Capitulo 40

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Fecha: 16 de octubre de 1524

Mihrimah había enviado carta tras carta al sultán, sin obtener ninguna respuesta desde hacia tres meses, cosa que la tenia realmente molesta, pensando en que realmente la había enviado a Manisa para deshacerse de ella.

— ¿No enviará cartas esta vez sultana? — Fakria preguntó, observando a la sultana negar molesta. — Llevaré a la sultana Şahnaz al jardin, si eso lo apetece.

— Gracias Fakria. — ella sonrió asintiendo.

— No debe preocuparse sultana, seguro que todo tiene una explicación. — la mujer le sonrió antes de salir de los aposentos con la pequeña sultana.

— Me ha abandonado en este lugar, prometió dejar que viese a mis hijos y no lo ha cumplido, no contesta mis cartas y ni siquiera da una razón para ello. — Mihrimah susurró para si misma. — No cumplió con su palabra, una vez mas me ha demostrado que no puedo confiar en el.

Miles de escenarios pasaban por su mente, desde que el ya la había olvidado hasta la mas trágica, que quizá algo malo le había sucedido.

Negó para si misma, sintiendo que algo no estaba bien y su sospecha fue confirmada cuando una señorita entró con una carta en la mano, era de la sultana Hatice, debía volver, pues Cihangir y Selim habian enfermado, sus pequeños príncipes se habían contagiado de una extraña enfermedad que azotaba al palacio.

— ¡Señoritas, señoritas! — gritó Mihrimah.

— Sultana. — ambas mujeres entraron.

— Diganle a Burak paşa y a Serhan paşa que quiero verlos ahora mismo. — ella ordenó.

— Como ordene sultana.

Mihrimah sintió la desesperación llenarla, sus pobres bebes estaban enfermos y ella no estaba ahí para cuidarlos.

— Mihrimah, ¿que ocurre? — Burak se acercó hasta su hermana.

— Mis príncipes han enfermado Burak, debo volver con ellos. — ella lo miró.

— ¿El sultán lo ha autorizado? — Serhan preguntó, pues el creía que claramente esto podría ser una trampa. — ¿Quien te lo dijo?

— Me importa un carajo si Suleyman lo aprueba o no, debo ver a mis príncipes. — ella gritó molesta.

— Mihrimah, tranquilizate hermana. — Burak tomó sus hombros. — ¿Quien te informó?

— La sultana Hatice, ella envió esta carta. — Mihrimah entregó el papel a su hermano, mirándolo desesperada. — Debemos volver por favor Burak, llevame con mis hijos.

— Serhan prepara todo, vamos a la capital. — Burak asintió. — Prepara tus cosas Mihrimah, partiremos al anochecer, estaremos mas seguros así.

La pelirroja asintió de acuerdo, tratando de tranquilizarse, pensando seriamente en que si algo le sucedía a sus hijos no perdonaría al sultan, esta vez no habría ni piedad ni compasión, lo mataría sin dudarlo.

La noche llegó rápido para la mujer que esperaba impaciente poder partir, Serhan quien aun dudaba de la veracidad de la carta, había enviado a una señorita en un carruaje horas antes, queriendo distraer la atención.

— Mihrimah, debes ser consciente de que esto puede ser una trampa. — Burak la miró a los ojos. — Si algo sucede en el camino, no dejes que te atrapen ¿entiendes? Tomaras a Şahnaz y te iras, sin mirar atrás.

La pelirroja asintió, subiendo al carruaje seguida de Fakria y Şahnaz.

El viaje si bien fue largo y tortuoso para la pelirroja, pronto el amanecer llegó y con ello su llegada a la capital, al mismo tiempo que el sol surgía del horizonte.

— Sultana. — Afife susurró impactada, ¿como era posible que ella estuviera ahí?, había muerto hacia meses o al menos eso era lo que todos habían dicho.

— ¿Donde estan mis hijos Afife? — preguntó realmente molesta.

— Sultana... — la mujer trató de tranquilizarla, pues ella se veía bastante afectada y para su condición, eso no era bueno.

— Afife, yo me encargo. — Hatice la miró, abrazándola. — Me alegra que estes de vuelta Mihrimah.

— Sultana, debe decirme la verdad, ¿donde estan mis príncipes? — la pelirroja preguntó.

— Afife, lleva a Şahnaz con el príncipe Mehmed. — ordenó Hatice. — No sabemos que es Mihrimah, Iskender, Selim, Cihangir, Handan, Ada, Ezgi, Doruk, Ipek, Hafsa, Mustafá, todos estan contagiados.

— ¿Que tan grave es Hatice? — preguntó entre lágrimas.

— Nuestro sultan ha mandado traer doctores de otros lugares, nadie sabe que es. — la sultana negó. — Orhan paşa también está intentando buscar una cura, pero nada parece funcionar.

— Quiero verlos Hatice, por favor. — pidió.

— Nadie puede ingresar a ese pabellón Mihrimah, ni siquiera yo, ni el mismo sultan, mucho menos tu que estas embarazada. — la miró. — Mehmed te ha extrañado, deberías verlo primero.

Mihrimah asintió, tratando de calmar sus emociones, no podía derrumbarse tan fácil, debía mantenerse fuerte.

— Mi sultana, la mas hermosa. — Gul agha sonrió al mirarla, haciendo una reverencia. — Allah la ha traído de vuelta a la vida.

— Gul agha, que nadie se entere que la sultana está aquí. — ordenó Hatice. — Solo avisa al sultán, a nadie mas.

— Como ordene mi sultana. — asintió el agha, dejándolas a solas.

Mihrimah fue directamente a cargar a su hijo, mientras Mehmed reía a carcajadas al verla.

— Mi príncipe valiente, no sabes cuanto te he extrañado. — la pelirroja sonrió, besando sus mejillas, haciéndolo reír aun mas.

— También te ha extrañado. — Hatice sonrió, para después volver al semblante serio. — Lamento no haber podido proteger a Selim y Cihangir.

— ¿Como pasó todo esto? — Mihrimah preguntó.

— Nuestro príncipe Selim fue el primero en caer enfermo, creímos que alguien lo había envenenado, pero no fue así. — Hatice negó. — Después Cihangir y Mustafá también se contagiaron, una semana después todo se convirtió en una plaga.

— Mihrimah. — el sultan entró en los aposentos, interrumpiendo la conversación, mientras Hatice se levantaba rápidamente. — Hatice, dejanos a solas.

La sultana asintió, tomando a Mehmed, indicándole a Nuray y Fakria que salieran también y llevaran a Şahnaz.

— Mihrimah. — susurró el, observando el enorme vientre de la sultana, ¿como era que nadie le había notificado nada?

— ¿Como pudo ocultarme algo como eso? — Mihrimah lo miró molesta. — ¿Como pudo no decirme que mis príncipes estaban mal?

— Mihrimah yo, te he enviado cartas, no has respondido a ninguna. — el sultán la miró.

— ¡Usted prometió que iba a cuidarlos, juro que lo haría! — ella le gritó, empujándolo cuando el quiso abrazarla. — ¡No me toque, no vuelva a tocarme! Usted nuevamente me falló, una vez mas rompió su promesa, no cuidó de mis hijos, no debí confiar en usted, nunca debí hacerlo.


¡Gracias por leer!❤

Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now