Capitulo 22 (definitivo)

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— Suleyman, creo que sería mejor si ellos me conocieran cuando regresen de la campaña de Rodas, se que traeran el triunfo y se sentirán menos desconfiados. — Mihrimah llevaba cerca de dos horas dando excusas al sultan del porque creía que no debía presentarle a los paşas aun.

— Mihrimah, ¿que ocurre? — preguntó el sultan directamente.

— Creo que quizá pueden sentirse inconformes al conocerme, se bien que sus costumbres son diferentes, así que considero que es mejor que esperemos el triunfo antes de hacer las presentaciones. — ella lo miró. — Imagina que tu ejercito falla, no pienso quedar como la culpable del fracaso por haber dado la idea.

Suleyman la miró con una sonrisa de absoluta diversion en sus labios, pensando en lo particularmente sincera  que era Mihrimah.

— ¿Crees que mi ejercito va a fallar? — el abrazó la cintura de la joven.

— Siempre hay una posibilidad. — ella asintió. — Ademas, si fallan diran que fue porque siguió el consejo de una mujer.

— Le cortaría la cabeza a cualquiera que intentase discutir tu gran inteligencia. — el sonrió, intentando besarla, pero justo cuando iba a hacerlo, Mehmed comenzó a llorar.

— Si que es un niño consentido. — susurró el sultan tomándolo en brazos. — ¿Que ocurre Mehmed?

— Tal vez está molesto porque lo recostó en la cama donde me fue infiel cuando yo lo daba a luz. — ella mostró una sonrisa con todos sus dientes, recordándole que no iba a olvidarlo, mientras Suleyman solo soltaba un suspiro de cansancio, entregando el bebe a su madre. — ¿Que pasa amor mio? ¿Estas molesto con tu padre?

El pequeño pareció calmarse al escuchar la voz de su madre, pues rápidamente dejó de llorar, haciéndola sonreír.

— Justo lo que creía, el tampoco lo ha perdonado. — la pelirroja sonrió.

— Mihrimah. — susurró con una sonrisa. — Al parecer los hijos de Suleyman paşa tampoco podrán presentarse hoy.

— ¿Porque? — ella preguntó curiosa.

— Voy a reunirme con el consejo para hablar sobre Rodas, hablaré con Nazu Efendi también, necesitamos buenos barcos. — el la miró. — ¿Tienes alguna sugerencia sobre eso?

— Aunque le extrañe, lo mas que conozco sobre los barcos es como mi familia y yo naufragamos en uno. — ella sonrió, haciendo reír al sultán.

— Eres mi alegría Mihrimah. — el sultán besó su frente, haciendola sonreír.

— Me alegro que mis desgracias le produzcan alegría. — ella soltó con burla, haciéndolo reír aun mas. — Fingiré que eso no me ofende.

— Debo ir al consejo. — el la miró. — Permanezcan aquí si quieres.

— ¿Y sentirme la única dueña de los aposentos de nuestro sultan? — ella sonrió.

— Eres la única dueña. — el la miró.

— La sonrisa arrogante de Firuze no me dice lo mismo. — ella lo miró. — No crea que lo olvidaré tan fácil.

— Imaginaba que así seria, puedo decir que no esperaba menos. — el la miró, sacando un precioso anillo verde del cajón. — Lo hice para entregárselo a la mujer que iluminara mis días y esa mujer eres tu, Mihrimah, se que lo he repetido demasiadas veces, pero tu eres todo para mi, eres la mujer mas importante en mi vida, mi guía, mi sol y mi luna, la sultana que mas amo.

Dynasty ||•Sultan Suleyman•||Where stories live. Discover now