Capitulo 13

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— Su majestad, recién me entero, ¿como está Mihrimah? — Hatice se acercó hasta el sultán.

— Estuve a punto de perderla Hatice, sentí como su luz se apagaba frente a mis ojos. — el la miró, la joven temblaba de fiebre.

— Hijo. — Hafsa apareció en los aposentos, interrumpiendo la conversación de los hermanos. — ¿Como está Mihrimah? ¿Que fue lo que pasó? ¿Fue algo que comió?

— La comida estaba envenenada. — el sultán miró a los ojos de su madre, en ese momento dudaba de todos. — Alguien quiso asesinarla, alguien intentó matar a mi sol y mi luna.

— No puede ser, ¿quien podría atreverse? — la sultana negó, aunque muy dentro de ella, sabía quien era la responsable.

— Dimitry, ¿donde estas? — dijo en un suave susurro Mihrimah, confundiendo al sultan. — Van a matarme hermano.

La mirada del sultan entonces cambió de furia a comprensión, su angel tenia un hermano y ahora  en la agonía de sus sufrimiento lo llamaba para que la protegiera.

Nadie mas podía escuchar los susurros que salian de la boca de la joven, quien aun luchaba por seguir con vida.

— Mi amada sultana, mi tesoro. — el sultan tomó su mano, dejando a todos en silencio al escuchar como la llamaba. — Lucha mi sol y mi luna, se fuerte por ti y por nuestro hijo.

— Hijo, tal vez no fue veneno, tal vez solo la comida estaba en mal estado. — la sultana Hafsa quería quitar de la mente de su hijo esos pensamientos o todos saldrían perjudicados.

— ¿No me escuchaste madre? — el sultan se alteró, levantando la voz. — No eran dulces podridos, ni los postres estaban mal, era veneno, alguien en este palacio trajo veneno y logró meterlo a mis aposentos.

— Deberías alegrarte por no haber comido tu. — Hafsa lo miró.

— ¿Alegrarme? Intentaron matar a mi sultana y a mi hijo, voy a decapitar al responsable, sin importar quien sea. — el la miró con furia, ¿como su madre se había atrevido a decir algo como eso? Como si la vida de Mihrimah no importara.

— Su majestad, la señorita Mihrimah estará bien, solo debemos bajar su fiebre y tendremos que vigilar su estado toda la noche. — la doctora le informó. — Por la mañana estará mejor.

— Bien. — asintió. — Si no te molesta madre, quiero estar solo con Mihrimah.

La sultana asintió, saliendo de los aposentos, dejándolo solo.

— Suleyman. — susurró la joven, aun delirando. — No deje que me lastimen, no deje que le hagan daño a mi hijo, no deje que su madre se acerque a mi.

— Nadie te hará daño mi sol y mi luna, nadie podrá acercarse de nuevo a ti. — el acarició su rostro, con una nueva duda creciendo en su mente, ¿porque Mihrimah le temía a su madre?

Unos toques en la puerta lo interrumpieron, mientras Ibrahim entraba a los aposentos.

— Mi sultan. — hizo una reverencia. — ¿Como está la señorita Mihrimah?

— Mihrimah se recupera con la gracia de Allah. — el sonrió. — La doctora dijo que estará bien por la mañana.

— Gracias a Allah mi señor. — susurró.

— ¿Sabes? Hoy me di cuenta que estoy realmente enamorado de ella Ibrahim, no puedo explicar la impotencia que sentí cuando la vi sufrir. — lo miró. — Dime, ¿has encontrado al traidor?

— Interrogue a cada sospechoso señor y tambien a los que descuidaron sus tareas, todos están en los calabozos en este momento, desde el cocinero hasta la señorita Nigar, la sirvienta que envenenó la comida recibió su castigo. — hizo una pequeña pausa. — Se colgó.

— En ese caso se llevó el secreto a la tumba, no hallaremos al culpable. — lo miró con desconfianza, logrando poner nervioso al hombre. — Ibrahim, voy a decirte algo, si intentas proteger al responsable, debes comprender que lo sabré, no habrá necesidad de ocultármelo.

La duda ya había entrado en la mente del sultán, pues en su mente distintos escenarios surgían, todos con la misma culpable, Hürrem, pues aunque tenía más concubinas, ellas no eran tan inteligentes, ni mucho menos osadas para cometer un acto así.

Estaba molesto, realmente molesto, pues no creía lo que su mente le decía, ¿como era posible que Hürrem, su alegría, le faltara el respeto de esa manera? Había cruzado los límites y aunque estaba seguro que todo había sido obra suya, aun asi, no podia hacerle daño, dentro de el todavía existían pequeñas llamas de amor por ella, por la mujer que le había dado dos hermosos hijos.

A su mente tambien llegó otra idea, tal vez su madre tenía que ver con eso, tal vez por eso Mihrimah estaba tan asustada, tal vez habían sucedido mas cosas de las que el imaginaba en esos meses de su ausencia.

Se dirigió hasta los aposentos de su madre, necesitaba confirmar sus sospechas o realmente se volvería loco en ese lugar, al llegar notó que ella estaba acompañada de Daye y ambas guardaron silencio al verlo entrar.

— Dime hijo, ¿como está Mihrimah ahora? — la sultana preguntó fingiendo preocupación.

— Daye sal de aqui porfavor. —ordenó sin mirarla.

— ¿Que ocurre hijo? — preguntó la mujer cuando ambos se quedaron solos.

— Solo lo diré una vez. — la miró fijamente. — Vigila a esa mujer y que no de un paso en falso.

— ¿Que mujer? No comprendo lo que dices. — ella lo miró.

— Hablo de Hürrem, la mujer que ordenó colocar veneno en la comida de mi sol y de mi hijo. — susurró molesto. — Que tenga cuidado o yo mismo seré quien la mate, sin importar que sea la madre de mi principe.

La mujer solo cerró los ojos molesta viendo a su hijo partir, habían cometido errores, demasiados en tan poco tiempo y le aterraba que su hijo descubriera los planes que habían tenido porque entonces solo Allah podría salvarlas de la ira del sultan.



~~"Ha sido una noche larga, el sol no ha querido salir, la oscuridad me sigue castigando y llenando de miedo, oh mi amada luna, deseo ver los rayos de sol iluminar nuevamente tu rostro y que una sonrisa sea lo que mis ojos vean a tu despertar."~~

¡Gracias por leer!❤


Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now