Capitulo 30

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Fecha: 26 de septiembre de 1523

Habían pasado ya algunos meses en los que el sultan se encontraba en campaña, el vientre de Mihrimah ya se había dejado ver al fin, pues la joven contaba ya con 5 meses de embarazo, mismos que se había pasado molesta, hablándole mal del sultan a su bebe en su vientre.

Firuze por su parte, se paseaba por todo el harén con una sonrisa, diciéndose a si misma y a todos que esta vez ella tendría un príncipe, que pronto seria una sultana y Mihrimah no lo dudaba, pues su vientre de 8 meses indicaba que pronto nacería su bebe.

— Mihrimah esperemos que des a luz a un príncipe. — susurró Hatice con una sonrisa, ambas se encontraban en los aposentos de la pelirroja. — Que sea igual a su padre, fuerte y poderoso.

— Allah mediante deseo que no sea así. — ella negó con una mueca, sacándole una sonrisa a la sultana.

— ¿Ya escuchaste príncipe? Debes parecerte a tu padre. — la sultana Hatice susurró sobre su vientre. — A tu madre le encantaría eso.

— Oh, te lo juro que como te parezcas a ese hombre infiel, tendremos problemas. — ella tambien susurró a su vientre. — No quiero ni siquiera que saques nada de el, tu tienes que ser lindo, inteligente y fiel, tal como yo lo soy, incluso podría perdonarte que te parecieras a uno de mis hermanos, pero a el jamas.

— Mihrimah, ¿estas amenazando a tu hijo? — se burló.

— No, le advierto que tendremos problemas si eso sucede. — ella sonrió divertida. — Así sea un principe o una sultana, debe parecerse a mi esta vez.

— No es una competencia. — rió Hatice.

— Verá que si es una cuando tenga a sus hijos y todos se parezcan a su padre. — Mihrimah también rió.

— No creo que eso suceda jamas Mihrimah. — ella negó, cambiando su semblante a uno mas decaído.

— La sultana mas hermosa del palacio. — Gul agha llegó hasta los aposentos de la pelirroja, haciendo una reverencia. — Oh, lamento interrumpirlas sultanas, sultana Hatice.

El agha hizo nuevamente otra reverencia, mirandola apenado.

— Me pondré celosa si solo la llamas hermosa a ella. — sonrió Hatice de forma divertida.

— Sultana, usted es preciosa. — Gul agha sonrió. — He traído unos postres que Sheker envió para usted, dijo que son aun mas deliciosos que los que le gustan y que los hizo con arandanos, especialmente para usted.

— Gracias Gul agha, dile a Sheker que estoy muy agradecida. — Mihrimah sonrió agradecida.

— He hecho que dos mujeres los prueben antes de traerlos ante usted sultana. — susurró el agha. — No queremos correr ningun riesgo.

— Mihrimah debe estar agradecida por tenerte a su servicio Gul agha. — ella le sonrió.

— Yo soy quien está agradecido de ver su bello rostro a diario. — respondió el, mientras hacia una reverencia y se iba.

— Está sonriendo mucho estos días, la veo muy feliz, su rostro luce alegre. — Mihrimah la miró entrecerrando los ojos. — ¿Hay algo que quiera contarme?

— En realidad lo hay. — sonrió, comenzando a hablar aun mas bajo. — He estado enviandome cartas con alguien y creo que estoy enamorada.

— Nuray, ¿por que no traes algo de tomar para la sultana? — preguntó Mihrimah con una sonrisa, mientras la joven asentía y salía. — ¿Lo cree?

— Me siento diferente sin duda alguna cada vez que leo las cartas. — ella sonrió apenada. — Es una sensación extraña, nunca antes me había sentido así.

— Asumo que no hablamos de Ibrahim, ¿cierto? — ella la miró con una sonrisa.

— No. — admitió, sonriendo totalmente avergonzada.

— Espero que sea un buen hombre entonces. — la pelirroja sonrió, tomando su mano. — Espero que sea alguien que realmente la merezca Hatice, usted es la mujer mas noble y amable que he conocido, no merece menos.

— Creo que lo es Mihrimah. — ella asintió.

Su conversación se vió interrumpida cuando el alboroto se escuchó afuera de los aposentos, mientras Nuray entraba.

— Sultanas. — reverenció. — Ha ocurrido un accidente, la sultana Firuze se ha caído de las escaleras y está dando a luz.

— Allah mediante la proteja a ella y a su bebe. — susurró Hatice preocupada, mientras Mihrimah solo miraba a Nuray con los ojos entrecerrados. — Debemos ir a ver como se encuentra o pensaran que tu fuiste quien le hizo daño Mihrimah.

— Tiene razón sultana, Nuray cuida de Mehmed. — ordenó sin quitar la vista de encima de la mujer, quien asintió. — Nadie puede acercarsele, ni tocarlo siquiera.

— Como ordene sultana. — asintió.

Hatice y Mihrimah salieron de los aposentos preocupadas, dirigiéndose hasta los de Firuze, encontrándose con todas las sultanas afuera de ellos.

— Serpiente, seguro tuviste algo que ver con esto. — la acusó Mahidevran al verla.

— No tuve nada que ver Mahidevran, estaba en mis aposentos. — Mihrimah cerró los ojos fastidiada.

— ¿Como te atreves a presentarte aquí sinvergüenza? — la sultana madre la miró molesta. — Todas aquí conocemos tus intenciones y espero por Allah que no hayas tenido nada que ver con esto o sufrirás las consecuencias.

La pelirroja las miró con molestia, mientras rogaba a Allah que el bebe se salvara, la madre no le importaba, pero el bebe era inocente, no tenia ningun pecado.

— Madre, dejala en paz, Mihrimah estaba conmigo, ella no hizo nada. — Hatice la miró molesta, haciendo que la sultana la mirara ofendida.

— ¿Desde cuando estas de su lado? — preguntó con una mueca de molestia.

— Es la esposa de nuestro sultan y madre de un principe, merece respeto. — Hatice las observó a todas, quienes solo voltearon los ojos molestas.

Los gritos de dolor en los aposentos de Firuze cesaron, dejando un silencio ensordecedor en el lugar, hasta que un llanto llenó el lugar.



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Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Où les histoires vivent. Découvrez maintenant