Capitulo 35

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— Allah me ha iluminado esta mañana, dándome con ello el nombre perfecto para esta niña. — susurró la sultana Hafsa, cargando a la pequeña sultana. — Tu nombre será Mahpeyker, la niña con la belleza de la luna en su rostro.

Mihrimah se acercó a ella con un amuleto en las manos, dándole una sonrisa llena de soberbia, mostrándole que ella había ganado esta vez.

— Que Allah la proteja de las malas vibras. — sonrió, haciendo a la mujer enojar.

— Largo que aquí vibora ponzoñosa. — Neylan respondió, tirando el amuleto al suelo.

— Neylan, basta. — la sultana Hafsa la miró de mala manera.

— Sultana, el sultán desea verla. — Gul agha informó a Mihrimah.

— Ve Mihrimah. — Hafsa asintió, dejando a la joven irse.

— Su majestad. — la joven pelirroja hizo una reverencia al llegar a los aposentos del sultan.

— ¿Que ocurre Mihrimah? — el la miró confundido, creyó que al fin habia arreglado todo con ella.

— Se que Hürrem está embarazada, enhorabuena su majestad. — ella lo miró, haciendo que la comprensión llegara a los ojos del sultán.

— Creo que ya no podemos retrasar mas esta conversación. — Suleyman asintió. — Debemos hablar de todo esto.

— Me parece que es lo mejor. — ella asintió.

— Te amo Mihrimah. — el se sinceró. — Te amo mas que a nadie en el mundo.

— ¿Y es por eso que ha recibido a Hürrem en sus aposentos? Al igual que como recibió a Sadika y Mahidevran. — ella reclamó, sintiendo al fin la ira llenarla. — No puede decirme que me ama y después acostarse con otras mujeres. 

— Mihrimah, conoces las costumbres, pero yo te amo, eso nada puede cambiarlo. — el acarició su rostro.

— ¡Entonces, ¿por que me lastima tanto?! — Mihrimah le gritó, sintiendo al fin su furia estallar. — ¿Por que se empeña en mancillar mi corazón y pisotearlo? ¿Por que me destroza de esta manera?

— Mihrimah esto es un harén, mis sentimientos por ti no tienen nada que ver. — el sultan la miró. — El hecho de que te ame no puede cambiar eso.

— No me ama, no tiene sentimientos por mi. — ella negó, secando sus lágrimas. — Si me amara, jamas me habría lastimado como lo hizo.

— ¿Como puedes pensar que no te amo? He hecho todo por ti, cumplí tus caprichos, deje que nombraras a nuestros hijos, he roto mas reglas que cualquier persona en el harén por ti. — el la miró. — Yo te he dado todo, hasta lo imposible.

— Y aun así no puede hacer lo único que deseo, amarme solo a mi. — ella lo miró fijamente, con absoluta decepción. — Le di 3 hijos hermosos y será lo único que voy a darle, no tendrá mi amor jamas, porque usted me rompió, usted me destrozó el alma, usted me mató.

— Mihrimah. — el susurró con un semblante de confusión en su rostro, tratando de acercarse y acariciar la mejilla de la mujer.

— Dejeme libre. — ella lo miró. — Si me ama realmente, deme mi libertad, deje que me vaya al palacio de Edirne, deje que lleve a mis hijos conmigo.

— No vas a irte a ningun lado y mucho menos te llevaras a mis hijos. — el la miró fijamente.

— ¿Tengo que suplicarle entonces? ¿tengo que rogarle que no me lastime mas? — ella lo miró. — ¿Por que no puede simplemente dejarme ir? ¿Por que quiere seguir lastimandome de esta forma? ¿Acaso hice algo malo o es algun castigo de su parte? Quiero ser feliz, quiero dejar de sentir que mi corazón se desgarra cada vez que pienso en el amor que siento por usted.

— Bien, si eso es lo que quieres, mañana mismo partiras a Edirne, ordenaré que alguno de tus hermanos te lleve y se quede a protegerte. — el acarició su mejilla, limpiando sus lágrimas. — Eres libre Mihrimah, hoy te libero, pero no puedes llevarte a mis príncipes, solo te llevaras a Şahnaz.

— No puede hacerme esto, Selim y Mehmed me necesitan, Cihangir también, son mis hijos, necesitan a su madre. — ella lo miró.

— Son príncipes y deben permanecer en el palacio. — el la miró fijamente. — Podrás verlos cuando desees, pero se quedaran aquí, ese es el precio por tu libertad.

— ¿Queria destruirme cierto? — ella lo miró. — Lo ha logrado, me ha hecho cenizas, dice amarme, pero no hace mas que lastimarme cada que tiene una oportunidad.

— Partirás mañana mismo Mihrimah, ahora eres una mujer libre. — el la miró, mostrando en sus ojos una barrera de indiferencia.

— Bien, pero le juro que lo mataré con mis propias manos si alguien le hace daño a alguno de mis hijos. — ella lo miró a los ojos, secando sus lágrimas. — Lo destrozaré si alguien los toca siquiera.

— Ve a tus aposentos Mihrimah. — ordenó. 

La pelirroja asintió, haciendo una reverencia, antes de irse al fin, todo había acabado, todo habia terminado al fin, ahora era libre, ya nada mas allá de sus hijos la unía al sultan.

De pronto vio a unas criadas salir apresuradamente de los aposentos de la sultana Hatice y entró preocupada a ellos, encontrándose con Daye dentro y a Hatice desmayada, siendo atendida por la doctora.

— ¿Que ocurre Daye? — preguntó.

— Sultana, la sultana Hatice tomó un veneno poderoso, Gülfem la encontró. — ella señaló.

— ¿Como está la sultana? — exigió saber a la doctora.

— Ella está bien sultana, despertará en cualquier momento. — indicó la mujer, mirándola con preocupación, mientras Mihrimah le daba una bolsa con monedas y la conducía a afuera.

— ¿Que ocurre? — preguntó la pelirroja.

— La sultana Hatice está embarazada sultana, no sabemos si esto pudo afectar al bebe. — ella explicó.

— Que nadie sepa lo que ocurrió y mucho menos lo que acabas de decirme ¿quedó claro? — ella la miró, mientras la mujer asentía. — Nadie, ni siquiera la madre sultana.

— Como ordene sultana. — la mujer se retiró, mientras Mihrimah volvía a entrar.

— Daye, consiguele un té a la sultana y que Sheker le prepare algo ligero, necesita comer. — ordenó. — Nadie puede saber esto ¿entendido?

La pelirroja observó a ambas mujeres de forma amenazante, haciendo que ellas asintieran de acuerdo.

— Bien, Gülfem, dejame a solas con la sultana. — ordenó, viendo a ambas mujeres salir. — Oh Hatice, ¿en que problema te has metido?




¡Gracias por leer!❤

A mi Mihrimah le queda mucho por sufrir aun :(

Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now