed, pues aunque la sultana intentaba negarlo, el pequeño niño se había convertido en su sobrino favorito y Mehmed parecía adorarla realmente, amaba pasar tiempo con su tía.

— No te preocupes mas Mihrimah, nadie mas podrá acercarse a nuestro príncipe. — ella le sonrió. — Tengo que decirte algo, creo que he hecho algo muy malo.

— ¿Que ocurre Hatice? — preguntó curiosa.

— He pedido algo a Sheker. — ella sonrió. — Se que Hürrem y Neylan visitaban los aposentos de nuestro sultan, así que le pedí a Sheker que pusiera hierbas en sus comidas, no quedaran embarazadas de nuevo. 

— Sultana. — Mihrimah la miró con una pequeña sonrisa.

— Nadie competirá contigo Mihrimah, te dije que iba a protegerte, a ti y a Mehmed. — ella sonrió.

La pelirroja sonrió en complicidad con ella, definitivamente no permitiría que Ibrahim se acercara a ella, debía conseguirle un buen esposo pronto.

— ¿Que ha pensado sobre el matrimonio? — ella preguntó con una sonrisa. — ¿Ha encontrado a un pretendiente que le guste lo suficiente?

— No tengo tiempo para eso Mihrimah, yo solo quiero cuidar y mimar mucho a este bebe. — la risa del pequeño bebe resonó cuando Hatice le hizo cosquillas. —  El matrimonio no es algo que me importe, de igual manera será mi madre quien me escoja un esposo.

— Usted es una sultana de sangre Hatice, siempre puede elegir. — ella sonrió.

— Mihrimah, ¿cuanto tardará Mehmed en crecer? — preguntó Mustafá con una sonrisa.

— Algunos meses mas hasta que pueda jugar con el mi príncipe. — ella sonrió, observando a lo lejos como el sultán llegaba hasta el jardín y se reunía con 5 hombres.

Observó entonces a Hatice, quien guió su mirada también a los hombres.

— Son los hijos de Suleyman paşa. — ella le sonrió. — Dicen que son soldados fuertes y valientes.

— Imagino que así es. — Mihrimah sonrió.

El rostro de la pelirroja poco a poco fue cambiando cuando pudo distinguir al mayor de ellos, quien pareció haber sentido su mirada, pues rápidamente dirigió su vista a ella.

— ¿Katerina? — Iskender susurró confundido, llamando la atención de sus hermanos y del sultan, quien de inmediato dirigió la mirada al hombre, para después ver que estaba mirando a donde Hatice y Mihrimah se encontraban.

La mirada del sultan entonces se posó nuevamente en el hombre, de forma amenazante, pues nadie podía siquiera ver a ninguna de las mujeres del harén y mucho menos de la manera en la que el estaba mirando a Mihrimah, su Mihrimah.

La mirada de todos los hijos del paşa se posó entonces en la pelirroja, al escuchar el nombre de su hermana salir de los labios de Iskender.

— Es Dimitri. — susurró Mihrimah.

— ¿Quien es Dimitri? — preguntó Hatice confundida.

— Son ellos. — ella susurró con una sonrisa. — Estan aquí.

Mihrimah entonces comenzó a caminar hacia el sultan, mientras Hatice la miraba confundida, haciendo que las miradas de la madre sultana y las demas mujeres se enfocaran en ella.

— Mihrimah, vuelve aquí. — susurró Hatice. — Te meterás en problemas, regresa.

La joven entonces comenzó a caminar mas rápido, distinguiendo al fin los rostros de sus hermanos, no habían cambiado en nada.

—  ¡Katerina! — gritó Iskender comenzando a correr hacia ella, mientras sonreía, la había encontrado, al fin, después de tantos años ella estaba ahí frente a el.

Corrió a reunirse con ella, ante la atenta y furiosa mirada del sultan, quien quería arrancarle la cabeza al hombre por atreverse a mirar a su sultana.

— Dimitri. — ella se lanzó a sus brazos, abrazándolo con fuerza, mientras derramaba algunas lágrimas. — Estan aquí.

— Te encontré Katerina, al fin te encontré. — susurró el con una sonrisa, acariciando su rostro y comenzando a revisarlo.

Esta escena no pasó desapercibida para el sultan, quien tomó la espada de su cinturon con fuerza, desenfundandola, mientras Ibrahim alejaba a Iskender de Mihrimah, golpeando su cabeza con fuerza, dejándolo inconsciente en el suelo.

— ¡Ibrahim! — gritó Mihrimah absolutamente molesta, dejando ver al fin ese temible acento ruso.

— Mihrimah, vuelve al palacio. — ordenó el sultan lleno de rabia, mirándola fijamente.

— Suleyman. — ella lo miró entre lágrimas, haciendo que el semblante del sultan cambiara, queriendo consolarla, pero debía mantenerse firme, ella se había excedido esta vez y tenia que ser castigada, al igual que ese hombre lo sería.

— Levantenlo ahora y llevenlo a los calabozos. — ordenó el sultan, mientras Mihrimah observaba como la herida en su cabeza sangraba.

— Suleyman. — la joven lo volvió a llamar, mientras los demas hermanos de Iskender corrieron rápidamente a el, observando aun con confusion a Mihrimah, pues aunque estaban seguros que era su hermana, estaba tan grande y cambiada que ni siquiera la habían reconocido. — Por favor.

La joven susurró en voz baja, haciendo que el sultán la mirara al fin, mientras negaba, no iba a perdonarlo, ese hombre iba a ser ejecutado por traición y Mihrimah, ella tendría que vivir el resto de sus días apartada de su hijo, ese seria su castigo, pues aunque Suleyman estaba realmente molesto, no podría matarla, la amaba, no podría jamas ejecutarla.



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Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now